|𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍| 27

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Emilie

Los niños juegan, las madres hablan entre ellas animadas disfrutando el aire cálido de verano en el central Park, algunos patos nadan en el lago artificial y yo me encuentro sola en una banca, vestida de negro, un sombrero en el mismo tono cubriendo parte de mi rostro. Doblo la pierna dejando que se vea un poco de piel. Hace meses me sentaba en este lugar con un libro en la mano y un café frio y bien dulce en la otra, vestidos de flores y viajaba a esas historias emocionantes plasmadas en papel.

Era parte de las personas inocentes, de aquellas ajenas al peligro, los asesinos, las mafias y los enfrentamientos. Me preocupaba única y exclusivamente por sobrevivir.

Alguien se sienta a mi lado, su aroma a gel fuerte y caro, no levanto la mirada, me quedo a su lado en silencio largo rato.

—A veces imaginaba un mundo alterno, un lugar donde nosotros terminaríamos juntos, felices. Me preguntaba, ¿Qué sucedería si nunca me hubiese casado con Dominic Cavalli?

—Serias feliz —responde aclarándose la garganta—. Tendríamos muchos hijos, yo hubiera sido un idiota sin duda, pero con la violencia que te amo, sé que lucharía para hacerte feliz.

—Me sorprende que accedieras a este encuentro —confieso limpiando la falta de mi vestido de una pelusa imaginaria.

—Dominic no está en el país —confirma mis sospechas—. Esta en rusia, Nikov con su hermano, ¿no confías demasiado en mí?

—Temo decirte que eres tu quien se ha confiado. Si miras tu pecho encontraras una luz roja, eso es un franco tirador en la torre y otro sobre el árbol centrar esta apuntando tu cabeza. Ya no me confió Vladimir, creí que eras mi aliado, pero eres el enemigo.

Byron y Damián son los tiradores, Harry se encuentra a mi derecha, cualquier movimiento y lo tendré sobre nosotros.

Tengo dos semanas sin ver a mi esposo, desde aquel día solo vino para llevarme a nuestra nueva casa, me informo que debía partir y era mejor sino me enteraba de a donde, no se donde esta Emma, no tengo información de Savannah o Nicklaus, estoy volviéndome loca encerrada y se que Vlad Ivanov ataco a Roth buscando represalias en nombre de vengar la muerte de su hermano.

No me sentare a ver mi gente morir, se aniquilada y mi familia dividida. Esta guerra debe acabar.

—Roth no asesino a Kain —digo poniéndome de pie, hace lo mismo y alzo el rostro para mirarle. No puedo evitar alzar mi mano y tocarle la cara. En otra vida, él me hubiera hecho feliz. Lo sé.

—Ha sido él, alardeo con todos al respecto.

—Creen que he estado jugando su juego, pero no es así Ivanov —susurro apartándome—. No me senté en la banca a mirar el partido, ¿Cómo crees que Dalila supo mi ubicación en Paris? Moví las fichas del ajedrez, moví al Rey, me situé como su reina y aniquilé uno de los peones. La única razón por la cual aún vives es porque así lo quiero. Fuiste un gran aliado, pero en esta guerra soy quien dice Jaque mate.

—¿Qué...?

Intenta agarrarme pero un primer disparo golpea a su lado, el cual lo hace saber que voy muy enserio. Los chicos no pueden escucharnos, pero si observar el leguaje corporal de cada uno.

—Tu me diste las coordenadas en el banco —le recuerdo—. Kain murió por sus actos. Me busco en el restaurante queriendo una alianza, ¿crees que no lo iba a reconocer? El porte, el rostro

—¡Eres una...! Bratva me pertenece.

—No —rujo enfrentándolo—. El único jefe de Bratva es Roth Nikov.

—Nunca la gobernaría.

Esto no fue por Dominic, ni por mi sino por aquel primer hombre que me amo, quien me dio una mínima esperanza de creer en alguien. Siempre fue por Roth.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora