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JiHoon cerró la puerta tras él con una asfixiante sensación instalada en su pecho.

El apartamento se encontraba sumido en la penumbra y un intenso olor a cerrado se apoderaba del ambiente. Conocía de buena mano a WonWoo y sabía que el castaño odiaba la oscuridad, lo cual tan solo le dejaba una opción sin descartar.

"Hace semanas que nadie pisa este lugar".

Pulsó sobre uno de los botones y en seguida las luces se encendieron, iluminando cada rincón a su paso. JiHoon avanzó hasta el salón y, tras rebuscar sin ningún logro, decidió adentrarse en el resto de la estancia con un nerviosismo recorriendo sus entrañas. 

WonWoo era una persona muy introvertida y nunca antes había dejado a alguien acceder más allá del salón de su apartamento, siquiera a JiHoon, a quien por aquel entonces consideraba su mejor amigo. 

—¿Hola?-preguntó mas no obtuvo ninguna respuesta. Agarró el pomo de una de las puertas y lo giró con lentitud sorprendiéndose al ver una amplia sala repleta de archivadores con documentos, entre los que destacaban dos que él reconocía muy bien. 

"Es la carpeta con la información de los Byeol".-pensó una vez la tuvo entre sus manos. Tal y como pensaba de ella se trataba, todas y cada una de las fichas de sus chicos se encontraban allí, al igual que las fotos de los robos y acontecimientos. Sus ojos se desviaron casi automáticamente hacia la otra carpeta, la cual era de un grosor notoriamente más reducido. 

"¿Será la de los Wolsig?" 

"Aunque sería un poco absurdo que WonWoo no nos hubiera dicho nada en caso de que supiera sus identidades".

"A no ser que los Wolsig estén detrás de todo esto".

Agarró con rapidez la carpeta sobre la mesa, dejando caer accidentalmente un pequeño papel al suelo de la estancia e ignorando por completo su presencia. 

—¿Qué es esto?-preguntó pasando una a una las páginas de los archivos en el interior. Frente a él se mostraban una infinidad de fotos de un ruinoso edificio que, a juzgar por los alrededores, aparentaba estar en las afueras de la ciudad.—¿"La Central"? -leyó la acotación escrita en negro en el pie de la foto con un notorio atisbo de duda en su voz. 

Aún sin comprender en su totalidad de qué se trataban aquellas fotos continuó leyendo los archivos, extrañándose al ver que WonWoo tan solo tenía fotos de aquel lugar. 

—¿Qué será esto?-cerró la carpeta, no sin antes mantener junto a él una de las fotos, y la depositó de nuevo en el desordenado escritorio. Fue en el momento de marcharse que se percató del pequeño papel que, instantes antes, dejó caer del portafolios. 

"37°27'31.0"N 126°51'26.6"E"

—Son coordenadas.-se mantuvo durante algunos instantes sumido en el silencio, el cual se desvaneció cuando un descabellado pensamiento abordó su mente y lo hizo exclamar con cierto atisbo de esperanza.—WonWoo está en este sitio, por eso ha dejado las coordenadas. Sabía que vendría a su apartamento, está pidiendo ayuda.

[...]

—Entonces, ¿me estás diciendo que has allanado una vivienda que no es tuya y no solo eso, sino que la has registrado, para llegar a una conclusión completamente incoherente de que WonWoo está secuestrado por los Wolsig en una especie de edificio abandonado a las afueras de Seúl?-repitió el americano con un notorio atisbo de burla en su voz. No pudo evitar estallar en carcajadas al ver la energía que JiHoon mostraba mientras asentía reiteradas veces.—Es definitivamente absurdo, JiHoon. 

—¡No lo es! Piénsalo, Jisoo. Si WonWoo de verdad hubiera querido escapar no hubiese dejado información tan importante en el apartamento y mucho menos sabiendo que poseo una copia de la llave.-explicó perdiendo ligeramente los estribos. 

—Está bien, vamos a hacerlo de otra forma. JiHoon, imagina que disparas a tu mejor amigo y le robas un diamante valorado en 300 millones de dólares, ¿vale?-el peliblanco asintió sin comprender a donde quería llegar Jisoo.—Resulta que ese mejor amigo es el jefe de una mafia muy poderosa de Seúl que puede hacerte polvo en cuestión de instantes. ¿De verdad serías tan imbécil como para ir a tu casa, recoger tus cositas y después desaparecer? Literalmente ese cabrón tiene a más de 50 personas peleando por cuál de ellas le atraviesa la cabeza de un tiro primero, es evidente que no se detendría en coger algo antes de huir. -explicó alzando los hombros. 

—Pero, ¿y si no tuvo la oportunidad de recoger nada porque siquiera pudo escapar? Escúchame Jisoo, todo cuadra. Las cosas siguen ahí porque WonWoo sigue en Seúl y créeme, estoy cien por cien seguro de que los Wolsig están tras todo esto.-rebatió alzando la voz a lo que el americano tan solo negó. 

—Sácate esa idea tan loca de la cabeza, no tiene sentido.-se levantó del pequeño sofá de la sala de estar y depositó la lata de refresco vacía, que portaba entre sus manos, sobre la mesa de la estancia.—Y escúchame JiHoon, no se te ocurra ir a ese sitio. No sabemos qué es y no estás en condiciones como para meterte en la boca del enemigo, tu herida aún sigue sin sanar recuérdalo.

JiHoon cerró el puño con rabia y despidió a su amigo en la entrada.

—¡Joder!-golpeó con notoria fuerza la pared del salón, provocando que la sangre comenzase a brotar de sus nudillos.—Está bien, no necesito que vengas, iré solo y traeré de vuelta a WonWoo. Cueste lo que cueste.  

  

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Love Killa [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora