-Estoy contento de que lo apruebes,- Dijo Dumbledore, sonriendo.- ¿Puedo ofrecerte una bebida?
-Seria muy agradable,- Dijo Voldemort.- He recorrido un largo camino.
Dumbledore se puso de pie y se dirigió al estante donde ahora guardaba el pensadero, pero que entonces estaba lleno de botellas. Habiendo entregado una copa de vino a Voldemort y servido una para él, regresó al asiento detrás del escritorio...
-Así que, Tom... ¿A que debo el placer?- Voldemort no contestó de inmediato, dio un pequeño sorbo a su vino.
-Ya no me llaman Tom, - Dijo.- Ahora soy conocido como...
-Se como te llaman,- Dijo Dumbledore, sonriendo.- Pero para mi, me temo que siempre serás Tom Riddle. Es una de las cosas que molestan de los viejos maestros, creo que nunca olvidan los comienzos de sus alumnos cuando eran jóvenes.- Alzó su copa como brindando por Voldemort, cuya expresión no cambió.
Aun así, Venus sintió la atmósfera cambiar súbitamente, que Dumbledore no usara el nombre elegido por Voldemort era rehusarse a permitir que Voldemort escogiera los términos de la reunión, y ella sintió que Voldemort lo tomó de esta manera.
-Me sorprende que haya permanecido aquí por tanto tiempo,- Dijo Voldemort después de una pequeña pausa.- Siempre me pregunté por qué un mago como usted nunca quiso abandonar la escuela.
-Bueno,- Dijo Dumbledore, aun sonriendo.- Para un mago como yo, no puede haber nada más importante que la enseñanza de viejas habilidades, ayudar a afilar las mentes jóvenes. Si recuerdo bien, alguna vez estuviste atraído por enseñar también.
-Aun me interesa.- Dijo Voldemort.- Me preguntaba por que usted... a quien le ha pedido consejo el ministerio tan seguido, y a quien le han ofrecido dos veces el puesto de Ministro, creo...
-Tres veces en la última cuenta, de hecho.- Dijo Dumbledore. – Pero el Ministerio nunca me atrajo como carrera. De nuevo, algo que tenemos en común, supongo.
Voldemort inclino la cabeza, sin sonreír, y tomó otro sorbo de vino. Dumbledore no rompió el silencio entre ellos, esperó, cortésmente, a que Voldemort hablara primero.
-He regresado, - Dijo, después de un momento.- Mas tarde lo que el Profesor Dippet esperaba... pero he regresado, de cualquier manera, a solicitar de nuevo lo que una vez me dijo que era muy joven para tener. He regresado a solicitarle que me permita volver a este castillo, a enseñar. Creo que debe saber todo lo que he visto y hecho desde que dejé este lugar. Puedo mostrarles y platicarles a sus estudiantes cosas que no podrían obtener de ningún otro mago.
Dumbledore pensó un poco acerca de Voldemort mirando su propia copa por un tiempo antes de hablar.
-Si, se bien lo que has hecho y visto desde que nos dejaste,- Dijo calmadamente.- Rumores de tus obras han alcanzado tu vieja escuela, Tom. Me daría pena creer la mitad de ellos.-
La expresión de Voldemort no cambió mientras dijo;
- La grandeza inspira envidia, la envidia engendra rencor, el rencor produce mentiras. Usted debe saber esto, Dumbledore.
-¿Llamas grandeza lo que has estado haciendo?- Preguntó Dumbledore delicadamente.
-En efecto,- Dijo Voldemort, y sus ojos parecían de un rojo ardiente, esos ojos que Venus ya había visto en ella. – He experimentado, he forzado los limites de la magia mas allá de lo que han sido forzados.
-De algunos tipos de magia,- Lo corrigió Dumbledore.
— De algunos. De otros, tu permaneces... discúlpame... desastrosamente ignorante.- Voldemort sonrió por primera vez. Tenía una mirada maliciosa, que parecía mas una mirada de furia. —El viejo argumento,- Dijo lentamente.- Pero nada de lo que he visto en el mundo ha respaldado sus ideas de que el amor es mas poderoso que mi tipo de magia. Dumbledore.
-Quizá has estado buscando en los lugares equivocados,- Sugirió Dumbledore.
-Bien, entonces, ¿qué mejor lugar para comenzar mi nueva búsqueda que aquí, en Hogwarts?- Dijo Voldemort.- ¿Dejará que regrese? ¿Me dejará compartir mis conocimientos con sus estudiantes? Pongo mi persona y mis conocimientos a su servicio. Estoy a sus ordenes.- Dumbledore levanto las cejas.
– ¿Y que seria de aquellos a los que tu ordenas? ¿que pasará con aquellos que se llaman a si mismos – o así dice el rumor –Los Mortifagos? – Harry sabia que Voldemort no esperaba que Dumbledore conociera este nombre; vio el destello rojo en los ojos de Voldemort de nuevo.
-Mis amigos,- Dijo, después de una pausa,- Seguirán conmigo, estoy seguro.
-Me agrada saber que los consideras amigos,- Dijo Dumbledore.- Tenia la impresión de que eran mas tus sirvientes.
-Está equivocado,- Dijo Voldemort.
-Entonces, si yo fuera a la “Cabeza de puerco” esta noche, no encontraría un grupo de ellos,- Nott, Rosier, Muldber, Dolohov- ¿esperando tu regreso? Fieles estos amigos en realidad, para viajar tan lejos contigo en una noche nevada, solo para desearte suerte mientras intentas conseguir un puesto de maestro. -No podía haber duda, de que el hecho que Dumbledore supiera exactamente con quienes estaba viajando, era muy poco agradable para Voldemort, pero lo disimuló casi de inmediato.
-Sabe de todo, como siempre, Dumbledore.
- -Oh, no, solo amigo del cantinero local,- Dijo Dumbledore.- Bien, Tom...- Dumbledore hizo a un lado su copa vacía, se reclino en el sillón, juntando la punta de sus dedos, en su gesto característico. -Hablemos francamente. ¿Por que has venido aquí esta noche, rodeado de secuaces, a pedir un trabajo que ambos sabemos no deseas?-Voldemort parecía sorprendido.
- ¿Un trabajo que no deseo?. Al Contrario lo deseo mucho.- Venus tal vez percibía un poco de sinceridad en las palabras de su padre, sin embargo seguramente tendría motivos para estar ahí.
ESTÁS LEYENDO
Los Secretos De Una Weasley
FantasyLos Secretos De Una Weasley Una Chica: Venus Aluminé Weasley Un Confidente: Alec Nott Secretos revelados. "Tal vez es momento de que mis secretos, Los Secretos de una Weasley, salgan a la luz"