Venus se reunió con esos chicos tan amables, en verdad eran sus personas favoritas, platicaron un poco y decidieron que irían a primero Madame Malkin
-...ningún niño, por si no te habías dado cuenta, madre. Soy perfectamentecapaz de hacer las compras por mi cuenta.
Alguien chascó la lengua, y luego una voz que Venus identificó como la de Madame Malkin dijo:
-Mira, querido, tu madre tiene razón; en los tiempos que corren no esconveniente pasear solo por ahí, no tiene nada que ver con la edad...
-¡Quiere hacer el favor de mirar dónde clava el alfiler!
Un adolescente pálido, de facciones afiladas y cabello rubio platino, salió dedetrás del perchero. Llevaba puesta una elegante túnica verde oscuro con unareluciente hilera de alfileres alrededor del dobladillo y los bordes de las mangas. Dioun par de zancadas, se colocó ante el espejo y se miró; tardó unos instantes en ver a Venus, Blake y Andrew reflejados detrás de él, y entonces entrecerró sus ojos grises.
-Si te preguntas por qué huele mal, madre, es que acaba de entrar una sangre sucia -anunció Draco Malfoy.
Venus no sabia de que hablaba, hasta que volteo y vio a su hermano con sus dos amigos, ni siquiera los había escuchado entrar y al parecer los gemelos tampoco, porque voltearon a ver a quien veía su tío con tanto desdén.
-¡No hay ninguna necesidad de emplear ese lenguaje! -lo reprendió Madame Malkin saliendo de detrás del perchero a toda prisa, con una cinta métrica y unavarita en las manos-. ¡Y tampoco quiero ver varitas en mi tienda! -se apresuró aañadir, pues al mirar hacia la puerta vio a Harry y Ron allí plantados con las varitas en mano apuntando a Malfoy.Hermione, que estaba detrás de los chicos, les susurró:
-Dejenlo, en serio, no vale la pena.
-¡Bah, como si se atrevieran a hacer magia fuera del colegio! -se burló Malfoy-. ¿Quién te ha puesto el ojo morado, Granger? Me gustaría enviarle flores.
-¡Basta ya! -ordenó Madame Malkin, y miró a sus espaldas en busca de ayuda-. Por favor, señora...Narcisa Malfoy salió de detrás del perchero con aire despreocupado.
-Guarden las varitas -exigió con frialdad a Harry y Ron-. Si vuelven a atacara mi hijo, me encargaré de que sea lo último que hagan.
-¿Lo dice en serio? -la desafió Harry. Avanzó un paso y miró con fijeza a la mujer cuyo arrogante rostro, pese a su palidez, recordaba al de su hermana. Harry ya era tan alto como ella-. ¿Qué piensa hacer? ¿Pedirles a algunos mortífagos amigos suyos que nos liquiden?
Madame Malkin soltó un gritito y se llevó las manos al pecho.
-Chicos, no deberian acusar... Es peligroso decir cosas así. ¡Guarden las varitas, por favor!
Pero Harry no la bajó. Narcisa Malfoy esbozó una desagradable sonrisa.
-Veo que ser el preferido de Dumbledore te ha dado una falsa sensación de seguridad, Harry Potter. Pero él no estará siempre a tu lado para protegerte.
-¡Vaya! -exclamó Harry, mirando con sorna alrededor-. ¡Ahora no lo veo por aquí! ¿Por qué no lo intenta? ¡Quizá le encuentren una celda doble en Azkaban y pueda ir a hacerle compañía al fracasado de su marido!Draco, furioso, se abalanzó sobre Harry, pero tropezó con el dobladillo de latúnica. Ron soltó una carcajada.
-¡No te atrevas a hablarle así a mi madre, Potter! -gruñó.
-No deberías hablarle así a una dama Potter, ¿tu madre no te enseño modales?- y así era como Venus cerraba bocas.
-No pasa nada, hijo -intervino Narcisa, poniéndole una mano de delgados yblancos dedos en el hombro para sujetarlo-. Creo que Potter se reunirá con sus queridos padres antes de que yo vaya a hacer compañía a Lucius.Harry levantó un poco más la varita.
-¡No, Harry! -gimió Hermione y le tiró del brazo para bajárselo-. Piensa...No debes... no te metas en líos.
Madame Malkin titubeó un momento y decidió comportarse como si no pasara nada, con la esperanza de que realmente no llegara a pasar nada. Se inclinó hacia Draco, que todavía miraba con odio a Harry, y dijo:
-Me parece que tendríamos que acortar la manga izquierda un poquito más, querido. Déjame...
-¡Ay! -chilló Draco, y le dio un golpe brusco en la mano-. ¡Cuidado con los alfileres, señora! Madre, creo que no quiero esta túnica... -Se quitó la prenda por la cabeza y la arrojó al suelo, a los pies de MadameMalkin.
-Tienes razón, hijo -coincidió Narcisa, y le lanzó una mirada de profundodesprecio a Hermione-, ahora veo la clase de gentuza que compra aquí. Será mejorque vayamos a Twilfitt y Tatting.
Madre e hijo abandonaron con aire decidido la tienda y, al salir, Draco se aseguró de tropezar con Ron y darle tan fuerte como pudo. Venus y los gemelos salieron atrás de ellos, resulto que Blake y Andrew estaban bajo su cuidado.
-¡Habrase visto! -se horrorizó Madame Malkin. Recogió la túnica del suelo y le pasó la punta de la varita por encima para quitarle el polvo, como quien pasa unaspirador.La dueña de la tienda estuvo muy alterada mientras Ron y Harry se probaban las túnicas nuevas; intentó venderle a Hermione una túnica de gala de mago en lugar de una de bruja, y cuando por fin se despidió de ellos, se notó que se alegraba de verlos marchar.
-¿Ya lo tienen todo? -preguntó Hagrid, jovial, cuando los tres amigos salieron a la calle.
-Más o menos -contestó Harry-. ¿Has visto a los Malfoy?
-Sí. Pero descuida, Harry, jamás se les ocurriría armar jaleo en medio del callejón Diagon.
Los tres amigos se miraron, pero, antes de que pudieran sacar a Hagrid de su error, llegaron los señores Weasley y Ginny cargados con pesados paquetes de libros.
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Los Secretos De Una Weasley
FantasíaLos Secretos De Una Weasley Una Chica: Venus Aluminé Weasley Un Confidente: Alec Nott Secretos revelados. "Tal vez es momento de que mis secretos, Los Secretos de una Weasley, salgan a la luz"