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Lo primero que JeongHan pensaba hacer nada mas llegar a casa era tomar una ducha y relajarse en el sofá mientras perdía el tiempo viendo la televisión. Pero desde luego, el tener que lidiar con un americano esperando frente al portal de su apartamento, no estaba en sus planes. 

—¿Qué estás haciendo aquí?-preguntó acercándose a la puerta mientras rebuscaba las llaves en su bolsillo. El peliazul alzó la cabeza nada más escuchar su voz y se levantó con rapidez. 

—Escuché que te habían dado el alta. Tan solo quería saber si estabas bien.-murmuró en un tono casi inaudible. 

—Estoy bien, gracias por venir. Ya puedes irte.-abrió la puerta del apartamento y desapareció tras ella, dejando a Jisoo de pie frente a la entrada con las palabras estancadas en su garganta. El pelilargo permaneció en silencio apoyando su espalda contra la puerta, conocía a Jisoo y era consciente de que las cosas no iban a terminar ahí. 

—¿Podemos hablar?-preguntó el joven desde fuera del apartamento. 

—Dijiste que no querías hablar más conmigo, ¿por qué te contradices?-un silencio se hizo presente en el lugar por algunos instantes. 

—Porque te quiero. 

JeongHan sintió una punzada atravesar su pecho y, con los ojos apunto de desbordar las lágrimas, abrió la puerta. Tras ella encontró a Jisoo, sentado de espaldas contra la madera, del mismo modo que él. Sus ojos también se encontraban repletos de lágrimas apunto de recorrer sus mejillas. El joven se levantó con rapidez al ver a JeongHan frente a él. 

—¿Me quieres? No me hagas reír, Jisoo.-habló sarcástico secando sus ojos con rapidez.—Será mejor que te vayas, no quiero seguir hablando de esto.-trató de cerrar la puerta de nuevo pero el americano interpuso su pie entre medias para impedirlo. 

—Sí. Te quiero JeongHan, no puedes imaginar cuánto.-se adentró en el apartamento y empujó la puerta tras de sí para cerrarla. 

—Vete de aquí, ahora mismo.-enunció con la voz temblorosa y las lágrimas abordando sus ojos. Estaba a punto de reventar y no sabía que sucedería después. No podía seguir reprimiendo las ganas que tenía de estar junto a Jisoo pero no quería ceder con tanta facilidad. El dolor que las palabras del americano le supusieron no podía compensarse con dos falsos "te quiero". 

—No, no me voy a ir, o al menos no hasta que hablemos.-indicó con seriedad. Su corazón punzaba tanto que apenas podía respirar. 

—Vale, ¿quieres que hablemos? Pues hablaremos. Si tanto dices que me quieres, ¿por qué dijiste todo aquello aquel día? 

—¡Pues porque...!-se detuvo con rapidez. Casi desenmascaraba a los Byeol. Casi...

—Y de nuevo, no tienes nada para explicar la razón.-rió sarcástico.—¿Sabes Jisoo? El día que me apuñalaron te llamé. Ahora que lo pienso fui idiota, podía haber llamado a la ambulancia por mí mismo o incluso a SeungCheol, pero no lo hice. ¿Y sabes por qué? Porque realmente creí que moriría y no quería que lo último que hubiera escuchado escapar de los labios de la persona a la que amaba fueran las palabras que me dedicaste aquel día.-las lágrimas comenzaron a recorrer el rostro de JeongHan y, molesto, las retiró con la manga del suéter que vestía. 

—No fue mi elección decir aquello.-rebatió cerrando el puño con fuerza. Era consciente que si seguía por ese camino terminaría arrepintiéndose pero había llegado un punto en el que ya no le importaba. Si no fuera por aquella dichosa organización nunca le hubiera hecho aquel daño, el cual ahora consideraba irreparable, a JeongHan.—Nunca quise decirlo. Nunca sentí, ni siento, ni sentiré todo lo que aquel dije día. Te quiero JeongHan, me aterra hacerlo pero no voy a seguir negándolo. Te quiero tanto que el día en el que casi desapareces de mi lado deseé una y otra vez que yo hubiera sido el que recibiera aquella puñalada. 

—Entonces, ¿por qué lo dijiste? 

—Yo...-comenzó a hablar mas se detuvo por algunos instantes.

"Fui obligado". 

"Era parte de una misión".

"Soy un miembro de una mafia". 

—...tuve miedo. De enamorarme, de hacerte daño, de no hacerte feliz.-mintió aunque realmente todos aquellos pensamientos formaron parte de su rutina semanas atrás. JeongHan lo contemplaba fijamente con los brazos cruzados sobre su pecho.—Tan solo quería decirte eso. Me alegra tu pronta recuperación y...espero que te vaya bien.-sintió sus ojos arder y acto seguido lágrimas recorrer sus mejillas. Volteó con rapidez y agarró el pomo de la puerta con la intención de marcharse pero el agarre de JeongHan lo detuvo. 

—¿Es cierto?-enunció sin más, contemplando a Jisoo fijamente a los ojos. 

—¿El qué?-preguntó nervioso. 

—Lo que acabas de decir. ¿Es de verdad?-el peliazul sonrió con melancolía al ver la curva que se había trazado en los labios del mayor. 

—Sí, te quiero tanto que duele.-habló antes de acercarse a JeongHan y unir sus labios en un profundo y ansiado beso que, después de tanto daño, logró cerrar cada una de las heridas en los corazones de ambos. 

 

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Love Killa [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora