|𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍| 26

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Juraba que estaba preparada para cualquier momento en mi vida, que sería fuerte y valiente, inquebrantable como mi esposo, pero verlo a él creer que llegaría a perderse en su oscuridad ha sido el punto donde o me quebraba o alzaba el mentón y me c...

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Juraba que estaba preparada para cualquier momento en mi vida, que sería fuerte y valiente, inquebrantable como mi esposo, pero verlo a él creer que llegaría a perderse en su oscuridad ha sido el punto donde o me quebraba o alzaba el mentón y me convertía en la mujer que estoy destinada a ser. Su pilar, su soporte. La mafia no es fácil, nunca lo será. Nos golpeara de una y mil formas distintas, esto no era el cierre. La muerte de Kain no garantizaba ningún futuro, si no era Kain Ivanov serian otros deseando el poder. Siempre tendríamos la condena en la espalda.

La diferencia era, que yo estaría aquí, sin importar que tan pesada fuera la cruz, lo ayudaría alzarla y mantenernos en nuestro trono. Raze es el primero en volver preguntando por Bess, ella sigue dormida gracias a lo sedantes sin mostrar ningún tipo de fiebre o alteración.

—¿Dónde están? ¿Dónde están mis chicos? —pregunto interponiéndome en su camino. La cabeza me palpita de pensar en tantos escenarios, cada uno mas fatalista que el anterior.

—Emilie...

—¡No! ¡No, no, no! ¡¿Dónde está mi esposo?!

—Don se marchó, necesita tiempo, pero volverá.

—Me abandono —Jadeo aterrada, empiezo a tirarme del pelo. Se alejo, ¡no puede hacerme esto! ¡Le necesito!

—No —ruge el motero acunándome el rostro, su toque me lastima, es rudo y preciso, justo lo que necesito —. Él volverá a ti como el infierno, no lo dudes, pero necesita controlar su oscuridad antes de estar junto a su luz, ¿no lo entiendes mujer? Eres su luz, a quien nunca va a querer manchar con sangre y muerte.

—No puede dejarme...

—Y él no podrá vivir sin ti o con la culpa de herirte. Incluso dentro de brutalidad logra pensar en su esposa, en el bienestar de sus hijos. Es mas de lo que cualquier hombre "normal" haría.

«Él volverá... Tiene que». Afirmo tranquilizándome.

—¿Y Roth?

—En el club...

—¿Kain?

—Roth se hará cargo, ve a descansar.

—Iré —susurro acariciando mi vientre.

Raze me observa un poco más, antes de soltarme y marcharse. Me quedo en medio de su casa, mirando la puerta de salida.

Prometí no más estupideces, pero esta no lo seria. Sin darme cuenta estoy caminando apresurada. La camioneta de Raze se encuentra en la entrada, con la puerta abierta corro hacia ella y me trepo con premura. Ha dejado la llave en el contacto de encendido, la giro y acelero colina abajo.

Nadie me detiene, todos deducen que es uno de los Nikov quienes conducen, atravieso el portón de seguridad viendo a parte de los hombres de la famiglia tirados en el suelo, comiendo algo y tomando.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora