|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 26

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¿Qué hay de malo en mí? ¿Cómo pueden todas las personas que me rodean lastimarme en algún punto? Fracturar mis ilusiones de golpe, sin una señal previa, ¿qué está mal conmigo? ¿Por qué ahora sí me duele? Antes le vi follar una chica contra un escr...

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¿Qué hay de malo en mí? ¿Cómo pueden todas las personas que me rodean lastimarme en algún punto? Fracturar mis ilusiones de golpe, sin una señal previa, ¿qué está mal conmigo? ¿Por qué ahora sí me duele? Antes le vi follar una chica contra un escritorio y nada pasó, no hubo este fuego interno o la desesperación en mi pecho.

Un brazo envuelve mi cintura y tira de mí hacia atrás y Romano cierra las puertas. Las lágrimas se abren camino en mi rostro, no lucho o grito. Sé quién me tiene contra su pecho, es alguien que una noche en el pasado me acunó de la misma manera y se meció conmigo hasta que salió el sol, limpió mis lágrimas y me prometió que nunca nadie me lastimaría. Lo llamé ángel y se proclamó demonio, sellando un juramento donde la sangre fue nuestro testigo. Falló.

Tropezando, ambos caminamos los pasillos interminables, hasta encontrar a Raze quien luce agitado.

—Tu trabajo era cuidarla —gruñe Roth soltándome, busco soporte en la pared.

—No puedo entrar al baño con ella ¿o sí ,genio? Me encargué del cuerpo, nada por lo cual preocuparse, parece que fue un incidente desafortunado.

Valerie... asesiné a Valerie. Oh, Dios mío.

—Fue un accidente... Ella se volvió loca.

—Necesitamos sacarla de aquí, nadie puede verla así. Emilie, contrólate.

—¡¿Controlarme?! ¡Mi mejor amiga está muerta!

Roth acuna mi rostro en sus manos, su toque diferente a Raze, más delicado, ladea mi rostro observando mi nariz. Sus dedos acarician mis mejillas lastimadas. Valerie sabía pelear, no como una mujer normal, parecía tener entrenamiento, sin ninguna oportunidad contra sus golpes.

—Me entregaste a él...

—Tendremos esta conversación más tarde.

—Ella dijo que me amas —musito.

—Don no tardará en darse cuenta —advierte a cambio, saca un pañuelo blanco y limpia mi nariz y boca de la sangre y mis mejillas bañadas en lágrimas.

—Ayúdame a escapar, Roth. Déjame marchar, me esconderé lejos... Por favor —suplico.

Sus ojos negros me observan, agarro sus muñecas cuando deja caer su frente contra la míaa.

—Es mi Capo, mi hermano... Ya le fallé una vez, por ti no puedo repetirlo.

—Roth, por favor.

—Vamos a sacarte de aquí —sentencia alejándose. Quiero detener las lágrimas, ser fuerte, decirme que no importa, pero es demasiado. Mi mente colisiona entre Valeria y Dominic, no dejo de recordar los buenos momentos, las risas con mi mejor amiga, intento verla como una villana, pero no puedo. No puedo recordarla como esta noche.

A punto de marcharnos, el móvil de Roth vibra. Los tres nos observamos, mi corazón se detiene cuando responde. Dominic ladra una serie de palabras al móvil.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora