|𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍| 19

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Dominic

Entro al coche, respirando descontrolado. La adrenalina de la muerte en todo mi sistema. Cristo, tengo una jodida bala en el hombro y una polla más dura que la estatua de la libertad.

No es mi primera vez asesinado, pero si lo es donde yo era la puta carnada para un grupo de tres. ¿Cómo se han atrevido a atacarme? ¿Ha sido premeditado? Se que padre ha estado actuando extraño desde la muerte de Damon, que me odia más que nunca y Roth no ha ayudado, pero ¿Matar su único heredero?

Enciendo mi deportivo y acelero, maniobrando con una sola mano, debo llegar a la mansión, pero algo en mi pecho se siente incorrecto. Cuando he conducido media hora lejos de los almacenes en Jersey y comprobando que nadie me persigue, estaciono a orillas de la carretera y llamo a la casa. La sospecha de que algo realmente malo sucede se activa cuando nadie contesta. Roth estaría esperando esta llamada. Siempre me espera.

Manejo sobre el límite de velocidad y no hago ademan de colocar ninguna música, necesito llegar a mi destino cuanto antes. El cielo empieza a colorearse del amanecer cuando estoy entrando en nuestra calle. Papa compro cuatro manzanas completas para tener privacidad absoluta y un sistema de seguridad sofisticado.

La puerta está abierta, el primer signo de que algo está mal. Bajo del coche corriendo dentro de la mansión y gritando el nombre de Roth, no me importa si Padre se molesta por mi arrebato.

El ruso no se encuentra en nuestra ala de la casa, le he ordenado permanecer oculto cuando no estoy, no me gusta dejarlo detrás, él debería siempre mantenerse a mi lado.

Nada en el segundo nivel, empezando a desesperarme entro a la habitación de padre, encontrando el mismo desolado panorama.

Si no está aquí es el su despacho, así que corro por la casa y me detengo en seco, hay sangre en el piso, son gotas diminutas de la cocina al pasillo.

Camino rápido, encontrando a Roth encorvado en la pared frente al despacho, tiene el pecho desnudo y solo un pantalón cubriéndolo. Esta gravemente herido a simple vista, ¿Entraron a la casa? ¿Los atacaron?

De ser afirmativo, ¿Dónde está la maldita seguridad? ¿Sus cuerpos...?La pregunta muere en mi boca cuando echo una mirada dentro del despacho. Mi padre está en el piso, atado de manos y pies y con una corbata metida en la boca.

Lo que llama mi atención es el cuchillo de Roth. Es un Karambit de oro, se lo regale como un símbolo de lealtad y hermandad hace tiempo, cuando él impidió que perdiera mi cabeza por completo luego de la muerte de Damon y es el cuchillo enterado en el pecho de padre. Camino lento hasta su cuerpo y verifico si vive, su pulso es bajo, pero yace latente. La oficina es un desastre de muebles y documentos regados, al lado de la chimenea se encuentra el fierro que usa Cavalli para marcar sus enemigos, es el símbolo nazis.

Llego y levanto el hierro, encontrando unas esposas...

Debería atender a mi Capo primero, como mandan las leyes de la famiglia, pero estoy confundido del panorama tétrico del lugar.

«¿Qué carajo sucedió mientras no estuve?»

Parpadeo tomando un trago, moviendo la cabeza para salir de aquellos recuerdo. Fue mi primera y única traición a la famiglia. Interpuse a Roth primero cuando llame a Gastón el medico de confianza y le ordene curarlo. Su torso estaba cubierto de heridas realizadas con un cuchillo , y el símbolo nazis quemado en su espalda. Roth duro tres días inconsciente, los mismo que mantuve prisionero a padre junto a Gastón curándolo en el calabozo de la mansión y esperando que Nikov despertara. Asumía hechos contundentes antes de que me mirada con aquellos ojos negros al despertar.

Gabriel Cavalli, mi padre y el gran todopoderoso Capo de la mafia Italiana le gustaba ser follado por chicos, tuve que mutilar uno de nuestros hombres para conseguir aquella verdad y luego asesinarlo.

Para el momento que Roth reacciono, tenía ese conocimiento.

Luego llego la parte de la tortura, de confesar que tenía planeado hacerse del poder creyendo que yo no podría gobernar. Conto y narro lo que paso esa noche, omitiendo el detalle de una niña inocente.

—¿Por qué no decirlo? —cuestiono observándolo.

—Solo quería protegerla.

—Matamos a padre juntos, gobernamos hombro con hombro y nunca la mencionaste. No lo entiendo...

—Por las misma razones que no dirías donde ella se encuentra ahora mismo, incluso si te sometieran a las peores torturas inimaginables. Le jure lealtad a Emilie Greystone antes que a la famiglia.

La ama, no de la misma manera en la cual yo lo hago y esa es la palabra que no utiliza. Quiere a esa niña que lo salvo. Emilie edifico una muralla de protección con sus buenas acciones aquella noche.

Mi móvil vibra sobre la mesa, lo alcanzo viendo el nombre de Raze en la pantalla y luego su mensaje. Me toma varios segundos en entenderlo, parece usar palabras en cifrado.

«Tengo la localización. Canadá, los verdugos. Dentro de una semana.»

—Kain estará en Canadá, dentro de una semana —siseo.

—¿Canadá?

—Si, Raze acaba de avisarme. Dice Los Verdugos, no entiendo.

—Son un club de moteros, ellos distribuyen coca, tienen carreras ilegales.

—Si, eso lo sé —corto—. ¿Qué podría haber en Canadá importante para Kain? ¿Por qué arriesgar su cuello así?

Frunzo el ceño. Me parece tener las piezas de este juego, pero alguna se me escurre de las manos, algo delante de mis narices a lo que no puedo nombrar. Las manos me hormiguean, sintiéndome tenso y ansioso.

¿Qué estoy dejando de lado? Pienso en mi mente.

Kain, Vlad, Nicklaus, Damon y yo ¿Y la pequeña...? Ella es la única quien lleva mi sangre y no tiene un rostro. No sé cuántos años tendrá o quien de todos es su verdadero padre. Quizás está muerta, como Gabriel juro.

Bebemos un poco de alcohol más y luego vamos a la mazmorra, el club que hasta hace nada pertenece a Vlad, la única huella suya en New York ahora me pertenece. Los rostros son desanimados, mientras en el ring pelean dos hombres americanos. La noche en la cual fui herido por defender a Damián, el chico de Raze en Los Fades la pelea no se parecía a esta, aquella era brutal y contundente. Vida o muerte.

—No —murmura Roth, parece leerme la mente.

—Algo interesante animaría el lugar.

—No quiero ensuciarme el traje.

—La única forma de controlar a estos hombres es dándoles sangre y mujeres. No miro nada de eso en el lugar.

—Es nuestra primera noches y ya quieres hacer cambios, ¿he? —burla.

—Me conoces —digo poniéndome de pie. Traigo la muerte en mis hombros desde París y darles un entretenimiento no está de más.

Son mis pequeñas bestias domesticadas.

Pelear y cazar, aunque tenga el traje perfecto para ocultar al animal dentro de mí, de vez en cuando es bueno dejarlo salir a pasear. Y aquí puedo soltarlo sin temor. Este es nuestro territorio, ¡aquí somos Los Dioses!

Subo al ring en solo bóxer, y ofrezco el show de todos los tiempo. Sangre y muerte, quien gane se lleva la corona. Los hombres gritan embravecido, Roth solo observa desde el balcón agarrándose de las barandillas de metal.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora