Capítulo 21

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Draco echo un ultimo vistazo por las persianas verificando que nadie estuviera ahí aparte de ellos, le dedicó una mirada a la ahora rubia Venus y pisó fuertemente,  en  la  cara  de  Harry.    Harry  sintió  que  su  nariz  se rompía;  saltaron  los chorros de sangre por todos lados. 

-Eso es por mi padre. Ahora, déjame  ver…- Malfoy  arrastró  la  capa  desde  debajo  del  cuerpo  inmóvil  de  Harry  y  la arrojó sobre el.  -  No  creo  que  te  encuentren  hasta  que  el  tren  esté  de  regreso  en Londres-dijo  tranquilamente.  –Nos  vemos  por  ahí,  Potter…  o  tal  vez no. Vamos Venus...- Y  teniendo  cuidado  de  pisar  los  dedos  de  Harry,  Malfoy  salió  del compartimiento.

-Ve tu, tengo unas cositas pendientes con Potter, te pediría que te quedes pero no quiero que lastimes tus delicadas manos...

-Bien te veré allá.

Venus espero a que Draco saliera y bajara del tren para poder quitar la capa de Potter. Nadie podía escuchar lo que ella le tenía que decir.

-Eres tan imbecil, tienes suerte de que Draco solo te hubiera roto la nariz. En verdad que no eres nada discreto. Bien decía mi padrino que eres un metiche, te advertí que no te metieras en los asuntos de Malfoy y mira donde te vengo a encontrar. ¡Es la última vez que haces esto! Buscate algo que hacer, una novia, o novio. O algún perro que te ladre. No vas a arruinar mis planes por culpa de tu estúpida curiosidad. - la chica le dirigió una mirada llena de coraje. Harry  no  podía  mover  ni  un  solo  músculo. - Lo siento pero espero que esto te sirva para que aprendas a no meterte donde no te hablan.

La chica dejó un poco de su cuerpo a la vista cuando le puso de nuevo la Capa invisible, no podía arriesgarse a que Draco supiera que tal vez ella pudo haber ayudado a Potter pondria todo en riesgo y la confianza que él ya tenía con ella se perdería.

Con ayuda de Darcy dejó un mensaje para alguna persona de la orden que estuviera cerca, por mucho que le fastidiara Potter no podía arriesgarse a que no se presentará en Hogwarts ese año y menos con su padre suelto.

-*-

Yacía  debajo  de  su  capa invisible  sintiendo  fluir  su  sangre,  húmeda  y  caliente,  desde  su  nariz  a  la cara,  escuchando  las  voces  y  pisadas  en  el  corredor  de  más  adelante. 

Su pensamiento  inmediato  fue  que  alguien  de  seguro  revisaría  los compartimentos antes de que el  tren partiera de  nuevo. Pero rápidamente llegó  el  pensamiento  desalentador  de  que  aunque  alguien  mirara  dentro del  compartimiento,  no  podría  ser seguro que alguien  lo viera.

Su  mayor esperanza era  que alguien más entrara y se tropezara con él. Harry  nunca  había  odiado  tanto  a  Malfoy  como  ahora  que  yacía  ahí,  tal como  una  absurda  tortuga  volteada  sobre  su  caparazón,  escurriendo sangre  desagradablemente  dentro  de  su  boca  abierta.

En  qué  situación tan  estúpida  se  había  metido…  y  ahora  las  últimas  pisadas    se desvanecían,  todos  estaban  saliendo  a  la  oscura  plataforma,  podía escuchar el  movimiento de los vagones y el murmullo de pláticas. Ron  y  Hermione  pensarían  que  había  bajado  del  tren  sin  ellos. 

Una  vez que  hubieran  llegado  a  Hogwarts  y  tomado  sus  lugares  en  el  Gran Comedor,  mirarían  de  un  lado  a  otro  en  la  mesa  de  Gryffindor  unas cuantas  veces  y  finalmente  se  darían  cuenta  de  que  no  estaba,  él  sin duda se encontraría a medio camino de regreso a Londres.

Trató  de  hacer  algún  sonido,  incluso  un  gruñido,  pero  era  imposible. Entonces  recordó  que  algunos  magos,  como  Dumbledore,  podían pronunciar  hechizos  sin  hablar,  así  que  intentó  atraer  su  varita  que  se  le había  caído  de  las  manos,  diciendo  las  palabras  “Accio  Varita!”  una  y otra vez en su cabeza, pero nada ocurrió.

Pensó  que  podía  escuchar  el  susurro  de  los  árboles  que  rodeaban  el  lago, y  el  lejano  ulular  de  una  lechuza,  pero  ni  una  sola  señal  de  búsqueda  o de  siquiera  (se  despreció  a  si  mismo  al  pensarlo)  voces  en  pánico preguntándose  dónde  podría  estar  Harry  Potter.

Un  sentimiento  de desesperanza  se  esparció  en  él  mientras  se  imaginaba  el  grupo  de carruajes  arrastrados  por  los  Thestrals  hacia  la  escuela  y  las  grandes risotadas  saliendo  del  carruaje  en  el  que  Malfoy  iba,  donde  estaría haciendo  el recuento de  su  ataque  sobre  Harry a  Crabbe, Goyle, Zabini  y Pansy Parkinson.

El  tren  se  sacudió,  haciendo  que  Harry  rodara  hacia  un  lado.  Ahora estaba  contemplando  la  polvorienta  parte  baja  de  los  asientos  en  lugar del  techo.  El  piso  empezó  a  vibrar  mientras  la  máquina  del  tren empezaba  a  cobrar  vida.  El  Expreso  se  marchaba  sin  que  nadie  supiera que él seguía dentro… Entonces  sintió  que  su  capa  invisible  se  alzaba  sobre  él  y  una  voz  le decía

-  Qué hay Harry - Vio  un  rayo  de  luz  roja  y  su  cuerpo  se  descongeló,  ahora  podía  moverse a  una  posición  más  digna,  rápidamente  se  limpió  la  sangre  de  su  pálido rostro  con  el  dorso  de  su  mano  y  levantó  su  cabeza  para  mirar  a  Tonks, quien sostenía la capa invisible que acababa de quitarle de encima. -  Más  vale  que  salgamos  de  aquí  rápido  –  dijo,  mientras  las  ventanas  del tren  se  oscurecían  con  el  vapor  y  empezaba  a  moverse  fuera  de  la estación.  –  Vamos, saltemos.

Harry  se  apresuró  después  de  ella  hacia  el  corredor.  Ella  abrió  la  puerta del  tren  y  saltó  a  la  plataforma,  que  parecía  que  se  deslizaba  debajo  de ellos  mientras  el  tren  avanzaba.  Él  la  siguió,  aterrizando  inestablemente, luego  se  enderezaron  justo  a  tiempo  para  ver  la  brillante  máquina escarlata  de  vapor  que  ganaba  velocidad  y  daba  vuelta,  y  se  perdía  de vista.

Los Secretos De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora