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20 de noviembre  de 2000

Harry Potter.

El simple hecho de estar sobre una camilla con el amor de tu vida sosteniendo tu mano, viendo a todos llorar emotivos por la llegada de un nuevo ser que será tuyo.

Tu lo hiciste, con amor lo guardaste hasta que estuvo listo durante 9 meses.

Y ahora saldrá de ti listo para conocerte, para amarte...para hacerte feliz, para hacerte sentir orgulloso.

El sentimiento de curiosidad y al mismo tiempo el sentimiento de paternidad que se instala en tu pecho es indescriptible.

Quiero saber de qué color serán sus ojitos, como será su piel, su personalidad, como me llamara, si me admirara tanto como yo a él, quiero tenerlo ya en mis brazos para llenarlo de besos, de abrazos.

Darle lo mejor de mi, lo que nunca pude tener.

El amor de una familia, el calor de un abrazo, las palabras de aliento cuando más las necesite, ser su apoyo, ser mi pilar, su mejor amigo.

Quiero verlo crecer, quiero simplemente... amarlo hasta la muerte.

El tiempo de que Hermione y los Weasley salieran del quirófano llegó, que Draco me miraba con admiración fue lo suficiente para que sonriera.

-Estamos aquí ya.-Murmuré incredulamente.

-Lo sé...lo sé Harry lo sé.-Aclaró Draco emocionado.

En ese momento un medimago se dio la vuelta para verme.

-Señor Malfoy, lo vamos a entubar y con esta mascarilla usted va a respirar mejor, en el suero que previamente le colocamos vamos a aplicarle una sustancia que lo mantendrá dormido hasta que retiremos la máscara, así que queremos saber si quiere despertar inmediatamente el bebé nazca o después de coserlo y llevarlo a cuarto de reposo.

No tuve que pensarlo dos veces.

-Inmediatamente nazca.

El medimago asintió lentamente.

-Solo quiero avisarle que en ese momento usted va a sentir el ardor y dolor de la cesaría y no va a estar tan cuerdo... lo más recomendable es después.-Agrego el.

-Es mejor cuando estés más tranquilo Harry, no quiero que sufras.-Aclaró Draco dándole un apretón a mi mano.

Contuve un suspiro...si tal vez podía esperar una hora más, después de todo ya había esperado 9 meses de mi vida.

-Bueno.-Dije no muy convencido.

El medimago miró a Draco.

-Bueno, existe otro método que es meter una jeringa que lo va a adormecer de pecho hacia abajo pero tendría que inclinarse y con el vientre en ese estado no creo que pueda inclinarse lo suficiente.

Seguramente los ojos se me iluminaron.

-Puedo intentarlo.-Asegure sin molestarme para ocultar la emoción en mi voz.

Al final de todo Draco tuvo que ayudarme empujando mi espalda para que el medimago pudiera inyectarme la anestesia y después de tomarme una poción para resistir todo el proceso.

Era raro porque yo no estaba viendo nada ya que tenía una pequeña cortina que cubría mi vista y realmente no sentía nada.

Solo podía ver la cara pálida de Draco mirar con sumo detalle cada movimiento.

Tanto era el silencio que era llenado con el monitor de mis signos vitales que el sueño comenzó a ganarme.

Para alejarlo empecé a divagar por mi mente.

•°100 𝑅𝑎𝑧𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑃𝑎𝑟𝑎 𝐴𝑏𝑟𝑖𝑟 𝐿𝑜𝑠 𝑂𝑗𝑜𝑠•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora