He asesinado a sangre fría, teniendo a mi víctima frente a mis ojos... Arrebaté la vida de mi hermano, mi otra mitad y la de mi propio padre. Conozco los gritos de agonía, es más, la mayoría los disfruto. Siempre al quitar una vida siento un placer retorcido que más tarde conduce a una furiosa erección. Golpeé a Raze, intenté vaciar toda mi furia en su persona y nada de ello me ha mortificado tanto como escuchar a mi esposa gritar de dolor, temblar de sudor frío con una fiebre elevada. Antes no he sentido temor o miedo, no hasta este momento donde debo hacer algo rápido o terminaré perdiéndola.
Y, joder, la mujer es un dolor de cabeza y estamos en algún punto más allá del odio y las continuas peleas, pero pensar en perderla no es opción. Egoísta o no, es la mujer a quien deseo y la única forma en la cual aceptaré su muerte es por causas naturales luego de años a mi lado, no antes. Ella tiene que vivir y, si existe un Dios, espero que tome mi vida a cambio y deje a Emilie vivir una eternidad.
—Necesito llevarla al hospital, señor Cavalli... Su esposa está en un riesgo elevado y no tengo los antibióticos necesarios para contrarrestar, o para el caso, la maquinaria de requerirse intervenir quirúrgicamente.
Retiro el paño de su frente aceptando el que me entrega la doctora. Sé que ella necesita un hospital con emergencia. Está fría y pálida, ha perdido el color de su piel, sus labios están agrietados por la alta fiebre. Observo a Roth y Raze, ambos están exhaustos debido a las pasadas horas y yo no quiero pensar en mí en este momento.
—Don... —suplica Roth. Es curioso cómo conoce mi siguiente movimiento.
—Llama a Florentino, pídele una planta completa del hospital y reúne nuestros mejores hombres. Trata de que no llamen la atención, pero que sean los suficientes para que nadie entre. Y necesito una ambulancia aérea para moverla lo más rápido posible.
—Kain se apoderó de Colombia.
—¡¿Podrías dejar de ser mi consigliere por un maldito día?! Necesito salvar a Emilie y me importa una mierda si Kain es presidente o si Obama se volvió un terrorista. Necesito a mi hermano, ese con quien he luchado hombro con hombro, por quien he construido un maldito imperio. No quería ser Capo y lo sabes, lo hice por ti —gruño haciendo que la doctora salte asustada y Roth parpadee mirándome.
Lleva horas y horas preocupado por Colombia, insistiendo en que debo viajar y hacer lazos con el nuevo al mando, pero me importa una mierda. Contrario a lo que se cree comúnmente, Colombia es solo un cinco por ciento en el mundo de la droga. Italia, Rusia, México y Río de Janeiro tienen más distribución internacional. Toda mi mercancía en gran parte se trabaja en Italia. Colombia no me es indispensable.
—Conseguiré la ambulancia —sentencia Raze poniéndose de pie.
Al menos uno de ellos no está siendo más idiota.
—Yo no sabía que tú... —Roth sigue negando.
—Tú eras quien siempre ambicionó esto, solo te he dejado trabajar detrás de mi nombre. Sí, me gusta matar, disfruto tener el control, pero no era la vida que hubiera elegido, de no ser por esa noche... Ahora sería diferente.
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EL CAPO
ActionDominic Cavalli, un hombre sin escrúpulos, de palabras intensas. Es cruel, oscuro e impredecible. Viste de traje como un filántropo, y es tan intenso como un dios. Fingiendo ser perfecto ante el mundo.Sus manos están manchadas de sangre y llenas de...