|𝑳𝑨 𝑹𝑬𝑰𝑵𝑨| 05

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El orfanato es una distracción, conecta mi mente a la antigua yo

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El orfanato es una distracción, conecta mi mente a la antigua yo. Ayudar y servir a otros, de alguna manera me hace encontrarme, trae paz y bienestar. Dominic nunca interfiere en mis horas comunitarias, de hecho, apoya sumamente la causa. La madre superiora ha encontrado nuevos aliados y voluntarios, tenemos dos maestras que imparten clases a los más pequeños, una doctora viene una vez a la semana a supervisar las mujeres que llegan abusadas física o emocionalmente.

Tenemos un caso en particular muy delicado, una chica italiana... Ella es diferente, le cuesta comunicarse con los demás, vive aislada en su propio mundo, solo sale algunas veces a pintar rostros oscuros y tenebrosos. Anoche intentó suicidarse, esta es su segunda vez, los paramédicos llegaron a tiempo y por mera suerte no ha terminado desangrada en el piso de su habitación.

No sé qué hacer con ella, cómo tratarla... Ayudarla. Por lo pronto vigilo su sueño gran parte del día hasta que es hora de marcharme a hurtadillas, antes retiro los cortos mechones rubios y delicados de su frente, cuando la conocí los tenía más largos, pero ahora son solo hebras disparejas gracias a una tijera que encontró en la primera vez que intentó suicidarse.

—¿Qué te atormenta? —pregunto. Está despierta, pero le gusta fingir que duerme para apartarse en su mundo—. Déjame ayudarte.

Suplico pasando saliva, es una criatura triste, apenas en los años de adolescencia, ¿qué le habrá sucedido con anterioridad?

—Oscuro... —susurra bajo. Trata de hablar inglés con ese acento tan melodioso y romántico. Sonrío, es por mucho un gran avance.

—¿Oscuro?

—Pelo, oscuro...

—¿Quieres teñir tu pelo? —cuestiono inclinándome hacia la cama. Su habitación es igual a su estado de ánimo, triste, con las ventanas cerradas y sus dibujos a carboncillo y su ropa ancha y larga.

—Sí, pintar.

—Bueno... —Quiero negarme, porque su pelo es de un bonito rubio dorado, pero es su único avance y no quiero verla retroceder. Teñir su pelo en algún punto quizás sea un nuevo comienzo, un cambio—. Compraré un color oscuro y lo pintaremos el lunes, ¿te gusta la idea?

Me gustaría hoy —dice en italiano, por primera vez girándose a encararme. Tira de las mangas para cubrir el vendaje quirúrgico.

Maldigo en mi interior, hoy no será posible, tengo que fugarme de Nick y tomar un taxi hasta la torre de mi aliado. Necesito toda la información posible sobre Phils Rawson y cómo obtener mi libertad.

¿Qué tal si salgo unos minutos y voy por ello? ¿Eso está bien para ti? —indago en su idioma, facilitando nuestra comunicación.

Afirma mirándome con esos ojos multicolores. Alejo varios mechones cortos de su rostro.

Será un secreto de las dos, ¿de acuerdo?

—concuerda retrayéndose contra sí misma. Me alejo y salgo de su habitación no sin antes darle una segunda mirada, observando cómo la tristeza y desesperanza la cubren. Ella me recuerda a Isabella Cavalli, la mujer de los cuadros en Italia.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora