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—Oye chicos, ¿queréis ir a la playa después de la cena?-preguntó Chan acercándose a SeungKwan y Hansol, quienes se encontraban en un incómodo silencio sentados en uno de los sillones del amplio receptor del hotel.

Tal y como le habían comentado sus profesores, después de la cena en el buffet del hotel, tendrían tiempo libre para pasear en las áreas próximas siempre y cuando regresaran antes del toque de queda. Por esta razón Chan, junto a algunos jóvenes más, había decidido ir a dar un paseo junto al mar tras ello. 

—¿A la playa?-preguntó Hansol algo extrañado desviando la vista de la pantalla de su teléfono.

—Sí, será divertido. ¿SeungKwan vienes?-el pelirrojo dudó algunos instantes pero finalmente asintió con una sonrisa en su rostro, no dejándole otra opción a Hansol que acceder a ir. No perdería la oportunidad de pasar tiempo junto al pelirrojo, aunque siquiera intercambiasen una sola palabra desde que llegaron al hotel un par de horas antes. 

—Entonces nos vemos después en la entrada del hotel. Me encargaré de avisarle a la señora Hwang de que saldremos un rato.-el joven se despidió de ellos y desapareció entre las largas cadenas de pasillos. 

—¿De verdad quieres ir? No se te ve muy entusiasmado.-habló SeungKwan contemplando fijamente al americano. Siendo sinceros se había percatado de que Hansol no mostró gran interés por la idea de su amigo y de un modo u otro, tras él acceder, no le había dejado opción a negarse ya que Chan se había marchado asumiendo que él también iría. 

—¿A qué te refieres?-preguntó haciéndose el desentendido. Estaba claro que la idea de Chan no le había dado buena espina puesto a que estaba convencido de que el joven haría todo lo posible para dejarle a solas con SeungKwan y, aunque esa idea no le desagradase, no estaba tan confiado como para ello. 

—Quiero decir, Chan se marchó sin siquiera asegurarse de que querías ir.-murmuró cabizbajo algo culpable. Hansol emitió una dulce carcajada y se levantó del sillón donde se encontraba.

—No te preocupes, no creo que sea mala idea ir a ver el mar. Vamos, será mejor que no lleguemos tarde a la cena.-extendió su mano hacia el pelirrojo con una amplia sonrisa en su rostro y aquello, de cierto modo, provocó que el corazón de SeungKwan se acelerase repentinamente sin motivo aparente. 

[...]

El manto estrellado se alzaba sobre ellos en aquella fría noche y el dulce sonido de las olas salpicando la arena próxima a sus talones irrumpía el silencio. Los jóvenes caminaban con sonrisas en sus rostros entre charlas y alguna que otra broma por la extensa y, ahora calmada, costa de la playa. Las huellas que dejaban sobre la húmeda arena se borraban con el paso de las olas sobre ella, dejando un nuevo camino para las próximas personas que caminasen sobre ella. 

SeungKwan alzó la vista al cielo y esbozó una amplia sonrisa. Deseó poder detener justo allí el tiempo, en ese mismo instante. No existían los problemas, las preocupaciones...no existían los Byeol y podía ser un simple adolescente con una vida común. Un adolescente cuyas primordiales preocupaciones eran reírse, divertirse y enamorarse. 

Hansol lo contemplaba en silencio desde su lado, fascinado por la belleza de aquella sonrisa que se había trazado en sus labios. Nunca antes había visto a alguien sonreír de aquella forma y sin duda había quedado grabado en su memoria, y más que en su memoria, en su corazón. 

—¿Qué te hace sonreír así?-preguntó casi involuntariamente, sorprendiéndose a sí mismo tras escuchar sus propias palabras. El mayor dirigió su vista hacia él y respondió. 

—Me gustaría detener el tiempo en este mismo instante.-habló nostálgico provocando que un nerviosismo se instalase en el pecho del americano. 

—¿Detener el tiempo?-el pelirrojo asintió a modo de respuesta. 

—Sí, ojalá pudiera quedarme aquí por siempre.-murmuró lo suficientemente alto como para que Hansol lo percibiera. Quiso preguntarle la razón tras ello mas la voz de Chan los sorprendió. 

—¡Hansol! HyeongJun te llama.-dijo empujándole hacia delante para alejarlo del pelirrojo. El americano lo miró confundido y antes de marcharse lo fulminó con la mirada a modo de advertencia. 

Sus ojos parecieron haber dicho "Ni se te ocurra decir nada extraño" y a juzgar por la reacción del joven, que mostró una pícara sonrisa y alzó los hombros, pareció haberle entendido. 

—Hola SeungKwan.-saludó una vez Hansol desapareció algunos metros más adelante. 

—Hola Chan.-respondió esbozando una sonrisa pese a no entender la situación por completo.—¿Necesitas algo? 

El joven permaneció en silencio algunos instantes antes de hablar. Debía escoger bien sus palabras antes de decirlas si quería conseguir algo de información acerca de los sentimientos de SeungKwan por su amigo, en caso de que hubiera alguno. 

—¿Qué tal con Hansol?

—¿A qué te refieres?-preguntó, sorprendido por el repentino nerviosismo que se había instalado en su pecho. 

—Quiero decir, ¿ya sois amigos? 

SeungKwan clavó sus ojos en el frente contemplando fijamente la espalda del pelinegro, quien reía junto a los dos jóvenes que los habían acompañado. 

—La verdad no he hablado mucho con él.-respondió algo apenado. Realmente aquel chico de rasgos occidentales parecía una persona amable y divertida y, de cierto modo, le gustaría poder tener una amistad tan bella como la que el pelinegro compartía con el resto de los jóvenes de aquel grupo. Porque, después de todo, él no podía siquiera presumir de un amigo de verdad. 

—Te ves algo desanimado por ello, te gustaría hablar más con él, ¿no?-el joven esbozó una sonrisa. SeungKwan lo miró y sintió sus mejillas arder levemente. ¿Hablar más con Hansol? En el fondo no estaba seguro de si quería eso, porque, si resultaba que el joven pertenecía a los Wolsig, ¿cómo podría ser amigo de uno de sus mayores enemigos? 

—Oye Chan...-habló. Era el momento idóneo para preguntar, si resultaba que la historia de Hansol y la del joven junto a él no coincidían significaría que la razón tras no poder contarla era a causa de los Wolsig. Era el momento idóneo pero por alguna razón no quería hacerlo.—...¿cómo os conocisteis Hansol y tú? 

SeungKwan percibió el nerviosismo que se instaló en el contrario. Aquella pregunta lo había pillado por sorpresa sin duda alguna. 

—Su madre y la mía eran amigas, a partir de ahí terminamos siendo mejores amigos.-mintió y SeungKwan sintió una extraña e inexplicable decepción apoderarse de su pecho. 

"Claro."

"

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Love Killa [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora