39

891 126 133
                                    

JiHoon descendió con rapidez las escaleras y se dirigió a los jóvenes que, con dificultad, avanzaban por la estancia, seguido del americano, quien no lograba entender la razón tras la repentina reacción del peliblanco.

—¡JiHoon! ¡Jisoo!-exclamó JeongHan con una sonrisa en su rostro mientras ladeaba su mano a modo de saludo. El americano le correspondió el saludo mas JiHoon tan solo se limitó a agarrar a SeungCheol del brazo y tirar de él hasta el exterior de la mansión.

—JiHoon, suéltame.-indicó una vez se encontraban en el extenso jardín, aunque el nombrado hizo caso omiso a las palabras del mayor.-JiHoon.

Tras alcanzar un punto lo suficientemente alejado de la multitud el peliblanco deshizo su agarre sobre el brazo de SeungCheol. 

—¿Se puede saber qué estás haciendo aquí? Te pedí expresamente que no vinieras.-habló frenético sintiendo una presión instalarse en su pecho. Conocía esa sensación pues la había estado experimentando los días anteriores. De nuevo, el miedo tocaba a sus puertas. Miedo a que le sucediera algo a la persona por la cual su corazón latía. 

—¿Quién eres tú para decirme qué debo o no hacer? Te dije que vendría, aunque por lo que se ve siquiera te molestaste en escuchar mi mensaje.-se defendió con un atisbo de rabia tintando sus palabras. JiHoon peinó hacia atrás su blanca cabellera y suspiró sonoramente al ver que tan solo quedaban quince minutos para la hora fijada. Se le acababa el tiempo y, de nuevo, estaba bloqueado. 

—Tienes que escucharme, solo por esta vez. Vuelve a casa, cierra las puertas y no dejes que nadie entre. Te lo ruego.-suplicó con la voz temblorosa, tal vez por el nerviosismo en su cuerpo o por la inestabilidad que mantenía en aquellos instantes. 

—Dame una razón y lo haré.-cruzó ambos brazos sobre su pecho y esperó paciente a que el menor le otorgase una respuesta, respuesta que nunca llegó. 

—¡Joder Cheol! ¡Solo te estoy pidiendo que te marches!-percibió que había comenzado a perder los estribos por lo que intentó calmarse.—Por favor, vuelve a casa.-divisó de nuevo la pantalla del teléfono y suspiró. Los minutos seguían pasando y, al ritmo al que iban, no lograría evitar la desgracia. 

—¡Yo solo te estoy diciendo que me des una razón! ¿Podéis parar de excluirme? Lleváis actuando raro desde el accidente de JeongHan. Ahora todo se ha tornado en secretismos entre Jisoo, tú y ese maldito WonWoo. ¿Por qué todo el mundo lo conoce menos yo? ¿Por qué parece que soy un mero espectador siempre? Dime qué está pasando y me iré con gusto.

JiHoon sintió un nerviosismo surgir en su pecho al escuchar el nombre del de gafas de los labios de SeungCheol pero en aquellos momentos tenía cosas más importantes por las que preocuparse. 

No podía contarle la verdad a SeungCheol, no importase como, y el tiempo se le agotaba. En menos de quince minutos las diez y diez resonarían por la ciudad de Seúl y, probablemente no serían lo único que ensordeciera el silencio de la noche. 

—Está bien, disfruta de la fiesta.-habló y comenzó a caminar con la intención de salir del recinto pero el brazo de SeungCheol lo detuvo. 

—¿A dónde vas?-preguntó, en su rostro se había plasmado cierta mueca de preocupación. 

—Tengo que ir a un sitio.-respondió sin más contemplando con nerviosismo la hora en la pantalla de su teléfono. 

—Es tarde, deja que te acompañe. Podemos seguir hablando durante el camino.

—No, tengo que ir solo.-se intentó zafar del agarre del mayor pero, sorprendentemente, fue el mismo SeungCheol quien lo deshizo. 

—Está bien, vete. No sé por qué siquiera me preocupo.-habló sarcástico. El peliblanco permaneció algunos instantes contemplándole con el corazón encogido.—¡Vete! ¿No tenías prisa? Adelante, márchate. No me importa lo que te pase.-dijo arrepintiéndose instantes después de sus propias palabras. JiHoon sintió una punzada atravesar su pecho y, con un nudo en la garganta, comenzó a caminar hacia el exterior de la mansión. 

JiHoon 

Está bien, te daré el maldito diamante. 

Pero no le hagas nada, por favor. 

Voy en camino a Clair de Lune, nos vemos allí. 

A las 10:10 p.m.

Número desconocido 

Buena elección. 

Esperaré paciente por tu llegada, Woozi. 

[...]

JiHoon divisó en la lejanía el cartel del bar, el cual se encontraba cerrado, y aceleró el paso. Por un momento creyó que no lograría llegar a tiempo para el encuentro con el desconocido y de cierto modo aquello le aterraba, pues si no aparecía a la hora prevista el anónimo podría creer que todo era falso e ir en busca de SeungCheol. 

Por suerte consiguió su objetivo y, con el diamante en la mano, se adentró en la penumbrosa y extensa callejuela. Un silencio sepulcral inundaba la atmósfera y la tenue luz de una farola vieja y estropeada iluminaba el callejón. 

Divisó una figura al fondo de este y se aproximó con rapidez, manteniendo algunos metros de distancia, tan solo por seguridad. 

—Me sorprende el que llegases a tiempo, creí que estabas en la fiesta de SeokMin.-enunció con sorna. JiHoon sintió un nerviosismo recorrer su cuerpo por completo. Había algo raro en la voz de aquel sujeto, era completamente distinta a la que escuchó la primera vez pero al mismo tiempo se le tornaba tan familiar que le hacía dudar. 

—Ibas a atacar a SeungCheol allí, ¿verdad?-el hombre frente a él rió sarcástico. 

—La verdad no, siquiera tenía la intención de hacerle nada.-confesó. JiHoon sintió una prominente furia surgir en su interior. Había caído en su trampa y tenía la sensación de que no saldría ileso de allí. 

—Eres un maldito hijo de puta.-maldijo cerrando el puño con rabia a lo que el contrario rió. 

—Deberías guardarte esas palabras para después.-el joven de negro alzó una pistola hacia el frente y sin apenas dudarlo disparó con frivolidad a JiHoon en el pecho, el cual cayó al suelo desplomado desangrándose con rapidez. Una vez el menor estuvo inmóvil el hombre se aproximó a él y arrancó el diamante de su agarre, para examinarlo con detenimiento.—No creí que fueras a darme el de verdad, me sorprende cuánto puedes llegar a hacer por amor, JiHoon.-habló con sorna.—Pero déjame decirte algo...-desató la mascarilla que cubría su rostro, haciendo que el joven peliblanco sintiera una horrible sensación estancarse en su interior al ver a la persona frente a él.—...el amor mata. 

Boom, está feo que yo lo diga pero anda que no me ha quedado bien el final del capítulo JAJAJAJA B) 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Boom, está feo que yo lo diga pero anda que no me ha quedado bien el final del capítulo JAJAJAJA B) 

Ya mañana descubriremos quién es el tan misterioso desconocido, ¡aguarden pacientes un pelín más!

Sin nada más que decir, espero se estén cuidando. ¡Nos leemos!

Love Killa [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora