Capítulo 15

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Una suave melodía se escuchaba a través del pequeño parlante que había traído ese día, a el chico con los ojos cerrados siempre le habían gustado las baladas románticas que relajaban su cuerpo. El hermoso Sanha que parecía no querer despertar del profundo sueño.

Taehyung lo miró nuevamente, peinó su flequillo y lo acomodó a un lado, su nariz respingada custodiada por aquel cable que lo ayudaba a respirar y el sonido de los latidos de su corazón era lo único que le generaba esperanza al castaño.

- ¿Por qué lo hiciste?... Lo siento - dejó caer su mano y la regresó a su muslo. Su pequeño hermano había bajado de peso, los morados de su piel estaban cambiado de colores a un tono entre el verde y el amarillo, los antebrazos aun seguían cubiertos por algunas gazas recordándole lo que le hizo a su propio cuerpo, y la manera en la que los cortes no lograron matarlo pero la sobredosis lo dejó en coma.

todo eso era su culpa, se repetía Taehyung como mantra en su mente. Era doloroso verlo en ese estado y estar consciente de que quería morir, Sanha lo había hecho porque él no fue capaz de cuidarlo, la promesa que había hecho en la tumba de su madre la estaba rompiendo y la viva prueba de ello era el joven inducido en un sueño sin fecha para despertar.

La puerta de la habitación fue abierta, el olor a madera y vinagre que percibió a su espalda estaba calmado, no era la misma intensidad acostumbrada, lo que significaba supresores, y con ello, un celo.

Giró su rostro para encontrar la sofocante mirada del alfa, el espacio se cargó un poco de las feromonas de su padre, su celo que quería descontrolarse y era su señal para que lo enviara a casa. Se mantuvo en silencio mientras se acercaba, tenía esa aura salvaje y felina a medida que se encaminaba a su hijo menor, lo observó dejar un beso en la frente de Sanha y después hablar.

- Vamos a casa, Taehyung - aceptó, era lo mejor antes de que se descontrolara y su animal interno comenzara a dominarlo. El castaño solo experimentó aquello una sola vez, la primera vez que su celo llegó a los dieciséis fue doloroso, los espasmos que su cuerpo sufría, el calor interior que quemaba cada centímetro de él y la tortuosa manera en la que culminó todo. Después de esos tres días en los que pensó que morirá, nunca más volvió, ni siquiera cuando cumplió los dieciocho, aproximadamente esa era la etapa de maduración en la que se indicaba que su omega estaba listo para tener cachorritos, pero no sucedió, así como tampoco regresó su aroma desde aquel primer celo.

El camino en el carro era silencioso, se sentía intimidado por las feromonas que su padre estaba expulsando, el ambiente era asfixiante al punto de querer abrir las ventanas, pero no lo hizo, el alfa no se lo había permitido y el menor tampoco quería hablarle. El cuerpo del castaño se sentía nervioso y se demostraba en sus manos temblando sobre su regazo, respiraciones que intentaba regular porque no quería que el mayor preguntara y con ello lo obligara a decirle algo.

La camioneta se detuvo en frente de la casa de los Kim, el lugar se veía muy tétrico desde su posición, había un aura oscura entorno a ella que le causaba escalofríos, tal vez era el presagio de que algo malo pasaría o que el cielo se había nublado indicando que se acercaba una tormenta.

- Baja - Taehyung acató la orden, apretando la correa del bolso que se cruzaba por su pecho, sobre aquel buzo café. Cuando los pies del menor tocaron el cemento, tuvo la necesidad de elevar su mirada, la casa de Jungkook por algún motivo se veía más viva, de pronto eran las luces, o que la persona que habitaba ahí no estaba manchada, pero no importaba, su lindo alfa seguramente era el causante de que aquella propiedad lograra verse mejor - ¿Sucede algo? - el omega negó y agradeció que su padre no hiciera más preguntas, no le era muy cómodo mentirle, sobretodo después de haber dormido en casa de su vecino, de una forma que no lo había podido hacer en muchos años.

El misterio de Kim Taehyung  ♡ KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora