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Veo de reojo a Alexay, no pudo terminar su oración al ser interrumpido por el barman. Recibo la bebida y solo tomo un sorbo.

—Como te decía, London es una hermosa ciudad, digna de visitar, pero por las noches es muy peligroso, más para una dama tan... Bella, como tú. —Sonrío bebiendo más.

Creo que.. ya lo tengo.

Veo su reloj y emito un sonido de sorpresa fingida. —Oh, ya es tardísimo, debo irme.

—Tranquila, yo te llevo. No hay apuro. —Sonríe despreocupadamente. —Supongo que no tienes molestia en acompañarme, ¿verdad?

—Dile que no, que debes irte, no pierdas tiempo con...

—Por su puesto, solo si me platicas más de ti, te puedo tutear, ¿Verdad? —Estiro una de mis comisuras.

—Por su puesto. —Levanta su copa, y gesticula con sus labios un "Salud" —¿Qué quieres saber? Soy divorciado, este hotel podría ser mio si así lo quiero, solo que no hay con quién compartirlo. ¿No crees?

Emito una leve risa.

—Claro, afortunada será la mujer que tenga el gusto de acompañarlo. —Sostengo mi bebida e intento no tomarla de un tiro para acabar con esto. —¿Tiene hijos? ¿Hijo..? ¿Hija...?

—Dos.

—Suficiente, sácalo de ahí, Sage. ¡Van por él! —Demonios, Kyler solo logra llenarme más de nervios.

Mi rostro refleja la inmensa sorpresa por su revelación. ¿Dos hijos? ¿¡Dos?! ¡¿Otro aparte de Alexer?!

—Supongo que son niño y niña.. —Sonrio inocentemente. —¿Que edad tienen? Me agradan los niños.

—Uno tenía 19 años, lamentablemente está muerto. —Aquello martillo mi corazón, como si hubiese tocado la herida, él dolía, su muerte dolía.

Peor por qué yo quería provocarla después de todo.

—Y Aliyah, tiene 17 años. —Le resta importancia. —Cuentame de ti, ¿Cuantos años tienes?

—25...

—25. —Repito lo dicho por Kyler. —No tengo hijos.

De pronto siento que la señal se corta, se escuchan sonidos extraños en el aparato en mi oído.

Veo a mi alrededor, al parecer no somos los únicos, aprovecho a que Kyler no puede oírme.

—¿Por qué dijiste que uno de tus hijos tenía....

—Por que mi hijo, está muerto.

Está. Muerto.

Su padre me lo acaba de confirmar.

Alexay se levanta, sus ojos azules con las pupilas casi dilatadas me observan.

—Te llevo a tu casa. —Parece tranquilo, que pensará, seguro todo esto es por él, lo vienen a matar, no puedo dejar que se adelanten, aunque me gustaría saber por qué quieren matarlo, debió faltar a alguna regla.

Me levanto y voy con él, coloca su brazo a mi vista para que lo tome, realizo la acción, Alexay deja unos billetes sobre la barra y sale conmigo a su lado.

Algunas miradas se posan en mi, tal vez nunca me vieron y por ello su atención, sus miradas me causan escalofríos.

A la salida encuentro a Kyler en el auto, mirándome desde allí, enciende el auto, me obligo a desviar la mirada para que Alexay no lo vea, continuamos hasta que un auto se aparca frente a nosotros.

Comprendo al instante que es su auto, algo dudosa subo al auto, él va al piloto y no tarda en encender el auto.

—Te sacó por qué cree que el blanco es otra persona y no quería que presenciaras eso, o está urgido en acostarse contigo. —Escucho que Kyler va manejando, veo a través del espejo un auto seguirnos, a la vez que otros autos salen de diferentes calles.

Ya empezó.

Comento la dirección, él parece haber notado que nos siguen, sin embargo no hace nada, sigue las calles hasta que llegamos al edificio en la calle más muerta que he visto, ambos bajamos, no espero a que él me ayude, no me interesa ver que intenta ser caballeroso.

—Sana y salva. —Sonríe, su mirada es penetrante, sin dudarlo le sonrío también.

—¿Puedo invitarte a pasar? Me has traído, es lo mínimo, aparte tenemos una conversación pendiente.

Parece dudarlo, pero accede a mi invitación, ambos subimos al ascensor del edificio, el departamento está en el piso 4, por suerte no hay absolutamente nadie en recepción, este es como un edificio en abandono.

Aunque para pisarlo hay que pagarle al dueño.

Alexay entra detrás de mi, enciendo la luz y veo tal cual como Danielle y Darwin tenían que seguir el plan.

—¿Vino? El vino tabernero es mi favorito. —Me encamino a la pequeña cocina, lo veo observar el lugar.

—Si claro. —Me da una mirada, todavía no he visto algún sobrepaso de su parte, no me ha tocado ni siquiera intentó ligar más allá de persuadirme.

Es momento de... Ya debo apresurarme, estoy segura de que vendrán, no puedo fallar ni demorar.

Coloco las dos copas, le doy la espalda mientras tarareo una melodía que escuché cuando era niña.

Abro el pequeño envase que llevo por collar y dejo caer el líquido en la copa de la derecha, me apresuro a abrir el vino que nunca en mi vida había probado, pero Darwin dijo que tenía buen sabor.

—¿Me prestas tu baño? —Lo escucho preguntar con un tono de voz grueso.

—Claro, está al fondo del pasillo. —Siento mis nervios querer hacerme fallar, veo por sobre mi hombro, echo el vino en ambas copas, la mía por la mitad y la de Alexay un poco menos.

Ya tiene la Atropa Belladonna líquida en la bebida, por suerte los guantes de vestir combinan con la ropa y no dejaría mis huellas en todo caso.

A los minutos lo veo aparecer, ya he tomado poco más de mi copa, él se sienta a mi lado, levanto ambas copas y le entrego la suya, la misma que tiene el veneno.

—Brindemos. —Le entrego la copa y levanto la mía.

—Por ti y el habernos conocido está noche. —Ambos sonreímos, chocamos copas y cuando estuvo por vaciar el líquido, su móvil sonó.

Mierda.

Dejo su bebida en la mesita, disculpándose con la mirada, los siguientes segundos me alertó el echo de que su mirada se hizo más oscura y penetrante.

Ya falle, lo sabe, va a matarme.

Intento controlar los nervios.

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KYLER. [AKDR #2]. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora