Draco echo un ultimo vistazo por las persianas verificando que nadie estuviera ahí aparte de ellos, le dedicó una mirada a la ahora rubia Venus y pisó fuertemente, en la cara de Harry. Harry sintió que su nariz se rompía; saltaron los chorros de sangre por todos lados.
-Eso es por mi padre. Ahora, déjame ver…- Malfoy arrastró la capa desde debajo del cuerpo inmóvil de Harry y la arrojó sobre el. - No creo que te encuentren hasta que el tren esté de regreso en Londres-dijo tranquilamente. –Nos vemos por ahí, Potter… o tal vez no. Vamos Venus...- Y teniendo cuidado de pisar los dedos de Harry, Malfoy salió del compartimiento.
-Ve tu, tengo unas cositas pendientes con Potter, te pediría que te quedes pero no quiero que lastimes tus delicadas manos...
-Bien te veré allá.
Venus espero a que Draco saliera y bajara del tren para poder quitar la capa de Potter. Nadie podía escuchar lo que ella le tenía que decir.
-Eres tan imbecil, tienes suerte de que Draco solo te hubiera roto la nariz. En verdad que no eres nada discreto. Bien decía mi padrino que eres un metiche, te advertí que no te metieras en los asuntos de Malfoy y mira donde te vengo a encontrar. ¡Es la última vez que haces esto! Buscate algo que hacer, una novia, o novio. O algún perro que te ladre. No vas a arruinar mis planes por culpa de tu estúpida curiosidad. - la chica le dirigió una mirada llena de coraje. Harry no podía mover ni un solo músculo. - Lo siento pero espero que esto te sirva para que aprendas a no meterte donde no te hablan.
La chica dejó un poco de su cuerpo a la vista cuando le puso de nuevo la Capa invisible, no podía arriesgarse a que Draco supiera que tal vez ella pudo haber ayudado a Potter pondria todo en riesgo y la confianza que él ya tenía con ella se perdería.
Con ayuda de Darcy dejó un mensaje para alguna persona de la orden que estuviera cerca, por mucho que le fastidiara Potter no podía arriesgarse a que no se presentará en Hogwarts ese año y menos con su padre suelto.
-*-
Yacía debajo de su capa invisible sintiendo fluir su sangre, húmeda y caliente, desde su nariz a la cara, escuchando las voces y pisadas en el corredor de más adelante.
Su pensamiento inmediato fue que alguien de seguro revisaría los compartimentos antes de que el tren partiera de nuevo. Pero rápidamente llegó el pensamiento desalentador de que aunque alguien mirara dentro del compartimiento, no podría ser seguro que alguien lo viera.
Su mayor esperanza era que alguien más entrara y se tropezara con él. Harry nunca había odiado tanto a Malfoy como ahora que yacía ahí, tal como una absurda tortuga volteada sobre su caparazón, escurriendo sangre desagradablemente dentro de su boca abierta.
En qué situación tan estúpida se había metido… y ahora las últimas pisadas se desvanecían, todos estaban saliendo a la oscura plataforma, podía escuchar el movimiento de los vagones y el murmullo de pláticas. Ron y Hermione pensarían que había bajado del tren sin ellos.
Una vez que hubieran llegado a Hogwarts y tomado sus lugares en el Gran Comedor, mirarían de un lado a otro en la mesa de Gryffindor unas cuantas veces y finalmente se darían cuenta de que no estaba, él sin duda se encontraría a medio camino de regreso a Londres.
Trató de hacer algún sonido, incluso un gruñido, pero era imposible. Entonces recordó que algunos magos, como Dumbledore, podían pronunciar hechizos sin hablar, así que intentó atraer su varita que se le había caído de las manos, diciendo las palabras “Accio Varita!” una y otra vez en su cabeza, pero nada ocurrió.
Pensó que podía escuchar el susurro de los árboles que rodeaban el lago, y el lejano ulular de una lechuza, pero ni una sola señal de búsqueda o de siquiera (se despreció a si mismo al pensarlo) voces en pánico preguntándose dónde podría estar Harry Potter.
Un sentimiento de desesperanza se esparció en él mientras se imaginaba el grupo de carruajes arrastrados por los Thestrals hacia la escuela y las grandes risotadas saliendo del carruaje en el que Malfoy iba, donde estaría haciendo el recuento de su ataque sobre Harry a Crabbe, Goyle, Zabini y Pansy Parkinson.
El tren se sacudió, haciendo que Harry rodara hacia un lado. Ahora estaba contemplando la polvorienta parte baja de los asientos en lugar del techo. El piso empezó a vibrar mientras la máquina del tren empezaba a cobrar vida. El Expreso se marchaba sin que nadie supiera que él seguía dentro… Entonces sintió que su capa invisible se alzaba sobre él y una voz le decía
- Qué hay Harry - Vio un rayo de luz roja y su cuerpo se descongeló, ahora podía moverse a una posición más digna, rápidamente se limpió la sangre de su pálido rostro con el dorso de su mano y levantó su cabeza para mirar a Tonks, quien sostenía la capa invisible que acababa de quitarle de encima. - Más vale que salgamos de aquí rápido – dijo, mientras las ventanas del tren se oscurecían con el vapor y empezaba a moverse fuera de la estación. – Vamos, saltemos.
Harry se apresuró después de ella hacia el corredor. Ella abrió la puerta del tren y saltó a la plataforma, que parecía que se deslizaba debajo de ellos mientras el tren avanzaba. Él la siguió, aterrizando inestablemente, luego se enderezaron justo a tiempo para ver la brillante máquina escarlata de vapor que ganaba velocidad y daba vuelta, y se perdía de vista.
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Los Secretos De Una Weasley
Viễn tưởngLos Secretos De Una Weasley Una Chica: Venus Aluminé Weasley Un Confidente: Alec Nott Secretos revelados. "Tal vez es momento de que mis secretos, Los Secretos de una Weasley, salgan a la luz"