Entre las calles de Daegu, cuando el sol se encontraba oculto y la luna se elevaba en majestuosidad, la vida de Jeon Jungkook había cambiado. Cuando encontró los ojos cafés al otro lado de la acera el extraño sentimiento que se instauró en él no le...
A la edad de los cinco años le dijeron que iba a tener un hermanito. Él, quien siempre había sido un buen niño y nunca entendía a ciencia cierta porque su padre lo regañaba cuando creía que lo había hecho todo bien, o que su madre lo sermoneaba porque había robado un poco de su plato antes de que estuviera completamente servida la cena. Pero ahí estaba, al pie de una cuna observando fijamente al pequeño bultico, entre sabanas de un amarillo pastel, mover sus diminutas manos en el aire.
- Lindos ojos – el cachorro había mencionado nuevamente, al igual que la primera vez que vio los pequeños luceros de su hermano observarlo. Unos ojos demasiado interesados y perdidos ante la inmensidad del mundo que descubría.
- Taehyung, ves a tu cuarto – su madre había dicho, mientras apartaba de la cuna a su hijo mayor con un puchero en su boca – Ya es tarde, debes ir a dormir.
- Pero Sanhee sigue despierto – el niño no entendía muchas de las cosas del mundo adulto, muchas de las reglas que venían ligadas con esa etapa, y mucho menos las acciones de ellos. Pero él no tenía por qué hacerlas, porque su mamá siempre le había dicho, "Sé un niño ahora, cariño, después tendrás mucho tiempo para ser un adulto", así que Taehyung solo se limitaba a ser el pequeño berrinchudo que su mami consentía y que ahora lo cargaba para que se acostara en su camita – Mami, léeme un cuento – su madre lo pensó. Porque tenía a un cachorro de solo meses en la habitación cercana despierto, pero al final accedió porque Sanha estaba tranquilo, no estaba llorando, y estaba protegido por los barrotes de su cuna.
- Uno y me voy – y así comenzó la lectura, recostándose sobre la cama con fundas de nubes, el pequeño Taehyung escondiéndose en el pecho de la omega y ella maniobrando para poder leer bien, porque al castaño le gustaba demasiado el olor a Jazmines con mandarinas de su mamita, le gustaba escuchar lo suave que era su voz y le gustaba quedarse dormido escuchando los latidos de su corazón sabiendo que ella estaba viva, aunque en aquel entonces no sabía completamente la definición de aquello. A Taehyung también le gustaba y atesoraba esos pequeños espacios, porque desde que su hermanito había nacido, el tiempo para él se había ido reducido, y lo entendía, porque su papi y mami le habían explicado que Sanhee era un bebé y él era un niño grande que debía cuidarlo, así que le prestaba a su mami para que pudiera crecer igual de grande y fuerte que él.
- No hagas trampa Taehyung – el cachorro se había aferrado al torso de su madre luego de que la omega intentara levantarse creyéndose la farsa de su hijo, el cual imitaba perfectamente una respiración pausada y mantenía los ojitos completamente cerrados – Vamos Tae, debes dormir, mañana tienes escuela – y después de muchas protestas dejó ir a su madre, pero con la esperanza y emoción en su mente de que al día siguiente jugaría con su nuevo amigo – Dulces sueños, mi pequeño osito – una suave risa lo delató completamente porque para él era gracioso aquel sobrenombre con el que su madre lo apodaba.
Entre la inconsciencia producida por el mundo de los sueños, en donde el imaginaba que era un superhéroe sintió las caricias en su rostro que lo hicieron despertar luego de unos minutos.
- Lo siento por despertarte, Tae – y aquel era el sobrenombre con el que su padre lo apodaba, así que solo se acercó más a la caricia que el hombre le daba e inspiraba el olor a madera que lo relajaba. Taehyung no veía mucho a su papi porque siempre llegaba tarde y se iba temprano, eran pocas las mañanas en las que lograba verlo antes del desayuno y siempre estaba triste cuando pensaba en él, porque siempre le decía que extrañaría a su Tae y le recordaba siempre en secreto lo mismo – Pero es que eres mi favorito, no le digas a Sanhee porque se pondrá celoso, ni a mami porque me regañará por despertarte– y acompañado de eso vendrían las cosquillas y los besos en su mejilla que lo hacían querer aún más a su papá.
Pero ahora Taehyung no quería ser el favorito, ahora Taehyung no quería esas cosquillas ni los besos en sus mejillas, pero lo aceptaba porque siempre sería mejor recibir el amor de su papá, en especial después de todo lo sucedido con Sanha.
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Bueno, este capítulo salió más corto de lo que esperaba.
