El silencio de la noche se veía interrumpido por el eufórico murmullo de los allí presentes. La amplia sala de exhibición se había llenado de personas contemplando y retratando en sus memorias la impactante y deslumbrante vista de la Serendibite, la cual se encontraba rodeada de altos y musculosos guardias. El simple hecho de ver el cinturón en ellos repleto de distintas armas, tales como tasers o porras, sin duda habían causado el arrepentimiento de más de algún iluminado de robar la piedra.
Jisoo caminaba sereno dando amplios pasos a lo largo de la sala desviando su atención de vez en cuando hacia la vitrina de la Serendibite y mandando pequeños mensajes a WonWoo para informarle de la situación. Gracias a Chris habían conseguido burlar el sistema operativo del museo y obtenido el acceso a los paneles de luz.
Cuando Jisoo enviara la señal las luces del museo se apagarían repentinamente por exactamente diez minutos, tiempo en el que, desde uno de los conductos de ventilación localizado bajo la vitrina de la Serendibite, Woozi agarraría la piedra y desaparecería entre los conductos de nuevo.
Todo estaba fríamente calculado y planeado, nada podría salir mal.
O al menos eso pensaron.
—¿Jisoo?-una voz lo sorprendió. Apagó con rapidez el teléfono y lo guardó en su bolsillo antes de voltearse. Frente a él, el joven pelilargo de la universidad se encontraba con una mueca de sorpresa plasmada en su rostro. Su lacio y rubio cabello se encontraba recogido en una trenza hacia el lado, que descansaba sobre su hombro derecho.
De todas las personas que esperaba encontrarse allí, sin duda alguna, JeongHan era la más remota.
—¿Qué estás haciendo aquí?-preguntó el mayor aún sorprendido por el repentino encuentro.
—Vine a ver la supuesta piedra preciosa, aunque sin siquiera acercarme podría afirmar que no brilla tanto como tú.-guiñó uno de sus ojos, haciendo avergonzar ligeramente al rubio.
—¿Sabías que eres pésimo para ligar?-reprochó tratando de ocultar su nerviosismo.
Jisoo rió dulcemente antes de negar reiteradas veces con la cabeza.
No era su intención coquetear con aquel desconocido, pero realmente no tenía otra opción si quería saber más de él. Además no le disgustaba la idea.
Había que admitir que el joven coreano era muy atractivo. El tono de su piel contrastaba a la perfección con el claro color de su cabello. Las dulces y finas facciones de su rostro lo hacían ver como si fuera un ángel caído del cielo. Y, aunque tan solo lo hubiese visto con ropa, bajo éstas se podía notar una figura trabajada y robusta.
Sin duda, ese chico era un partidazo que Joshua no desperdiciaría.
Un mensaje en su teléfono lo sorprendió y, como si fuera un jarro de agua fría, regresó a la realidad. Por algunos instantes había olvidado por completo que se encontraba en medio de una misión.
WonWoo
¿Jisoo? ¿Estás ahí?
El peliazul desbloqueó su teléfono y respondió con rapidez.
Jisoo
He tenido un percance, Yoon JeongHan está aquí. Aún no des la señal.
—¿Estás hablando con tu novio?-preguntó de repente el joven pelilargo.
—¿Celoso, honey?-planteó burlón alzando una de sus cejas.
El contrario emitió una carcajada, la cual iba cargada de ofensa. ¿Él? ¿Celoso de un mestizo de cabello azul, de veintidós años, jodidamente atractivo pero estúpido? Imposible.
—En tus sueños, americano.-respondió notoriamente ofendido.
De nuevo, un mensaje apareció en la pantalla de su teléfono.
WonWoo
Deshazte de él como sea.
En dos minutos lanzaré el aviso y las luces se apagarán.
Jisoo
Está bien.
—Oye rubito, ¿te apetece ir a tomar algo? Pensé que la piedrecita sería interesante de ver pero ahora mismo hay alguien mucho más interesante frente a mis ojos.-rió señalando la salida del museo.
El joven rubio asintió casi inconscientemente. Había quedado tan embobado con la presencia del menor que olvidó por completo la verdadera razón por la que estaba allí.
Justo cuando comenzaron a caminar hacia la salida un mensaje iluminó la pantalla del móvil de JeongHan.
Cheol
¿Algún rastro de los Byeol?
¿JeongHan? ¿Estás ahí?
El joven se detuvo de repente, sorprendiendo a Jisoo. Si no fuera por aquel mensaje se hubiera marchado, dejando atrás la misión que SeungCheol les había explicado esa misma tarde.
—¿Tu novio se enteró que estás conmigo?-burló el peliazul.
—¿Celoso?-respondió imitando las palabras que el americano había formulado escasos minutos antes.
—¿Tal vez?-rió mostrando su perfecta y blanca dentadura, causando un remolino de nerviosismo instalarse en el estómago del contrario.
JeongHan
No, por ahora nada.
Aunque el idiota está aquí.
Cheol
¿El idiota? ¿Te refieres a Jisoo?
JeongHan
Sí.
De repente, el sonido de una pequeña explosión resonó en todo el museo y las luces se apagaron.
"Mierda."-pensó Jisoo acercándose en la oscuridad hacia JeongHan, con la finalidad de agarrarle para que no desapareciera en la multitud, la cual había comenzado a correr despavorida hacia la salida del museo.
—¿Qué está pasando?-preguntó sorprendido.
—No lo sé.-mintió agarrando su mano y avanzando con agilidad hacia la salida.
El dulce y apacible barullo se había transformado en un descontrol de gritos y llantos.
Nadie sabía qué había sucedido.
Y no podían ni imaginar lo que estaba por suceder.
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Love Killa [SEVENTEEN]
FanfictionUna nueva mafia ha resurgido de entre las sombras. La que solía ser la mafia Byeol ha regresado pero, a diferencia de las décadas anteriores, son más fuertes, más ágiles y...sus rostros están cubiertos por máscaras. Nadie sabe la identidad de estos...