|𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍| 02

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Emilie

—No, no vas a enviarme a Italia y dividirnos.

—Emilie... —suplica desesperado.

—Enviarme a Italia solo le da ventaja, le demuestras que sí te importa.

—Roth, explícale —sisea hacia su mano derecha. Nikov, de pie, contemplando la vista panorámica de New York nos mira sobre su hombro. Hemos dormido solo unas pocas horas, todos estamos cansados, hambrientos y un poco enojados.

—Ella tiene razón —contesta. Dejo salir una fuerte bocanada de aire, sé que es difícil para todos ir en contra de las órdenes de Dominic, pero no está pensando con la cabeza fría. Ahora mismo solo quiere llevarme a un búnker y dejarme en él hasta la eternidad. Don bufa arreglando su par de gemelos, está impecable con su habitual traje oscuro. Debemos decidir esto pronto, su plan es enviarme a Italia y, después, él junto a los chicos encargarse de todo. Mi plan es que le demostremos a Kain que él no nos importa, que nadie le teme.

Sin embargo, siento que hay partes de todo el juego que desconozco.

—¿Qué no me estás diciendo? —pregunto en voz baja—. Sé que ambos quieren protegerme, pero ocultarme información ya sabemos a dónde nos lleva.

—Kain...

—¡Roth! —brama mi esposo perdiendo por completo su tranquilidad. Me sorprende el estallido que acaba de lanzar y solo me hace retroceder.

¿Qué está sucediendo? No sé cómo comportarme si no puedo llegar a él con Roth en la misma habitación. Me siento tan perdida.

—Cariño —suplico caminando hacia él y abrazando su cadera, Dominic para mi sorpresa corresponde mi movimiento y rodea mis hombros—. Habla conmigo. Necesito saber por qué estás tan desesperado, ¿qué sucede?

—No quiero colocar esa imagen en tu cabeza.

—Esa necesidad de proteger lo que crees inocente en mí, puede costarnos nuestro futuro y el de nuestros hijos. Si es realmente necesario me iré con Emma y Savannah a Italia, no seré una molestia para ti, pero considero que no es lo mejor. Cuando no estamos juntos alguno de los dos comete una estupidez.

—Voy por un vaso de agua, vas a necesitarlo. —Es su única respuesta antes de alejarme de su cuerpo gentilmente y encaminarse a la cocina. Roth se gira y me observa.

—Necesito saberlo.

—Lo sé —admite—. Kain ha hecho esto en el pasado. Ataca a las mujeres... Es su táctica para desestabilizar a su enemigo. Lo hizo con La Corona, eran una asociación italiana gobernante en toda la frontera mexicoestadounidense. Asesinó a la chica delante de uno de los jefes.

—¿Y ella estaba embarazada?

—Sí —confirma.

—¿Y él bebé?

—No lo logró —responde. Sé que me ha suavizado la información.

—¿Por qué no lo logró?

—Emilie... —pronuncia dubitativo, camina hacia mí mientras continúa hablando—: Kain los asesinó a ambos, era muy pequeño para sobrevivir fuera del vientre de su madre. Y ellos no han sido los únicos.

Una imagen de ese chico que me ayudó en el baño viene a mi mente, pero a esta le acompaña una mujer, quizás suplicando por su vida y la de su bebé. Las ganas de vomitar revuelven mi estómago y mi vista se nubla un poco. Roth llega a mi lado, ayudándome a sentarme.

—¿Cómo alguien puede lastimar a un inocente? —cuestiono negando ante mi propia pregunta—. Vlad dijo que Kain no tenía intención de lastimarme, ¿es eso cierto?

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora