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Fueron dos largas semanas sin noticias sobre la mafia Byeol. 

Desde el accidente de la Serendibite en el Museo Nacional, el cual aún seguía vigente entre los ciudadanos que creaban teorías descabelladas acerca de ello con la finalidad de darle explicación, no hubo rastro de ellos.

SeungCheol caminaba sereno por los alrededores de la facultad  junto a JeongHan, quien había estado desde que inició el receso emitiendo incesantes quejas acerca del americano y de sus constantes miradas durante las clases. En los últimos días, había estrechado su relación con Jisoo, hasta el punto de haber ido alguna vez que otra a tomar algo fuera del horario lectivo.

—JeongHan.-habló el pelinegro deteniéndose en seco.—¿No será que te gusta Jisoo?

El menor escupió el zumo que estaba bebiendo y comenzó a toser descontroladamente mientras se golpeaba el pecho tratando de no ahogarse.

—¿¡Tú estás loco!?-exclamó una vez hubo recuperado el aliento.—¿Cómo me va a gustar ese...?-el joven se quedó sin habla al visualizar al peliazul aproximarse a ellos, junto a JiHoon, con una sonrisa en su rostro.

—Hola Cheol.-dijo Jisoo una vez los alcanzó.—Hi honey.-guiñó uno de sus ojos al pelilargo, quien sintió un nerviosismo apoderarse de su interior.

—En tus sueños, idiota.-habló, sorprendiendo al resto de jóvenes que no entendían a que se refería. SeungCheol no pudo evitar reprimir una carcajada ante la reacción de su amigo. De cierto modo le hacía sentir bien el que JeongHan fuera capaz de experimentar emociones más allá de fingirlas para crear un papel. Le gustaba el ver que finalmente podía ser él mismo y no tan solo un miembro más de la mafia Wolsig. 

—¿Qué es lo que quieres?-preguntó JeongHan tratando de reprimir el nerviosismo instalado en su pecho. Últimamente su corazón se aceleraba cuando el americano merodeaba cerca suya, pero eso no significaba nada, o al menos quería convencerse de ello. 

—JiHoon y yo vinimos a preguntaros si os apetece ir a comer y estudiar para los exámenes juntos después de las clases.-explicó alternando la vista entre su amigo y los dos jóvenes frente a él. 

SeungCheol permaneció algunos instantes en silencio, realmente ansiaba ir. Quería conocer más al joven peliblanco, quien en las dos últimas semanas lo había cautivado con su belleza y fría actitud. Desde algunos días atrás lo único que recorría su mente eran los instantes en los que la sonrisa de JiHoon le deslumbraba. Esos pequeños y fugaces momentos que removían por completo su corazón. 

Pero por más que quisiera no podía. Había acordado con los chicos hacer un movimiento para obligar a los Byeol a salir de la oscuridad. 

—Nosotros...-comenzó a hablar mas fue interrumpido por el de largo cabello.

—Iremos.-dijo este completamente despreocupado y ajeno a la misión programada el día anterior.

—¡Perfecto! Nos vemos después de clases en la entrada.-dijo Jisoo y acto seguido desapareció junto al peliblanco, quien esbozó una amplia sonrisa antes de desvanecerse entre la multitud de estudiantes.

—Y luego dices que no estás enamorado de Jisoo.-bufó SeungCheol propinándole una colleja en la nuca al contrario. 

—¡Ah! ¿Por qué me pegas?-exclamó molesto.

—Te olvidaste de la misión de hoy, ¿no?-negó reiteradas veces al ver la expresión de sorpresa en el rostro de su amigo.—No importa, podrán apañárselas sin nosotros. Le escribiré un mensaje a SoonYoung y le diré que no podremos ir.

—¿Hoshi está de vuelta?-preguntó el pelilargo. SeungCheol asintió a modo de respuesta.

—Creo que esta vez vino para quedarse.

[...]

JiHoon contemplaba los alrededores impaciente. El timbre que anunciaba el fin de las clases había sonado hacía más de diez minutos, pero ni Jisoo ni JeongHan aparecían.

La última clase de la jornada era una optativa y había dado la casualidad que él y SeungCheol escogieron una distinta al resto, por lo que ahora se encontraba a solas con el pelinegro y el errático pulso de su corazón golpeando salvajemente su pecho. 

Aún no había tenido la oportunidad de confirmar la identidad de S.coups y no estaba seguro de si el acercase al contrario era una buena idea o no. 

Aunque realmente no podía evitarlo.

Había algo en el mayor que captaba su atención y se le estaba haciendo muy complejo el evitarle. Realmente quería conocer más sobre el pelinegro pero, ¿qué pasaría si de verdad resultara ser S.coups? Las cosas se tornarían demasiado difíciles para él y no estaba seguro si soportaría otra vez la sofocante sensación de un amor imposible. Porque no era la primera vez que sentía esas mariposas recorrer su estómago y si tenía que arrancarlas una a una como aquel día no sería capaz de soportarlo.

—¿Qué tal vas para los exámenes?-habló SeungCheol sorprendiendo al menor, quien sintió un nerviosismo estancarse en su pecho. Su mente se quedó en blanco, ¿exámenes? Siquiera había cogido un libro desde que empezó el curso. La única razón por la que estaba allí era para encontrar a los Wolsig y sin duda eso le estaba causando suficientes problemas como para añadir el peso de exámenes y calificaciones.

—Algo mal.-respondió finalmente tratando de no hacer contacto visual con el contrario.

—Si necesitas ayuda puedes pedírmela.-habló con rapidez, sorprendiendo a JiHoon e incluso a sí mismo.—Quiero decir, no se me dan mal los estudios y llevo bastante bien las materias, por eso pensé que...

JiHoon no pudo reprimir la sonora y dulce carcajada que se generó en su interior, la cual causó que un rojizo tono se apoderase de las mejillas de SeungCheol.

"Alguien tan dulce como él no puede ser el jefe de una mafia."-pensó y de cierto modo ese pensamiento lo tranquilizó. 

—¡Deja de llamarme honey!-la voz de JeongHan en la lejanía los interrumpió. Ambos chicos avanzaban hacia ellos entre comentarios por parte del americano que no alcanzaban escuchar y despiadadas miradas y, de vez en cuando, leves golpes en el brazo propinadas por el pelilargo hacia el contrario.

—Sabes que te encanta.-respondió y acto seguido comenzó a correr, huyendo del contrario que alzaba su mano con la finalidad de darle un golpe.

—¡JiHoon ayuda!-dijo el peliazul entre sonoras carcajadas mientras se escondía tras él.

—Jisoo sal de detrás de JiHoon, te prometo no te haré nada.-sonrió con falsedad mientras una de sus cejas se enarcaba hacia arriba. 

—No te creas que caeré tan fácilmente, ya me llevé muchas collejas de niño cuando mi madre decía esas palabras y confiaba en ella. Iluso de mí.

JeongHan y el resto de jóvenes no pudieron reprimir la carcajada y, entre risas y algún que otro golpe, emprendieron el camino hacia la cafetería. 

[...]

—Acabas de llegar a Seúl, ¿de verdad irás a buscarle?-preguntó observando al contrario deshacer la lazada que anudaba la máscara a su rostro y caminar hasta la puerta. 

—Sí.-respondió firmemente cerrándola tras de sí.—Solo espera JiHoon, volverás a ser mío.


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Love Killa [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora