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Si hubiera que definir lo que SeungKwan sentía en aquellos momentos sería: pánico, terror, pavor, espanto...y todos los sinónimos posibles relacionados con el miedo, porque después de todo era el único sentimiento que percibía en su interior. 

Tan solo quería regresar a la pequeña explanada en la entrada del bosque y permanecer junto al resto de chicos charlando. 

¿Debía haber fingido un desmayo? ¿O simplemente haberse negado? 

No importaba cuanto se arrepintiese ahora, pues ya era tarde y se encontraba avanzando en un bosque oscuro, frío y tenebroso con un cielo oscuro iluminándole. 

—¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Por favor, no me asustes ¿sí? Les diré que hiciste un gran trabajo como fantasma pero no salgas de tu escondite.-habló aterrorizado tratando de evitar que el estudiante a cargo de asustar al resto chicos lo sorprendiese por la espalda.—Ah, ¿por qué estoy aquí? 

El joven suspiró sonoramente mientras avanzaba por el camino y, de pronto, un pensamiento abordó su mente. Había obtenido información acerca de los Wolsig, aunque no estaba verificada al cien por cien, y aquello no le dejaba otra opción que comentársela a WonWoo. 

Desde que descubrió la posibilidad de que Hansol pudiera pertenecer a la mafia rival había estado tratando de evadir ese pensamiento pero ya no podía posponerlo más, al día siguiente regresarían a Seúl y los Byeol lo sabrían todo. 

Era cuestión de tiempo que sus compañeros se enterasen pero realmente no quería que lo supieran. Porque después de todo era absurdo negar el sentimiento que había generado por el menor durante el escaso tiempo compartido. 

"Es algo pasajero SeungKwan. Siquiera te has enamorado de él." 

"Recuerda que aceptaste las reglas de los Byeol, no puedes ocultarles nada."

"Tienes que decírselo a WonWoo..."

—¡Joder!-exclamó frustrado proporcionando una patada al aire. 

El sonido de unas ramas crujir lo sorprendió y con rapidez volteó hacia el lugar proveniente. 

—Oye, será mejor que no salgas de ahí.-señaló el arbusto con la mano temblorosa y avanzó lentamente hacia el lugar.—Estoy al lado tuya, no sirve de nada que me intentes asustar.-agarró su teléfono y encendió la linterna para ver qué había tras las hojas. 

—¡Te pillé!-exclamó pero se sorprendió al no ver nada tras el arbusto.—Ah no, chau. Yo me voy de aquí. Ya lo que me queda es encontrarme un fantasma de verdad.-murmuró con rapidez alejándose del lugar mas, al voltear, tropezó con una de las raíces del suelo, haciéndolo caer tras los arbustos y terminando rodando por la extensa colina.

—¡Oh venga ya!-vociferó adolorido una vez llegó al suelo. Contempló sus alrededores y tragó saliva nervioso.—¿Y ahora cómo vuelvo? ¡Ah! ¡Hansol! Si le llamo tal vez vendrá a por...-el silencio se hizo presente en el lugar. SeungKwan rebuscaba entre sus bolsillos el aparato mas no logró encontrarlo.

—¿Dónde está mi teléfono?-preguntó nervioso y entonces el momento en el que descendió por la colina se instaló en su mente.—¡Lo llevaba en la mano! Seguro terminó entre los árboles o incluso al lado del arbusto. ¡Ahg! ¿¡Acaso esto puede ir a peor!?-golpeó el suelo con rabia y trató de levantarse, sintiendo una punzada en su tobillo al hacerlo. 

"Ah, claro. ¿Acaso no era obvio SeungKwan? Evidentemente las cosas podían ir a peor."

[...]

Había transcurrido más de hora y media desde la partida de SeungKwan y los jóvenes ya comenzaban a impacientarse. Los rumores y murmullos, que no descartaban la posibilidad de que un fantasma le hubiese hecho algo al pelirrojo, se esparcían por el lugar llegando a los oídos de todos y cada uno de los estudiantes allí presentes, los cuales parecían temer acerca de la veracidad de estos. 

Hansol contemplaba fijamente la entrada del bosque en un profundo silencio mientras su compañera, Ailee, hablaba incesantemente junto a él sobre distintos temas que no le importaban lo más mínimo. 

Lo único que se encontraba en su mente era SeungKwan y la incertidumbre y preocupación que le originaba el que no regresara después de hora y media. 

—Oye señorita Hwang, ¿deberíamos ir a buscarle?-planteó Chan algo preocupado. Hansol escuchó la conversación desde la lejanía y centró su atención en ella, acto que pareció haber molestado a la joven castaña. 

—Tal vez sí, ha pasado demasiado tiempo desde que se fue. Esperemos que no le haya sucedido nada.-suspiró inquieta. Al escuchar las palabras de la profesora, el joven americano avanzó con rapidez hacia ella siendo detenido por un agarre no muy brusco sobre su muñeca. 

—¿Dónde vas? ¿No solo me ignoras sino que también me dejarás plantada?-bufó la castaña notoriamente molesta a lo que Hansol rodó los ojos. Había estado más de noventa minutos escuchando patéticos intentos por parte de la joven para lanzarle fichas, era más que obvio que lo único que deseaba era alejarse de ella. 

"¿Debería decirle las cosas con tacto o se lo suelto sin más?"-pensó riendo internamente. 

"Es una decisión fácil."

—Oye Ailee, déjame decirte algo.-giró sobre sus talones, quedando frente a frente con la castaña y llamando la atención de todos los allí presentes.-Voy a "dejarte plantada", ¿y sabes por qué? Porque SeungKwan me importa mil veces más que tú y tus absurdos intentos de tontear conmigo.-la joven lo contempló estupefacta y avergonzada sin saber qué decir. Hansol esbozó una amplia sonrisa antes de dirigir sus pasos hacia el interior del bosque entre murmullos de asombro por parte de sus compañeros y enfurecidos gritos emitidos por una avergonzada y disconforme Ailee. 

[...]

Día cero después de caer por una colina y no poder moverme: ha pasado casi una hora desde que terminé aquí. No creo aguantar por más tiempo. Seguramente no haya más entradas en este diario porque no aguantaré vivo hasta mañana. ¿Tal vez me coma un lobo? Sería la opción más factible entre las posibilidades. Espera un momento, ¿acaso hay lobos en Busan? Bueno, da igual, habrá que darle algo de chicha a este asunto.-murmuró contemplando fijamente al cielo. Desde que descubrió el punzante dolor en su tobillo no fue capaz de moverse y por esa misma razón había permanecido por casi una hora completa boca arriba en el césped, observando el estrellado cielo mientras murmuraba un sinfín de estupideces. 

Su tobillo se había tornado de un color morado y su tamaño era casi el triple mayor de lo que acostumbraba, pero en aquel momento SeungKwan siquiera percibía el dolor que la torcedura le provocaba. Porque el verdadero dolor estaba estancado en su corazón y ese le ardía como el mismísimo infierno. Pese haber tenido tiempo de sobra para pensar en ello, y no en todas las formas posibles de morir en aquel bosque penumbroso y silencioso, SeungKwan siquiera había tratado el tema. Quería evitarlo ante todo porque después de aquella excursión no sería capaz de delatar de nuevo a Chan y mucho menos a Hansol. 

"Boo SeungKwan, definitivamente eres un idiota."

5 mensajes sin leer de Hansol. 

3 llamadas perdidas de Hansol. 

 

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Love Killa [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora