57.

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No me contuve al delatar a Aider, quería verlo morir no solo por qué no hizo nada al saber que Vienna era abusada por su padre, si no también por qué dejó que me golpeen, que intenten matarme.

—Informes. —Dage le exige con la mirada, de algún modo Aider pierde un poco su valentía, Dage puede ser demasiado intimidante.

—En la cúpula hay 5 hombres al poder, solo una mujer, entre ellos, Solan...

—No la nombres así, es un insulto a mi madre. —Gruñe en respuesta, Aider traga grueso y prosigue.

—Caroline heredó de su marido una parte y forma parte de la cúpula, al sonar la alarma de que los verdaderos dueños volvieron no tardarán en juntarse para destruirlos.

Dage suelta una carcajada.

—Ya me encargué de eso. ¿Olvidas con quién hablas?

Me quedo en silencio escuchando su conversación, quiero que suelten todo, para enterarme.

—¿Algo más?

—Regina se hizo pasar por Vanessa para ver a Kyler y decirle que Sage está muerta, la prueba de ello fue el anillo que le dió, Alexer debe estar muerto, el imbécil cayó en la trampa y Dar...

—Suficiente. —Su padre está completamente estupefacto ante lo dicho.

—Él mandó a matar a Darwin. —Señalo al padre de Aider, con la mirada busco algún objeto que pueda ayudarme a matarlo, pero no consigo encontrar algo por la repentina ansiedad que siento.

No soy capaz de controlar mis emociones, ni mucho menos lo que hago ahora, el padre sabe que no puede golpearme, por qué Dage lo mataría, eso teme.

Por ello, me encuentro quitando la navaja sin filo de la garganta de los tipos qué mató Dage, me acerco sin escuchar las palabras de mi hermano.

El señor retrocede, me ve como si fuese el maldito demonio.

Estoy fuera de mi, si pudiese verme no me reconocería, mi sangre arde pidiendo sangre, su sangre.

—Vas a pagar por lo que me hiciste, por lo que le hiciste a Vienna, y todas las mujeres que pasaron por aquí. —Aprieto cada vez más mi agarre en la navaja filosa, de solo pensar que Kyler cree que estoy muerta se me hace un nudo en la garganta.

—Él no nos sirve, mátalo. —Música para mis oídos, Dage no se opone ante mi, siento escalofríos recorrer mi cuerpo, una repentina necesidad de algo.

Algo que no sé qué es.

Y me debilita.

Llego a dónde se encuentra arrastrándose hasta quedar contra la pared.

—Majestad, le suplico.. —Parece costarle mucho hablar. —Le ruego me perdone.

—Que te perdone Dios, yo no. —Hago el primer corte en su pierna, a lo largo de su rodilla hasta sus zapatos.

—Detente. —Aider se gana nuestra atención, Dage por fin ve mis ojos y su ceño se frunce, puedo verlo furioso dirigirse a Aider. —¿Recuerdas esto, princesa?

De su bolsillo saca una jeringa sin aguja, el líquido verde me llama, no sé qué diablos me sucede pero lo quiero.

—¿La drogaste? —El tono de Dage tan oscuro e intimidante parece no importarle mucho.

—Tu hermana depende de mí, y de esto. —Levanta la jeringa solo para atraer más mi atención. —Eres listo, el hijo del creador de la organización más grande, pero sigues siendo nada ante nosotros, mi padre tiene parte de la OMC, y ahora tu hermana depende mi.

KYLER. [AKDR #2]. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora