Capítulo 44

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Filch estaba parado en la puerta principal de roble como siempre,cotejando los nombres de los alumnos que tenían permiso para ir a Hogsmeade. El proceso fue todavía mas largo que lo normal ya que Filch chequeaba a todo el mundo tres veces con su Sensor de Secretos. 

-¿Que importa si contrabandeamos cosas oscuras para AFUERA? –denunció Theo Nott, mirando el largo, angosto Sensor de Secreto con aprehensión- ¿No tendrían que estar controlando lo que traemos devuelta ADENTRO? 

Su comentario le ganó unas pasadas extras del Sensor, y todavía estaba haciendo muecas de dolor cuando salieron al viento y aguanieve.La caminata en Hogsmeade no fue agradable. Venus se envolvió con su bufanda la parte baja de la cara; lo expuesto se sintió rápidamente entumecido. 

El camino a la aldea estaba lleno de estudiantes doblados ante el viento despiadado. Más de una vez Venus se preguntaba si no hubieran disfrutado más el tiempo en la cálida Sala Común, y cuando finalmente llegaron a Hogsmeade y vieron que la tienda de bromas de Zonko había sido cerrada, Venus lo tomó como una confirmación de que ese viaje no estaba destinado a ser divertido. 

Alec señaló con una mano gruesamente recubierta de guantes hacia Honeydukes, que estaba misericordiosamente abierta, y Venus y Blaise subieron los escalones yendo hacia la abarrotada tienda. 

-Gracias a Dios –dijo Balise temblando cuando entraban y se sentían envueltos en un aire cálido, con perfume a caramelo.

- ¡Quedémonos aquí toda la tarde! 

-¡Venus Blaise , mis chicos! –dijo una voz detrás de ellos. 

-Oh no –musito Venus.Los tres se dieron vuelta y se toparon con el Profesor Slughorn, quien vestía un sombrero peludo, un abrigo de piel con collar de piel que hacía juego y agarraba un bolso de piña cristalizada, y ocupaba al menos un cuarto de la tienda. 

-Venus, ¡Ahora son tres las pequeñas cenas que te perdiste! –dijo Slughorn-  ¡Estoy determinado a tenerla conmigo! Al joven Zabini le encantan, ¿no es así? 

-Si –dijo Blaise desamparadamente- son realmente... 

-Entonces, ¿por qué no vienes Venus? –exigió Slughorn.

-Bueno, he tenido practica de Quidditch, profesor, no me es muy fácil al ser mi primer año dentro del equipo y ademas capitana –dijo Venus, quien realmente había programado prácticas cada vez que Slughorn le había mandado una invitación violeta, adornada con un moñito. Esta estrategia significaba que nadie de sus amigos quedaba excluido excepto por Blaise, que ese si iba a las fiestecillas por compromiso.

 -Bueno, ¡Entonces espero que ganen el primer partido después de tanto esfuerzo! –dijo Slughorn- pero un poco  de recreación nunca le hizo mala nadie. Bien, ¿Qué tal el lunes por la noche? No es posible practicar con este clima... 

-No puedo, profesor, esa noche tengo... eh... una cita con el profesor Dumbledore. Es una tremenda casualidad pero en verdad me necesita con urgencia.

-¡Sin suerte otra vez! –lloriqueo Slughorn dramáticamente- Oh, bueno,¡No me podrás evadir para siempre Venus! 

Y con un saludo cordial se deslizo fuera de la tienda, fijándose tan poco en Alec como si él hubiera sido una exhibición de cucarachas garapiñadas. 

-No puedo creer que te saliste de otra mas –dijo Balise, sacudiendo la cabeza- no son tan malas, sabes... A veces son hasta divertidas... -pero en ese momento se dio cuenta de la expresión que llevaba Alec- Oh,miren, tienen plumas de azúcar de lujo, ¡Esas que duran horas! 

-Vayamos a Las Tres Escobas –dijo Alec nada más salir de la dulceria - Allí estará templado.

 Nuevamente se envolvieron con las bufandas alrededor de las caras y  salieron de la tienda de dulces. El viento frío era como cuchillos sobre las caras después de la tibieza azucarada de Honeydukes. 

La calle no estaba muy transitada, nadie se preocupaba en charlar, solo se apuraban en llegar a sus destinos. La excepción eran unas cuantas personas que se encontraban  aglomerados justo en la entrada de Las Tres Escobas.

Reconoció a 4 de ellos, como siempre Potter niño, Potter niña y Weasley. Además ahí estaba el mal oliente de Mundungus. Desde donde ella se encontraba no podía escuchar lo que Potter niño le estaba reclamando. Pero mientras más se acercaban mejor veía el enfado del chico.

– ¡Ouch!

Potter  había  empujado  a  Mundungus  contra  la  pared  del  bar  por  la garganta. Sosteniéndolo con una mano, desenfundó su varita.

-¡Harry!  –chillo su amiga Hermione

-Tomaste  eso  de  la  casa  de  Sirius  –dijo  Potter,  quien  estaba  casi  nariz con  nariz  con  Mundungus  y eso definitivamente le interesaba a Venus, ya que esas cosas le pertenecían. -  Eso tenia escrito "Familia  Black" encima.

-Yo...  no...  ¿qué?  –mascullo  rápidamente  Mundungus,  quien  lentamente se estaba poniendo violeta. -¿Qué  hiciste,  volviste  la  noche  que  murió  y  vaciaste  el  lugar?  –gruño Harry.

-Yo... no...

-¡Dámelo!

-¡Harry,  no  deberías!  –chilló  Hermione,  mientras  Mundungus  seguía cambiando de color, ahora a azul.

Hubo  un  ¡bang!,  y Venus vio como las  manos de Potter  volaban  a  la  garganta  de Mundungus.  Jadeando  y  mascullando,  Mundungus  vio  que  no  tenia caso, se oyó  un ¡crack! Y había desaparecido. Harry  maldijo  tan  fuerte  como  podía,  dando  vueltas  en  el  lugar  para  ver a donde se había ido Mundungus.

-¡Vuelve, ladrón de... ! 

-No tiene caso, Harry –Tonks había aparecido de la nada, con su pelomarrón mojado por el aguanieve.-Mundungus seguramente estará en Londres a esta altura. No tiene casogritar. 

-¡Se llevado las cosas de Sirius! ¡Robado! 

-Si, pero igual... Eres el único causando alboroto ahí esta Venus y si no estoy mal también son sus cosas –dijo Tonks, quien parecía nada sorprendida por esta información-. Deberían ir a algún lugar caliente. 

Los Secretos De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora