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JiHoon se contempló una última vez frente al espejo antes de salir del apartamento. No estaba seguro de la razón por la que accedió a asistir a aquella fiesta, es más, siquiera tenía los ánimos suficientes de poner un pie afuera de su piso, pero allí estaba, caminando por las oscuras calles de Seúl en busca de una ubicación que nunca antes había visitado.

Un mensaje en su teléfono lo sorprendió y, temeroso por si se trataba de SeungCheol, encendió el aparato. Sintió un nerviosismo instalarse en su pecho y comenzó a respirar con dificultad al leerlo. En la bandeja de entrada, sobre el salvapantallas de él y el pelinegro, un mensaje de WonWoo se hacía destacar. 

WonWoo te ha enviado una ubicación, pulse para abrir la aplicación mapas. 

"No puede ser".

Bandeja de notificaciones:

Hace un minuto:

WonWoo: Ubicación. (Pulse para abrir la aplicación mapas)

Recién:

WonWoo: Ven con la máscara, te estaré espera...(Pulse para leer más)

JiHoon retrocedió sobre sus pasos con rapidez, regresando de nuevo al portal de su apartamento y, tras escribir un mensaje rápido a Jisoo avisándole de que no asistiría a la fiesta, emprendió el camino hacia la ubicación indicada. 

"Espera WonWoo".

"Casi estoy".

[...]

SeungCheol contemplaba el ambiente con notoria molesta mientras sostenía un pequeño vaso de cristal, el cual portaba un extraño líquido color turquesa. Por más que divisaba los alrededores no era capaz de localizar la cabellera de JiHoon entre la multitud y, aunque no fuese de su incumbencia, no podía evitar sentir un mal presentimiento acerca del paradero de este. 

Jisoo pareció percatarse del extraño comportamiento del pelinegro y, con discreción, se aproximó a él. 

—Cheol, estás buscando a JiHoon, ¿verdad?-planteó sorprendiendo al joven a lo que este asintió. 

—¿Sabes dónde está?-el americano guardó silencio, dudando si era buena idea o no responder aquella cuestión. Minutos antes había recibido un mensaje del peliblanco en el que le decía que WonWoo le había citado en una ubicación a las afueras de Seúl. Ante esto Jisoo quiso acompañarle pero el peliblanco le negó y le rogó quedarse en la fiesta para mantener a SeungCheol al margen de la situación. No podía evitar el nerviosismo que se había instalado en su pecho, pues la última vez que JiHoon y el de gafas se encontraron a solas el peliblanco casi perdió la vida. Por ello, sabiendo que terminaría recibiendo una gran protesta por parte del menor, decidió mostrarle los mensajes a SeungCheol.

—Verás...-desbloqueó el teléfono y se lo entregó, cerrando los ojos con fuerza y rogando porque el pelinegro no armase un escándalo tras leerlos. Para su sorpresa el joven no emitió el más mínimo sonido y, algo extrañado, abrió los ojos, encontrándose con un SeungCheol avanzando con rapidez entre la multitud y desapareciendo de la estancia. 

—¡Cheol espera!-trató de alcanzarle mas no llegó a tiempo. Clavó de nuevo sus ojos sobre la pantalla del teléfono y sonrió con pesadumbre. 

"Espero que puedas salvarlo, SeungCheol".

Jisoo 

Reenviado* 

Ubicación (Pulse para abrir en la aplicación mapas)

[...]

JiHoon bajó del vehículo con el corazón golpeando salvajemente su pecho. Frente a él se alzaba un prominente edificio ruinas que estaba completamente precintado por los alrededores. Desconocía la razón por la que WonWoo le había citado en un lugar tan aislado de la ciudad y, al no divisar la figura del joven, comenzó a dudar si estaba en el lugar correcto. 

Tras inhalar una gran bocanada de aire se armó de valor y comenzó a dirigir sus pasos hacia el interior del edificio, atravesando con agilidad bajo las cintas de precintado que anunciaban su pronta demolición. El interior de la construcción era semejante a sus apariencias exteriores, suelos destrozados con vegetación filtrándose entre las losas, paredes con prominentes boquetes e incluso algún que otro carrito de medicinas volcado por el suelo, donde algún que otro animal había hecho su escondrijo. 

Pudo confirmar sus sospechas de que era un antiguo hospital al divisar en algunas habitaciones las estructuras, completamente oxidadas, de las camillas para los enfermos. 

Continuó avanzado con cautela, para no tropezar y terminar mal herido, a través de la estancia y, tras varios minutos merodeando, logró encontrar unas escaleras. 

—¿Acaso esto es seguro?-murmuró colocando su pie con desconfianza sobre el escalón y ejerciendo cierta presión. Accedió entre regañadientes a continuar por las viejas escalinatas y no se detuvo hasta llegar a la última planta, una amplia azotea que mantenía más boquetes y agujeros que cualquiera de los otros pisos. 

—Debo de haberme equivocado, WonWoo no está aquí.-murmuró escaneando los alrededores con desilusión. El roce de una mano sobre su hombro lo estremeció por completo y, con el corazón golpeando salvajemente su pecho, volteó a ver de quién se trataba. 

El pelinegro suspiró aliviado al contemplar al menor en perfecto estado y, pese a los intentos por soltarse que este ejercía, lo rodeó entre sus brazos. 

—Gracias a dios que estás bien.-susurró sin aún deshacer el agarre. 

—¿Qué estás haciendo aquí, SeungCheol?-planteó notoriamente molesto. Sabía que no debería haberle dicho nada a Jisoo, pues, por mucha confianza que le tuviera al americano, este seguía siendo un chivato.

—No es momento para hablar, debemos irnos antes de que pase algo. Tengo un mal presentimiento.-agarró la mano del peliblanco con la finalidad de regresar hacia la superficie pero un sonoro estruendo los sorprendió. El edificio tembló bruscamente sobre sus viejos cimientos y, poco a poco, una nube negra comenzó a alzarse hasta el cielo. 

—¿Qué ha sido eso?-preguntó nervioso JiHoon agarrando con fuerza la mano del pelinegro. 

—Una explosión.-una voz ajena a la conversación intervino y, como si de un destello se tratase, WonWoo surgió de entre la niebla, dando serenos pasos mientras mostraba una amplia sonrisa.—Hola JiHoon, cuánto tiempo.

—Hola JiHoon, cuánto tiempo

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Love Killa [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora