༺Final༻

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4 años habían pasado y los mellizos habían crecido.

James tenía la valentía de Harry y el lado Sytherin de Draco mientras que Scorpius tenía la timidez de Harry y la elegancia e inteligencia de Draco.

Con 5 años ambos eran un torbellino de energía que difícilmente terminaba cansado por ello durante las noches a ambos les gustaba escuchar como la voz tranquila de Draco les contaba cualquier cuento de los hermosos libros que su amada tía Hermione les traía cada cierto tiempo.

Pero la noche de hoy los mellizos Malfoy-Potter no querían escuchar ningún cuento que su querido Dragón pudiera decirles.

Ellos querían saber específicamente cosas que en su jardín de niños (al que asistían por las tardes cuando sus padres se ocupaban) los niños sabían.

-¿Cómo fue su historia de amor?.-Pregunto tímidamente Scorpius recostado en su camita individual pegada a la pared encantada.

James por otro lado se levantó de su cama y empezó a brincar sobre la misma.

-Yo quiero saber la historia de papi, ¡muchos me dicen que hizo cosas increíbles!.

-No brinques en la cama James.-Regaño Harry con un tono tranquilo.

Harry entró a la habitación lentamente con cuidado por la pancita pequeña que poseía, la pequeña Lyra apenas tenía 6 meses y ya tenía bastante celoso a James quien pensaba que su reinado en el centro de atención iba a terminar.

Apenas se enteraron sus papás que un nuevo bebé vendría y todo el mundo ya estaba alborotado y aún más se resintió el cambio cuando se enteraron que esa cosa roba atenciones y mimos era una niña.

El abuelo Lucius le había comprado medio mundo de cosas a la nueva integrante de la familia y a él apenas y le había regalado dulces.

Lo que más le molestaba era que al parecer Scorpius también estaba encantado como todos con la noticia de una hermana y eso no era justo, ellos siempre estaban de acuerdo con todo lo que hacían juntos.

Pero tampoco le sorprendía mucho Scorpius siempre fue el más dulce y entendido de los dos, la rebeldía solo le llegaba cuando Albus Weasley llegaba con sus bromas de mal gusto, había notado que siempre lo pedía con ojitos de cordero degollado.

Ahora que James recordaba eso, Teddy y el tenían una venganza que cobrar por la vez que Albus Weasley les lanzó un bicho raro del suelo.

Había llorado del susto y se había aferrado tanto a Teddy que cuando se separó le dio una vergüenza horrible, él era un Malfoy-Potter, un alfa que no se asustaba con un asqueroso ciempiés bobo.

Teddy solo se había asustado por el grito chillón que James había lanzado lleno de pánico, tenía 9 años no se iba a asustar tan fácil.

Scorpius por otro lado se hizo a un lado para que Harry pudiera sentarse.

-Bueno, respondiendo a tu pregunta James, tu padre más bien fue un cabeza hueca que con 11 años le gustaba poner su...persona en constante peligro.-Comento Draco yendo a sentarse a un lado de James quien tímidamente se acurruco a un lado del calor de su papá.

-Eso no es verdad.-Se quejó Harry acariciando suavemente los rubios cabellos de Scorpius.-Exageras.-Sentenció Harry rodando los ojos.

Draco arqueó una ceja.

-Creo que pelearte en el primer año contra un perro de tres cabezas y pasar las pruebas que específicamente se diseñaron para aniquilar a quien quisiera robar la dichosa piedra filosofal no es algo que a cualquier persona le guste hacer y tampoco creo que sea exagerado.

•°100 𝑅𝑎𝑧𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑃𝑎𝑟𝑎 𝐴𝑏𝑟𝑖𝑟 𝐿𝑜𝑠 𝑂𝑗𝑜𝑠•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora