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—¿Hansol? ¿Qué estás haciendo aquí?

Chwe Hansol, también conocido como Vernon. Sus ojos son capaces de acertar en el blanco más pequeño y una vez el cañón de su rifle te toma como objetivo no podrás evitarlo. Un joven estadounidense con una fuerza descomunal y gran resistencia física. Sin duda, el mejor francotirador y luchador de la mafia Wolsig.

—¿Jun? Hace mucho que no te veo, sigues vivo por lo que veo.-burló el americano acercándose al mayor, quien salía del automóvil algo sorprendido. 

Esa misma mañana y sin previo aviso SeungCheol le había convocado mediante un mensaje de texto para verse en La Central, una amplia nave abandonada a las afueras de Seúl donde solían esconderse cuando había problemas.

Normalmente no acudían allí ya que tenían un propio bar rentado en el centro de Seúl para las reuniones llamado "Clair de Lune", pero si el jefe había dicho de ir allí sin duda el tema que tratarían sería serio.

—No soy un objetivo fácil, ya lo sabes.-rió el chino apretando la mano del pelinegro a modo de saludo.—Imagino que también recibiste el mensaje de SeungCheol.-el menor asintió a modo de respuesta.

—¡Ah! ¿Vosotros también estáis aquí?-planteó una voz ajena a la conversación. Ambos jóvenes voltearon y divisaron acercándose a ellos a un joven de larga y clara melena.

—¿JeongHan? ¿Sabes que está pasando?-murmuró el pelinegro.

—¿No os habéis enterado?-dijo el rubio. 

—¿Enterarnos de qué?-preguntó Hansol extrañado.

—SeungCheol ha ideado un plan para recuperar el diamante y destrozar a Woozi de una vez por todas.

[...]

El silencio se disipó en cuestión de segundos con la entrada del joven peliblanco al apartamento. Había decidido ir a casa para tomar una ducha y descansar un poco antes de acudir con el resto de los chicos para el robo. 

Un par de días antes había llegado a los oídos de WonWoo información sobre la nueva piedra preciosa que inauguraría su exhibición esa misma tarde en el Museo Nacional de Seúl, tratándose de una Serendibite, una extraña joya de color negro de 2.42 quilates de peso, valorada en más de cuatro millones de dólares.

En apenas veinticuatro horas WonWoo ya había ideado un plan infalible que sin duda terminaría con ellos cumpliendo su objetivo. 

Jisoo acudiría a la inauguración de la vitrina como un mero espectador más y, desde dentro, informaría constantemente al joven estratega, que enviaría las órdenes a JiHoon. Gracias a WonWoo, habían conseguido planos de los conductos de ventilación del museo y por ello cometer el robo se había tornado tan simple como un juego de niños.

JiHoon suspiró y se tiró sobre la pequeña, pero cómoda, cama de su habitación. 

A diferencia del resto de jóvenes, que habían adquirido grandes viviendas con caras decoraciones, él había decidido alquilar un piso pequeño y próximo a la universidad, sin escasez pero tampoco muchos lujos. Un apartamento minimalista y rústico que no llamase mucho la atención. Sin duda era perfecto y además el precio no era muy elevado. Aunque lo que más le gustaba de aquel pequeño apartamento eran las amplias y sensacionales vistas al centro de Seúl. Literalmente se podía divisar casi la ciudad entera desde aquellos ventanales.

Un mensaje en la pantalla de su teléfono lo sorprendió y al leerlo sintió como su corazón se detenía por algunos instantes.

Jeon WonWoo

Love Killa [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora