El misterio de Kim Taehyung ♡ KookV

Capítulo 44

El tiempo pasaba muy rápido y poco a poco el invierno comenzaba a dar paso a la primavera. Taehyung podía sentir el cambio en el ambiente, el frío disminuyendo paulatinamente y las ramas de los árboles comenzando a florecer nuevamente.

El omega ha creado recuerdos durante todo ese tiempo, tiene en mente las navidades pasadas, cuando era un pequeño y todo estaba bien en su familia. Las escenas de él riendo con su madre y el bebé en brazos que después comenzó a transformarse en un regordete y bonito niño, Sanha persiguiéndolo por su viejo hogar para jugar, sus pies moviéndose en el aire cuando estaba sentado en aquella silla del comedor color caoba para la cena navideña, y el transcurso del cambio a medida que crecía, como el ambiente se tornaba más pesado con los años, las constantes mudanzas no lo dejaban acoplarse a un lugar y sentirlo como su casa, pero estaba bien, aun seguían teniendo su cena y aún tenía a su hermano que le hacía compañía, incluso cuando su madre ya no estaba, cuando no habían más risas en la mesa, al menos podía compartir un pequeño regalo con Sanha en esa época, ya sea una manualidad o algo que compró con el dinero ahorrado que su padre le daba cada tanto.

Sin embargo, ese año fue algo distinto.

Taehyung pudo sentir nuevamente la calidez de un hogar cuando la mañana de navidad inició y Jungkook estaba en la cocina con una tonta pijama de estampado de renos mientras trataba de lidiar con los panqueques, el sonido de la voz de una chica saliendo del video que se reproducía en su celular mientras acataba las órdenes a la vez que trataba de no entrar en pánico.

El castaño se sintió extraño, como las rutinas cambiaban pero unas se sentían mejor que otras, porque aquella noche de diciembre sentado sólo con Jungkook en el sofá con pijamas a juego viendo una serie de películas, con chocolate en mano y una manta cubriendo sus piernas, fue única, no había nada elaborado en la mesa, no habían demasiadas personas ni mucho ruido, sólo ellos dos haciéndose compañía y disfrutando el uno del otro.

Jungkook le había permitido usar su hombro como almohada, también llorar un poco cuando los recuerdos de su hermano afloraron, y a la mañana siguiente le había regalado una linda bola de nieves con dos ositos en su interior y cuando él se excusó por no tener un regalo a cambio la respuesta del alfa fue sencilla.

No hay mejor regalo que tú.

No había sido nada excesivo, pero fueron ellos dos en su pequeño mundo y fue asombroso.

Las semanas pasaron y Hoseok les dio un límite porque no podían evadir más las citaciones, entonces Jungkook y Taehyung se habían presentado para dar el testimonio del último. Fue en una mañana donde no hacía demasiado frío, pero el omega estaba bien abrigado, con un grueso abrigo de su novio sobre toda su ropa, el cual lo mantenía con la temperatura correcta mientras su aroma lo rodeaba y le daba la sensación de protección.

La mano de Jungkook no se había alejado de la suya y había sido claro en que no dejaría entrar al omega sin él, dadas las circunstancias y algunos hilos que Hoseok movió se lo permitieron. El nerviosismo del menor se filtraba entre sus feromonas que se escapaban de su cuerpo y llenaban el aire, el único que lo percibía era el alfa debido a que el encargado de tomar el testimonio era un beta.

En el dorso de la mano de Taehyung se iban dejando suaves caricias, palabras dulces en su oído que buscaban calmarlo y un aroma junto al suyo que trataba de confortarlo. Entonces sabía que debía hablar, porque no quería darle más problemas a su novio, pero las palabras no querían salir de su boca.

Fue difícil, el beta que los atendía fue sorprendentemente paciente o tal vez eran las miradas que Jungkook le daba cuando su pareja no lo veían para que no presionara, pero pudo hacerlo. En voz baja y tomando fuerte el agarre en su mano. Relatar cómo había matado a Jinwoo hizo que su rostro se llenara de lágrimas, que la respiración en algún punto le fallara cuando los recuerdos de él en un sótano lo azotaron desencadenando antiguas imágenes que creía olvidadas.