Ruedo sobre la cama, aburrida y con miles de preguntas que no tienen respuestas. De vez en cuando siento un ligero dolor en la cabeza y cuando quiero recordar alguna cosa de anoche o de como llegué aquí, simplemente todo es borroso y no obtengo respuesta.
Escucho la puerta sonar, seguramente es Kyler. No quiero ni mirarlo después de obligarme a arrodillarme frente a él. No tengo muchas opciones ahora, pero tengo que reconsiderar el intentar obtener más confianza con Kyler y así poderme ir.
—Abre la puerta. —Escucho su voz gruesa, exige que le abra la puerta lo cual no pienso hacer.
Me mantuve todo el día encerrada, sin abrir a nadie ni responder, no pienso hacerlo ahora. Tomé una ducha luego de haberle dado una bofetada, me vestí con las prendas que encontré en el armario y traté de buscar alguna distracción en esta habitación.
—No vas a dormir conmigo, Kyler. —No de nuevo. No pienso abrir los ojos y tener que verlo como ese día en el que llegaron casi muriéndose.
Dejé de escuchar ruido fuera de la habitación, supongo que se fue. Me levanto de la cama y camino hacia la puerta para parar la oreja, coloco mi mano sobre la madera blanca pero inmediatamente es abierta, me sobresalto al no esperar que sucediera.
Sus ojos se fijan en mi, veo que tiene unas llaves en sus manos.
Ugh, maldito.
Lo escaneo rápidamente con la mirada, tiene el cabello húmedo cayendo sobre su frente en hondas, una camiseta blanca manga larga semi ceñida a su torso, un pantalón gris a su cadera y tiene su otra mano sosteniendo un libro.
Su mirada me recorre haciéndome sentir como si pudiese ver a través de mi. Me cruzo de brazos.
—¿No te enseñaron que tienes que esperar el "pase" antes de entrar?
—Si estas secuestrada esas palabras no tienen validez, puedo entrar cuando se me plazca. —Cierra la puerta detrás de él y camina hacia mi.
—Vete de aquí.
—No.
—Entonces, seré quién se vaya. —Paso por su lado dispuesta a irme pero me lo impide cuando su mano sostiene mi muñeca.
—No.
Tira de mi hasta que caigo sentada sobre la orilla de la cama. Aprieto la mandíbula, lo miro mal.
—¿Que es lo que quieres? ¿A qué demonios juegas?
Deja el libro en mi regazo y lo veo ir a acostarse al filo de la cama, con su torso reclinado sobre la cabecera, lleva sus brazos bajo su cabeza y cierra los ojos.
—Lee.
—¿Qué?
—Pagina 10, lee.
—¿No quieres un café o un masaje también? No pienso leerte nada.
Dejo el libro a un lado y me levanto de la cama.
—¿Me has visto con cara de profesora de literatura? Tienes ojos y sabes leer, léete solo. —Me dejo caer sobre el sofá e intento ignorar su presencia. Pero tan pronto como escucho la cama sonar él está frente a mí, inclinado con sus manos rozando a cada lado de mis muslos. Su rostro a solo centímetros del mío.
—O lees, o voy a obligarte a rezarme de rodillas. —Susurró, seguro de sí. Su aliento mentolado golpea mi rostro, gruño. —¿Si sabes que tus iris son lo más perfecto que he visto?
—Olvídate de verme nuevamente de rodillas. —Hago a un lado uno de sus brazos ignorando su otro comentario y salgo de ese espacio, camino hacia el libro, me tomo unos segundos en ver la portada.
Los juegos del hambre.
—¿Es enserio?
—El mundo de la protagonista fue invadido por múltiples intrusos los cuales ella no conoce más allá de ellos, solo su fisico, ellos tienen una misión, alguno posiblemente obsesionado por ella, pero ninguno, ninguno de ellos siente "amor" por ella, por que están enfermos, ellos no saben amar.
—No quiero leer esto.
—Y un día, esos múltiples intrusos hicieron un acuerdo, el primero ganaba. Que empiecen los juegos del hambre.
—Si ya sabes lo que sucede.. ¿Por que quieres que lo lea para ti?
—Por el final del libro.
—¿El final?
—La hoja que tenía el final, no está bajo mi poder, leeré hasta saber cuál de ellos ganó.
—¿Como pretendes saberlo?
—Todo libro tiene pistas, si no lo entiendes vuelve a leerlo, léelo. —Levanto la vista hasta él recostado nuevamente sobre la cama. Me acerco un poco y me siento a la otra orilla de la cama, veo lo viejo y desgastado que es el libro, voy a la página que mencionó y empiezo a leer.
***
—¿Donde voy a dormir ahora? —Susurro dejando el libro en la mesa de noche, leí para él muchas páginas y estoy cansada.
—Sage. ¿Puedes dejar de ser ruidosa?
—No. ¿Acaso no tienes que ver a la mujer de la tarde? Puedo adivinar que es algo tuyo y que está aquí aún.
Al terminar de hablar, veo que sus ojos se abren, me mira y lentamente se levanta para acercarse un poco a mi. —¿Celosa?
—Claro que no, solo lo decía para que te vayas. —Desvio la mirada de él y camino hacia la puerta, la abro y la mantengo para que él salga. —Sal de aquí.
Él se quedó en la misma posición, giró su rostro con una sonrisa y se levantó, camina hacia mi sin mirarme, juega con sus anillos por unos segundos.
Me hago a un lado de la puerta para que salga, antes de hacerlo se detiene frente a mí, sostiene mi mentón con su pulgar apretando una de mis mejillas, su índice y medio aprieta mi otra mejilla, me obliga a mirarlo.
—No es nada personal, pero ese libro describe perfectamente tú vida, tú mundo y a los múltiples intrusos.
Me acerca a él y pega sus labios a los míos por unos segundos pero logro alejarlo a tiempo.
—Que tengas linda noche, fierecilla.
Y sin más, desaparece de mi vista, me quedé absolutamente confundida. Pero sé que quiere decirme algo con esas palabras.
Regreso a la cama, me acuesto mirando el libro, no me atrevo a volver a leerlo.
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KYLER. [AKDR #2]. ©
Mystery / ThrillerEl renacer de la princesa. COPYRIGHT © 2020 Evadne Reed. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio o procedimiento, tampoco se acepta copiar palabras o frases de este libro, sé original y creativ...