|𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍| 16

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Emilie

Sé que la vida suele cambiar en un instante, pero no logro procesar a la chica delante de mí, la última vez que la vi, anoche, era alguien llena de vida y hoy luce moretones, mordeduras y al parecer otras tantas dolencias no visibles. Sé lo que es tener un hombre un poco intenso, bueno, demasiado, pero Dominic nunca me ha dejado en esas condiciones, quiero pensar que la media sonrisa en su rostro mientras dejamos el club y vamos hacia la ginecóloga significa felicidad y no trauma. Ella ha defendido a Raze con uñas y dientes delante de todos.

El hombre al volante, Damián, me parece que se llama, va molesto y observándola a cada tanto. Yo dejo mi mente vagar al recuerdo de mi esposo, a su toque y ese "te amo" que fue capaz de decirme anoche, inconscientemente acaricio mi vientre. Todo esto pasará, seremos felices, disfrutaremos la vida y a nuestros hijos en calma.

Llegamos al consultorio, si Dominic estuviera en el lugar sufriría un infarto. Bess es la primera en ingresar sola mientras el chico se queda a mi lado vigilando la puerta.

—Raze no la violó, ¿cierto? —pregunto. Desde el primer momento en que conocí a Raze aquel día para ir a Italia, el chico me agradó, saber que era hermano de Roth hizo que una parte de mí lo amara de forma instantánea. Sé que Roth una noche, en el pasado, había hecho de todo para salvar a su hermano, al pequeño de ojos grises como lo llamó, pero si ese mismo Raze violó a esta chica, se lo diré a Don y sé que mi esposo aplicará su mano dura, incluso contra un Nikov, o eso espero.

—Prez tiene problemas de fuerza.

—Lo sé —admito—. Cuando lo conocí apretó mi mano y me dejó marcas y fue solo un toque.

—Sí. —Asiente en entendimiento—. Anoche parecía extraño, un poco, ¿tomado?

—¿Quizás discutieron?

—No lo creo... Bess venía feliz, ella salió contenta de la cabaña.

Si estaba alegre no puede ser una violación, cuando Kain me tocó sentía de todo menos felicidad. El chico no sigue hablando y yo tampoco quiero incomodarlo, guardo silencio jugando con una botella de agua hasta que Bess sale. Me muevo para ayudarla a sentarse y la doctora llama a Ellie Mancini a pasar, mi otra identidad. No quise darles mi nombre real. Y nadie insistió en una identificación, quizás por el hombre intimidante a nuestro lado. Dejo a Bess sentada en la silla y sigo a la señora hasta la habitación. Es un lugar pequeño, con una camilla, una TV al frente, un monitor raro al lado y una silla, sin ventanas o cuadros bonitos.

—¿Qué le trae por aquí, señorita Mancini?

U-m-mm —titubeo tirando de la tela del vestido—. Estoy embarazada y me gustaría saber si todo está en control.

—¿Sabe cuánto tiempo tiene de gestación? ¿Es un feto deseado? Disculpe la última pregunta, es para mantener un récord de los embarazos a temprana edad.

—Es deseado —afirmo suspirando—, pero perdí un bebé recientemente y temo que suceda lo mismo.

—Ya veo —murmura sonriendo amable, de alguna manera me tranquiliza el hecho de que me entienda. Me ayuda a colocarme en la camilla y me indica algunos análisis que debo realizarme ya que es mi primer chequeo, también escribe una receta con algunas pastillas que debo empezar a tomar de manera diaria. Al final me pide que me retire la ropa interior y mi vestido y los cambie por una bata médica azul con dibujos.

—Realizaré una ecografía vaginal, esto me dejará ver al feto a estas tempranas semanas...

—¿Saber el sexo? —la corto asombrada.

—No, aunque si lo desea, con una muestra de sangre se puede hacer una prueba genética y en ella se sabría el sexo, ¿muy ansiosa?

—Mi esposo constantemente lo llama él, me gustaría aclarárselo.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora