Capítulo 52

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-Puedo hacer que cosas pequeñas se muevan sin tocarlas. Puedo hacer que los animales hagan lo que yo quiera que hagan, sin entrenarlos. Puedo hacer que cosas malas les ocurran a la gente que me molesta. Puedo hacer que se lastimen si yo quiero.- Sus piernas temblaban. Se tambaleó y se sentó en la cama nuevamente, mirando sus manos, su cabeza agachada como si estuviese orando. -Sabía que era diferente- susurró a sus propios dedos temblorosos- Sabía que era especial. Siempre supe que había algo.

-Bueno, estabas bastante acertado- dijo Dumbledore, quien ya no sonreía, pero miraba a Riddle intensamente. -Tú eres un mago.

-¿Usted también es un mago?

-Sí, lo soy.

-Pruébelo- espetó Riddle, con el mismo tono demandante que había usado cuando dijo "Diga la verdad".Dumbledore arqueó las cejas

-Sí, si como lo estoy asumiendo, estás aceptando tu lugar en Hogwarts.

-¡Por supuesto que acepto!

-Entonces te dirigirás a mí como Profesor o Señor.

La expresión de Riddle se endureció por un momento antes de decir, con una voz educadísima e irreconocible

-Lo siento , Señor...Quiero decir...por favor Profesor,¿podría mostrarme...?

Harry estaba seguro que Dumbledore se negaría, de que le diría a Riddle que habría suficiente tiempo para demostraciones prácticas en Hogwarts, que en ese momento estaban en un edificio lleno de muggles y que por lo tanto debían ser cautelosos. 

Sin embargo, para su gran sorpresa, Dumbledore extrajo su varita del bolsillo de su saco, apuntó al viejo armario en la esquina y le dio a su varita una ligera sacudida.El armario se incendió. Riddle se incorporó de un salto, Harry apenas podía culparlo por tener rencor e ira, todas sus posesiones debían haber estado allí dentro. 

Pero cuando Riddle miró a Dumbledore, las llamas se desvanecieron ,dejando al armario sin daño alguno. Riddle miró el armario y luego a Dumbledore; luego, con expresión codiciosa señaló la varita y dijo

-¿Dónde puedo conseguir una de esas?

-Todo a su tiempo- dijo Dumbledore- Creo que hay algo que quiere salir de dentro de tu armario.

Y con toda seguridad, podía oírse un lejano chillido proveniente del mismo. Por primera vez, Riddle se veía asustado.

-Abre la puerta-dijo Dumbledore. 

Riddle dudó, luego cruzó la habitación y abrió de golpe la puerta del armario. En el último estante, sobre una pila de ropa gastada, una pequeña caja se estaba agitando y chillando como si hubiera varios ratoncitos frenéticos atrapados allí dentro.

-Sácalo- dijo Dumbledore. Riddle bajó la caja chillarte. Se veía nervioso.-¿Hay algo dentro de esa caja que no deberías tener?-preguntó Dumbledore. Riddle le echó a Dumbledore una fuerte, larga y calculadora mirada

-Si, eso supongo, Señor- dijo finalmente con una voz inexpresiva.

 -Ábrela-dijo Dumbledore. 

Riddle le quitó la tapa y arrojó el contenido a su cama sin mirar. Venus, quien esperaba algo más emocionante, vio un desorden de objetos comunes: un yoyo, un dedal plateado y una desgastada armónica entre ellos. Una vez fuera de la caja, los objetos dejaron de chillar y se quedaron quietos sobre las mantas.

-Se los devolverás a sus dueños junto con unas disculpas- dijo Dumbledore calmado, guardando su varita nuevamente en su saco.- Me deberé enterar si lo has hecho. Y estás advertido, robar no es tolerado en Hogwarts.-Riddle no se veía ni remotamente avergonzado, miraba fría y desvergonzadamente a Dumbledore- Por último- dijo, con voz inexpresiva:

-Sí Señor.

-En Hogwarts- prosiguió Dumbledore- enseñamos, no solamente a usar magia, sino también a controlarla. Tú has estado, inadvertidamente estoy seguro, usando tus poderes de una manera que no es enseñada ni tolerada en nuestro colegio. No eres el primero, ni serás el ultimo, en dejar que la magia te controle. Pero deberías saber que Hogwarts puede expulsar estudiantes, y que el Ministerio de la Magia, sí, hay un Ministerio, castiga a los que quebrantan la ley aún más severamente.Todos los magos nuevos deben aceptar eso, al entrar a nuestro mundo que está regido por nuestras reglas.

-Si Señor- dijo Riddle nuevamente.

Era imposible decir en qué estaba pensando, su cara permanecía inexpresiva mientras guardaba el pequeño botín de objetos robados de nuevo en la caja de cartón. Cuando terminó, se volvió hacia Dumbledore y dijo secamente.

-Yo no tengo dinero alguno.

-Eso se arregla fácilmente-dijo Dumbledore, sacando un monedero decuero de su bolsillo- hay una fundación en Hogwarts para aquellos querequieran ayuda para comprar libros y túnicas. Deberás comprar desegunda mano algunos de tus libros de hechizos y demás, pero... 

-¿Dónde se compran los libros de hechizos?-interrumpió Riddle, quien  había tomado la bolsa de dinero sin agradecerle a Dumbledore, y estaba examinando un pesado galeon de oro. 

-En el Callejón Diagon-dijo Dumbledore- tengo tu lista de libros y cosas para el colegio. Puedo ayudarte a encontrar todo.

 -¿ Usted viene conmigo?-dijo Riddle, levantando la vista. 

-Ciertamente, si tu... 

-No lo necesito-dijo Riddle- Estoy acostumbrado a hacer las cosas por mí mismo. Voy a Londres todo el tiempo por mi cuenta.¿Cómo llego hasta el Callejón Diagon...Señor?- agregó, siguiéndole la mirada a Dumbledore. 

Venus pensó que Dumbledore insistiría en acompañar a Riddle, pero una vez más se sorprendió. Dumbledore le extendió a Riddle el sobre que contenía la lista de útiles y luego de indicarle exactamente cómo llegar hasta el Caldero Chorreante desde el orfanato, le dijo: 

-Serás capaz de verlo, aunque los muggles a tu alrededor, eso es gente no-mágica, no puedan. Pregúntale a Tom, el cantinero...bastante fácil de recordar, comparten el mismo nombre-Riddle dio un respingo irritado, como si intentase espantar una mosca molesta.-¿No te gusta el nombre Tom?

Los Secretos De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora