Una nueva mafia ha resurgido de entre las sombras. La que solía ser la mafia Byeol ha regresado pero, a diferencia de las décadas anteriores, son más fuertes, más ágiles y...sus rostros están cubiertos por máscaras.
Nadie sabe la identidad de estos...
La noche había caído sobre Seúl, tiñendo las calles de penumbra y soledad. Woozi avanzaba con rapidez entre los callejones con el corazón latiendo desenfrenado en su pecho. Su respiración estaba agitada y apenas era capaz de ver con claridad a causa de la máscara.
No recordaba siquiera la razón por la que corría o al lugar donde iba. ¿Escapaba o perseguía a alguien? Por alguna causa lo desconocía y sin duda lo inquietaba.
Tras varios minutos alcanzó un callejón sin salida donde dos jóvenes se encontraban. Pudo reconocer a uno de ellos, era aquel desconocido que le citó días antes en Clair de Lune. Agudizó su vista y al instante sintió que se desplomaba. WonWoo estaba allí, con su sien ludida por el cañón de una pistola y bajo el agarre del desconocido.
—¡Suéltale!-quiso gritar pero la voz no salía de su garganta. Trato de hacerlo de nuevo, una y otra vez, sin descanso mas sin efecto.
—Ya es tarde, Woozi.-susurró una voz junto a él mas al voltear no percibió a nadie.—Es tarde.-esta vez la voz se escuchó de nuevo del lugar donde se encontraban WonWoo y el desconocido. Giró sobre sus talones con rapidez pero lo único que divisó fue el rostro de su amigo terminar completamente reventado sobre el sucio suelo del callejón, el cual ahora se encontraba inundado en sangre.
—¡WonWoo!-intentó gritar. Sus piernas no reaccionaban y en su pecho se había instalado un nudo que siquiera le dejaba respirar.—¡WonWoo!-exclamó en un desgarrador grito antes de caer sobre sus rodillas.
—Es tu turno, Woozi.-habló el hombre aproximándose hacia él con lentitud. Sus pisadas resonaban cual ensordecedor eco a lo largo del callejón y de pronto todo se sumió en un sepulcral silencio.
Lo único que recorría una y otra vez la mente del peliblanco era el instante en el que WonWoo caía al suelo, con su rostro agujerado por una bala y su sangre tiñendo de rojo el pavimento.
Sintió un frío metal sobre su frente y lo último que divisó fue el dedo del hombre apretando el gatillo de la pistola...
—¡Ah!-vociferó levantándose con rapidez de la cama. Varias gotas de sudor recorrían su frente y su respiración estaba acelerada. Su corazón latía erráticamente dentro de su pecho y sentía la sangre en sus venas circular con fuerza.
Divisó sus alrededores. Estaba en su apartamento, más concretamente en su habitación.
"Una pesadilla."
"Tan solo fue una pesadilla. ¿Verdad?"
Rebuscó entre las sábanas su teléfono y lo desbloqueó con rapidez. Deslizó el dedo sobre la pantalla y sin apenas pensarlo pulsó el botón de llamar.
—¿WonWoo estás bien?-preguntó nervioso.
—¿Qué? ¿Y eso a qué viene ahora? ¿No le respondes a SeungKwan pero para llamarme a mi si que agarras el teléfono?
El aparato resbaló de su mano y sintió varias lágrimas recorrer lentamente sus mejillas. Tan solo había sido un mal sueño.
—¿JiHoon? ¿Sigues ahí?
El peliblanco cortó la llamada y se tumbó sobre la cama de nuevo. Tal vez aquel sueño fuese un posible desenlace si seguía manteniendo en secreto todo aquello e ignorando al desconocido. Tenía que pensar en algo rápido si quería evitarlo.
Pero no podía hablarle del desconocido a WonWoo ni a ninguno de los chicos de la mafia.
O al menos no si quería proteger aquello que tanto les había costado conseguir.
[...]
—¿Una prueba de valor?-preguntó Chan algo desconcertado.—Profesora, tenemos dieciocho años.-los jóvenes rieron ante el comentario del castaño.
—Lo sé, Chan. Pero vamos, ¿no creéis que será divertido? Imaginad que vais caminando y de repente...-la mujer permaneció en silencio algunos instantes.—¡Boo! ¡Un fantasma os sorprende tras los arbustos!-rió al ver como algunos de sus estudiantes se habían asustado tras su interpretación.
—¿Iremos en parejas?-esta vez fue Hansol quien preguntó. La mujer asintió a modo de respuesta y agarró una pequeña caja de la bolsa que cargaba en su hombro.
—He aquí, redoble de tambor...¡los papelitos del sorteo! Haremos la parejas al azar según los números que obtengáis.-explicó con una sonrisa en su rostro.
El joven americano asintió algo disconforme, mas trató de ocultarlo. La posibilidad de ir junto a SeungKwan se había reducido a un uno por ciento, si es que no era menor. La suerte nunca había estado de su lado y, después de todo, el que por casualidad escogiera la papeleta con el mismo número inscrito que el mayor, era demasiado improbable.
—Pero señorita Hwang, ¿cómo haremos parejas si somos impares?-planteó HyeongJun.—No quiero ir solo y con la suerte que tengo me toca.-lloriqueó haciendo un puchero.
—Lamento decirte HyeongJun que habrá uno de nuestros estudiantes que tendrá que ir solo, pero no os preocupéis, si logra pasar la prueba obtendrá una recompensa especial.-aquellas palabras causaron furor entre los jóvenes y algún que otro murmullo deseando por obtener esa papeleta se escuchó en el lugar.
—Bueno, vamos a comenzar con el sorteo, iremos por orden alfabético empezando por Allen.
[...]
Tras varios minutos el turno de Hansol llegó. El americano avanzó nervioso hacia la caja y metió su mano dentro de esta.
"Por favor, solo te pido que me des suerte esta vez. Solo esta vez."
Agarró la papeleta y la desdobló, viendo el número inscrito.
"16"
—¡El 16! ¿Quién tiene el 16?-preguntó la profesora contemplando entre los estudiantes.
"Por favor, que no haya salido aún."-deseó fuertemente el joven americano pero para su desgracia instantes después alguien alzó su mano.
—¡Ah! ¡Yo!-exclamó Ailee esbozando una amplia sonrisa.
"Shit."
Tiempo después llegó el turno de SeungKwan, quien había estado tratando de reprimir los nervios que le provocaban aquella situación. No le gustaban los juegos de terror, es más, los detestaba.
Avanzó tembloroso hacia la caja y agarró una de las papeletas, contemplándola confuso tras abrirla.
—¿Qué significa que la papeleta esté en blanco?-preguntó deseando no escuchar lo que se había estancado en su mente.
—¡Oh! SeungKwan será el valiente que afronte el reto solo. ¡Suerte!-sonrió guiñando uno de sus ojos.
"No me jodas, ¿suerte? Y una mierda"
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.