Capítulo 32

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El humo que desprendía el té de manzanilla se perdía entre el aire luego de unos cortos segundos. Taehyung seguía observando como el líquido amarillento se mantenía estático en su lugar mientras el silencio lo invadía en el frío pasillo.

A lo lejos pudo distinguir el grito de una mujer, o tal vez fue el llanto de un niño, o simplemente ambos combinados. Ya no le interesaba, si era sincero.

El omega elevó su rostro al sentir la presencia de Jungkook acercarse, tal vez era lo único de lo que estaba consciente. Y a pesar de la pesadez de su cuerpo, de sus ojos hinchados y del dolor de cabeza; el vació que lo recorría era incluso más fuerte que todo eso junto.

- Vayamos a casa, Tae.

¿Casa?

Una vez la señora Kim le había dicho a sus hijos que su casa era el lugar donde estaban las personas que amaba. Claro que eso fue luego de que el pequeño Sanha de ocho años cuestionara por qué se mudaban tanto.

Si Taehyung se pone a pensar en todo lo que ha sido de su vida, nunca ha tenido una verdadera estabilidad. Pasando de barrio en barrio, o incluso de ciudad en ciudad, era un cambió al que se acostumbró desde muy pequeño y produjo que no lograra desarrollar un apego a las cosas o encariñarse demasiado con las personas.

Pero Kim Sanha siempre había sido una constante en su vida.

Desde los cinco años, cuando ni siquiera comprendía la realidad en la que vivía, había estado cuidando de su hermano.

Uno de los recuerdos que más se marcan en la vida del castaño fue el día en el que la sonrisa del menor se apagó. La muerte de la madre fue un cambio trascendental en la vida de su familia, no solo por la forma en la que establecieron nuevos los papeles para cada uno, si no también en las personalidades.

Taehyung se sentía culpable de lo que le pasó a la señora Kim y por consiguiente, se sentía culpable de que no hubiese más un atisbo de alegría en el rostro de su hermano.

Trató de ser un chico fuerte para Sanha, porque era lo único que le quedaba, sí solo su hermano. 

¿Su padre?

Ni siquiera sabía si merecía ser llamado así. Ese hombre solo es un monstruo que lo sigue persiguiendo y torturando en algunos sueños. Tal vez solo quiere hacerlo perder la cordura y probablemente lo consiga si continúa apareciendo de esa manera.

- ¿Tae? - el omega elevó la mirada y vio preocupación en los ojos de Jungkook. Aún se preguntaba cómo ese alfa, había terminado con con alguien como él.

El castaño asintió dejando de lado el vaso con el té, igual no se lo tomaría. Eso no lograría calmar a su cuerpo, ni mucho menos a su corazón.

Taehyung estaba cansado de llorar, o tal vez estaba cansado de todo en general. De luchar contra la inevitable sombra de su padre que parecía acecharlo incluso cuando se creía medianamente feliz.

Cuando llegaron al auto, la mirada del alfa estuvo puesta sobre su novio esperando a que ingresara y luego de un suspiro imitó su acción.

Ambos regresaban a su casa, aquella que estaba a mitad de la calle y desde la que tardaban solo diez minutos en llegar al hospital en auto. La que tenía unas paredes blancas en el exterior y un acogedor ambiente en su interior. No la que estaba enfrente, esa solo es un frío recuerdo de la vida de Taehyung.

El omega había perdido la noción del tiempo, estaba naufragando sin ningún rumbo con un único anclaje a la tierra, que tenía por nombre y apellido, Jeon Jungkook, o más bien el ancla estaba en sus ojos, los mismos que le dieron esperanza desde la primera vez que los vio al otro lado de la carretera.

El misterio de Kim Taehyung  ♡ KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora