El misterio de Kim Taehyung ♡ KookV

Capítulo 40

Taehyung observaba un punto fijo en la pared sin ser consciente realmente de cuánto tiempo había pasado desde que Jinwoo saliera de la habitación en busca de lo que él llamaba como sorpresa. Tampoco es como si tuviera un reloj o algo que lo ayudara a saber la hora exacta desde que había estado lejos de Jungkook.

Su cuerpo había sido limpiado y el escozor que producía el paño contra su piel era pasado casi desapercibido mientras aquellas manos recorrían su torso y brazos. Las muñecas también fueron desatadas por un momento y aunque el omega pudo pelear, correr o al menos intentar hacer algo, simplemente no tenía fuerzas.

El llanto había cesado y sólo sentía frío a su alrededor. Su padre es como un fantasma atado a él que lo atormenta, y al mismo tiempo es el monstruo bajo la cama o escondido en el armario del que todos los niños temen. Cualquiera de las dos opciones desembocan en lo mismo. Ataduras generadas por el alfa, con las que ha cargado durante años y que lo mantienen anclado a su pasado.

Nuevamente el sonido de las viejas bizarras llegó a los oídos del castaño quien ni se inmutó en dejar de observar aquella mancha gris sobre la superficie blanca del muro frente a él. Igual, que sentido tenía hacerlo si por más que suplicara, no podría salir de ahí.

- Taehyung, te estoy hablando - la segunda, o tal vez tercera vez en la que oyó la voz de Jinwoo fue cuando algo hizo click en su interior obligándolo a girar su rostro en dirección a la puerta.

El alfa se había cambiado de ropa, su cuerpo estaba cubierto por un suéter beige grueso y pantalones con zapatos de vestir negros, había incluso peinado su cabello y los mechones oscuros con algunas canas estaban en su lugar. El menor no sabía si se empeñaba en demostrar lo humillante que se veía frente a él, donde el castaño se encontraba deshecho y tirado en el suelo mientras el alfa lucía radiante desde su altura imponente. O si también esto formaba parte de la dinámica a la que él le llamaba amor familiar, donde fingía que todo estaba en orden luego de las múltiples heridas que causaba en su hijo.

Una sonrisa apareció en su rostro antes de que medio cuerpo se perdiera en la puerta y una mujer fuese tomada con fuerza del brazo derecho obligando a que caminara sin importar los tropiezos que daban sus pies.

Taehyung estaba en un estado en el que no asimilaba lo que pasaba frente a él mientras Jinwoo medía su reacción, por eso cuando el aroma de la omega comenzó a mezclarse con el aire y sus ojos asustados lo miraron, él no realizó ningún movimiento. Se mantuvo inexpresivo por una fracción de segundo hasta que las jazmines se potenciaron con fuerza en la pequeña habitación, y el cítrico de las mandarinas acompañando la fragancia que Miyeon poseía.

Los iris del castaño cambiaron a total entendimiento cuando ella fue empujada y sus rodillas impactaron el suelo, su rostro desencajado en dolor por la acción pero ningún quejido salió de sus labios por estar amordazada.

El mundo de Taehyung se detuvo cuando el color chocolate de los ojos de su madre lo miraron con entendimiento después del leve momento de confusión, el aroma de la mujer comenzando a marcarlo como si se tratase de un cachorro y su corazón entrando en una carrera desbocada por lo que estaba presenciando.

Esa era la misma mujer que lloró durante tres años.

- Ma-má... Mami... - la voz del omega salió en un susurro, su voz entrecortada al final de cada palabra y cuando creyó que dentro suyo no habían más lágrimas, ellas comenzaron a aglomerarse haciendo que parpadeara sin importarle que cayeran sobre sus mejillas con tal de que la borrosa visión desapareciera.

Miyeon miró al alfa quien rodó los ojos y se bajó a su altura.

- Si intentas algo, ya sabes lo que sucederá, cariño - ella asintió frenéticamente al sentir que sus manos eran desatadas y su pañuelo bajado así que sin importarle lo débiles que estaban sus piernas, o el cosquilleo que fluía en sus muñecas ante el retorno del flujo normal de la sangre en la zona, corrió hasta donde su niño lloraba sin poder creer que ella estaba ahí.