|𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍| 12

45.5K 5K 2.4K
                                    

Emilie

Reconozco al hombre frente a mí, aunque su apariencia es un poco diferente, se ha dejado crecer el cabello dándole un toque de juventud adecuado a su edad, con este corte luce un gran parecido a Kain.

Quita mi cinturón de seguridad y me carga ayudándome a salir del vehículo, sus hombres lo miran confundidos cuando me deja sobre mis pies y busca en mi cuerpo alguna herida.

—¡No deberías estar en ese coche! —explota en mi cara.

—Me acorralaste —susurro moviendo la cabeza.

—Creí que eras Dominic. No sabía... —niega desconcertado. Iba a matar a Dominic, si hubiera sido Don en el auto.

—Lo has perseguido —deduzco. Es la única explicación.

—Estabas en Italia, ¡no deberías estar aquí!

Las piezas caen en su lugar, por qué Don me ha mantenido encerrada y oculta. Pierdo la estabilidad mareándome un poco... Hizo creer que seguía en Italia, así ninguno de ellos tendría dónde atacarme. A su manera estaba protegiéndome, ¡¿por qué no me dice estas cosas?! ¡Siempre me oculta sus planes! «He sido quien lo arruinó, nuevamente.» Por eso la falta de hombres en el ático. Por ello la seguridad en la cabaña, ese siempre fue su lugar seguro donde nadie llegaría a causarme daño. El hombre con la escopeta dice algo en ruso y Vlad me agarra de la mano, tirando de mi cuerpo. Me detengo, zafándome de su agarre.

—Dominic está a unas cuadras de distancia, debemos irnos —instruye girándose hacia mí. Este es nuestro enemigo... Mi corazón late más deprisa y las lágrimas se acumulan en mis ojos. Vlad nunca estará de lado de Dominic. Y yo elegí uno en esta guerra hace tiempo y ese es junto a mi esposo.

—Kain me violó en París —digo con lágrimas descendiendo en mis mejillas. Si mi marido está cerca, debo ganarle tiempo.

—Él no haría eso, pequeña. Sabe cuán importante eres para mí.

—¡Lo hizo! —bramo golpeándolo en el pecho. Vladimir me inmoviliza, luce igual de atormentado que Dominic aquella noche—. Clavó un cuchillo en mi mano y se burló mientras me follaba. ¡Él me violó! —Lloro—. Ensució la única parte de mí que permanecía intacta, lo único que había decidido entregar por voluntad propia y no siendo arrebatado de mí.

Cuando me entregué a Dominic lo hice porque así yo lo decidí, no porque él decidiera tomarlo contra mis deseos, pero Kain se forzó dentro de mí.

—Ven conmigo —suplica en medio de la calle, acercando nuestros cuerpos. Se inclina tanto que su respiración golpea en mis labios—. Te amo desde ese minuto donde te divisé, no he podido sacarte de mi cabeza. Ven conmigo y te prometo matar a mi hermano para ti.

—No —siseo en cuanto intenta besarme y la esperanza de que existe alguna parte buena en su interior se alza cuando no sigue adelante y acepta mi negativa. Confío en que encuentre ese amor que yo siento por Dominic en Dalila o quizás en otra mujer y pueda llegar a ser feliz en algún punto de su futuro, si mi esposo le permite uno, de todos modos.

En vez de besarme a la fuerza, suelta mis manos y rodea mis hombros abrazándome fuerte, siento el golpeteo furioso de su corazón. Él sabe que unos minutos más aquí sellarán su camino a la muerte.

—En Rusia existen buenos doctores, ellos te sacarán esa cosa del vientre, no tendrás que parir a ese animal, serás libre. Aprenderás a amarme y si no lo consigues tendrás cualquier lugar en el mundo que desees para vivir por tu cuenta. No estarás obligada a mí, pero puedes darme una oportunidad...

—Eres mi enemigo —digo, logrando que se tense por completo.

—No soy Kain.

—Eres idéntico a él, quieres asesinar a mi hijo. —Y esto es lo que más me duele, porque lo vi cuando se enteró esa noche en el casino. La repulsión grabada en su cara contra un ser que apenas se forma.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora