EXTRA: NAVIDAD CAVALLI

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Moscú, Rusia

"Diciembre 23, 2021"

—El clan holandés quiere un porcentaje de las armas y estarán encantados de unirse a la tregua.

El representante de la Triada mueve la cabeza en desacuerdo. Frustrado me toco el mentón acariciándome la barba. Quiero que esta reunión acabe de forma pacífica... Observo la silla vacía del representante de Londres, sin él entre nosotros no podre dar por finalizado este conflicto.

Giro el rostro observando la nieve caer en la ciudad de Moscú, mi mente transportándose a mi familia. Escucho débilmente lo que hablan, planes que benefician a cada uno de ellos, pero se niegan a aceptar. Están discutiendo cuando la puerta se abre. 

Nunca soy interrumpido, y el teléfono en la mano de mi asistente solo indica que mi esposa esta en la línea. Los gritos entre hombres se detienen cuando me pongo de pie, moviéndome para tomar el dispositivo y darles la espalda al grupo de idiotas que aun no ha entendido que al final esta maldita negociación terminara en sangre si no hacen lo que demando. Tiene un mes para estar de acuerdo, es el tiempo que Roth me ha pedido de ser civilizado.

—Señora Cavalli —susurro bajo—. Que placer para este mortal ser digno de su tiempo.

Escucho la risita de felicidad en la línea.

—¡Papi! —chilla la dulce voz de mi pequeña Emma.

 La sonrisa en mis labios es instantánea. Le ha robado el celular a su madre, lo hace continuamente para llamarme. La sensación es agridulce, por un lado mi pequeña rubia es lo suficiente inteligente para comunicarse conmigo, la razón de que lo haga porque me extraña... Esa es la otra parte donde duele.

—Lucecita... ¿Dónde esta mami?

Mi papi mio —murmura—. Mami esta en el baño.

¡Emma! —regaña su madre de fondo. Escucho la carcajada traviesa de mi hija, antes que su madre alcance el móvil y se conecte en la línea—. Lo siento amor, ¡cambie el código!

—Es demasiado lista —reviro sin perder la sonrisa. Escucho a los hombres detrás alzar mas la voz y giro mis ojos. Son un montón de incompetentes.

—Se que estas en una reunión importante, estoy preparando a los niños. Compre las esferas y adornos, solo te esperamos para el ir por el árbol juntos.

Ese dolor estruja mi pecho, es un golpe directo. Mi garganta se seca y cierro mi puño. Hemos tenido dos navidades juntos, en la primera reunidos con Roth, Raze y los chicos, donde prometí hacer tradiciones con mi dulce esposa, la en segunda nuestras vidas eran un caos, bebes pequeños, Emma saltando eufórica y un sin numero de pañales y noches en desvelos cuidando a los mellizos. Esta es nuestras tercera Navidad, tengo casi siete meses sin ver mi familia.

¿Cómo le digo que no estaré allí?

—Sobre eso... —murmuro aflojando el nudo de mi corbata. No puedo decirle, no en medio de esta maldita reunión—. Nena, te llamo en unos minutos.

—Don —musita con su voz débil—. Por favor, tienes que venir. Lo prometiste.

—Em...

—Señor Cavalli —me llaman detrás. Me giro enfrentando el grupo de hombres que no se ponen de acuerdo, por quienes hace cinco meses no pude ir, luego hace tres y ahora en navidad los dejare solos... A mi familia.

—¿No vendrás? —insiste mi esposa en la línea.

—No —contesto finalmente—. Te llamo mas tarde.

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