|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 14

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Dominic es dueño de una de las cadenas de bancos más grandes del continente americano

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Dominic es dueño de una de las cadenas de bancos más grandes del continente americano. Y estoy atravesando el último piso de la central en Manhattan.

Es extraño no ver a nadie en un lugar como este, solo se escuchan unos ruidos de lo que deduzco es su oficina. Miro mi reflejo en uno de los ventanales, la vista de Manhattan es increíble. Mi chofer y seguridad intenta pasarme. Agarro su antebrazo, deteniéndolo. Este enfrentamiento es entre Dominic y mi persona, no quiero testigos presenciando lo que Cavalli podría llamar una falta de respeto.

—Quédate aquí, no quiero interrupciones.

—Sí, señora.

No me molesto en llevarle la contraria a su término, es como seré llamada y deberé acostumbrarme a escucharlo más seguido. Se escucha un ruido fuerte desde esa zona que parece ser la oficina. Me encamino hacia el lugar. La puerta está abierta. No debería solo caminar dentro, lo sé. Me arrepiento al segundo cuando veo la escena frente a mí. La oficina es enorme, la pared de fondo es de cristal desde el suelo al techo, aun en esta altura se ve un atardecer espectacular. Un escritorio de madera oscura está al centro, en este una cabellera negra es empujada por su cuello. Una chica está doblada con su culo al aire, detrás está mi futuro esposo tomándola como una bestia. Empujándose en ella como un animal, sigue vestido de la cintura hacia arriba y sus ojos cerrados. Su mandíbula dura en un anguloso gesto, sus cejas fruncidas. Ninguno de ellos está mirándome. Momentáneamente estoy a punto de gritar, pero las palabras de Hannah calan dentro. Ella sabe de qué habla, aunque no hizo alusión a ello sé qué quizás fue entregada a Landon sin amarlo. Si ella hizo frente a un made man, yo intentaré hacerlo también.

Mi nombre es dicho en un gruñido varonil, es solo una exhalación. Por unos segundos creo me ha visto, pero no es de ese modo. La chica continúa recibiendo sin hacer un solo ruido debajo. Dominic abre los ojos, sus azules mirándome intensos, impenetrables, observando mi presencia.

Pestañea, no creyendo tenerme delante de sus narices. Se detiene abriendo la boca y frunce sus cejas. Un tic aparece en su mentón. La máscara de frialdad adueñándose de ese rostro capaz de representar la portada masculina en alguna revista de modelos.

—Continúa —ordeno, ondeando mi mano como si fuera una petición sin importancia para mí. El Capo de la mafia, el Don... Dominic Cavalli parece desconcertado. La chica levanta sus ojos marrones buscando al intruso.

—Em...

—He dicho, continúa.

Mi insolencia merece castigo de muerte, así debería ser cobrado en su mundo. Yo, una mujer ordenándole al capo. Mi padre moriría en este instante si viera o escuchara algo semejante. Camino al pequeño bar en la izquierda. Está repleto de licor, me sirvo dos dedos de tequila mirando sobre mi hombro.

Dominic sigue sin mover un músculo.

—No deberías estar aquí.

—Termina de follarla —repito aburrida. No es la primera vez que tengo que verme involucrada en esto. Padre tuvo a más de una de las sirvientas de casa doblada en algún lugar. No siempre fue tan cuidadoso en ello. Yo solía huir en aquellos años, hoy no, ahora no.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora