Capítulo 90

114 24 1
                                    

—De ningún modo!- Dijo Harry enojado.

-Creo que pensamos lo mismo,- Dijo Dumbledore.- Verdaderamente, hay algunas similitudes entre esta muerte y la que ocurrió con los Riddle. En ambos casos, alguien mas fue declarado culpable, alguien que tenia un claro recuerdo de haber cometido el asesinato.

-¿Hokey confesó? –preguntó Venus,  aunque realmente no tenía duda de la respuesta.

-Recordó haber puesto algo en la bebida de su ama que resulto no ser azúcar, sino una letal y poco conocida poción, - Dijo Dumbledore.- se concluyó que ella no pretendía hacerlo, pero estando vieja y confundida...

-¡ Voldemort modificó su memoria, justo como lo hizo con Morfin!.

-Si, esa es también mi conclusión,- Dijo Dumbledore.- Y, como con Morfin, el ministerio estaba predispuesto a sospechar de Hokey.

-Porque ella era un Elfo doméstico,- Dijo Harry. No se había sentido tan identificado con la sociedad que Hermione había creado, P.E.D.D.O.

-Precisamente,- Dijo Dumbledore. – Ella era vieja, admitió haberse confundido con la bebida de su ama, y nadie en el ministerio se molestó en investigar un poco más. Y como en el caso de Morfin, cuando la había localizado y logré extraerle este recuerdo, su vida estaba casi por terminar, pero su memoria por supuesto, prueba que Voldemort sabia de la existencia de la taza y el medallón.
Para cuando habían condenado a Hokey, la familia de Hepzibah se había dado cuenta de que faltaban dos de sus más apreciados tesoros. Les tomó un tiempo cerciorarse de esto, ya que tenia muchos lugares en los cuales esconderlos, pues siempre había guardado muy bien su colección. Pero antes de que estuvieran completamente seguros de que faltaban la taza y el medallón, el asistente que había trabajado en Borgin y Burkes, el joven que había visitado a Hepzibah regularmente y la había tratado tan bien, había renunciado a su puesto y desaparecido. Sus superiores no tenían idea de a donde se había ido, estaban tan sorprendidos como todos por su desaparición. Y eso fue lo ultimo que se supo de Tom Riddle por un largo tiempo... Ahora,- Dijo Dumbledore.- si no les molesta, quiero hacer otra pausa para atraer su atención hacia ciertos puntos de la historia. Voldemort había cometido otro asesinato, aunque este fuera el primero desde que mato a los Riddle. No lo sé, pero creo que así fue. Esta vez, como habrán visto, mató no por venganza, sino por provecho. quería los dos extraordinarios trofeos que le había mostrado esa pobre mujer. Justo como había robado a los otros chicos en el orfanato, justo como había robado el anillo de su tío Morfin, así que esta vez corrió con la taza y el medallón de Hepzibah.

-Pero,- Dijo Harry.- parece extraño... arriesgando todo, renunciando a su trabajo, solo por esos...

-Extraño para ti, tal vez, pero no para Voldemort.- Dijo Dumbledore.- Espero que pronto entiendas lo que esos objetos significaban para él Harry, pero debes admitir que no es difícil imaginar que el veía el medallón como suyo por derecho.

  -El medallón tal vez, pero ¿por que la taza también?- Dijo Harry.

-Había pertenecido a otro de los fundadores de Hogwarts- Dijo Venus.

- Creo que aun sentía algo profundo por la escuela y que no podía resistirse a un objeto tan implicado en la historia de Hogwarts. Creo que había otras razones... espero ser capaz de demostrárselas a su debido tiempo. Y ahora por el último recuerdo que tengo para mostrarles, al menos hasta que consigas obtener el recuerdo del Profesor Slughorn para nosotros. 10 años separan el recuerdo de Hokey de este, diez años en los que solo podemos adivinar lo que estaba haciendo Lord Voldemort...

Harry se puso de pie otra vez, mientras Dumbledore vaciaba el último recuerdo dentro del pensadero.

-De quien es este recuerdo?- Preguntó.

–Mío.- Dijo Dumbledore. Y Venus y Harry se sumergieron tras Dumbledore a través de los remolinos de líquido plateado, aterrizando en la misma oficina que acababa de dejar. Ahí estaba Fawkes dormitando en su sitio, y ahí detrás del escritorio estaba Dumbledore, quien parecía muy similar al que estaba junto a Harry, aunque sus manos estaban perfectas y sanas y su cara, quizá, menos marcada. La única diferencia entre el despacho del presente y éste era que en el pasado estaba nevando, copos caían por la ventana en la oscuridad. El joven Dumbledore parecía estar esperando algo y unos momentos después de su llegada, tocaron a la puerta y dijo,

-Adelante.- Harry dejó salir un pequeño grito ahogado.

Voldemort había entrado en la habitación. Sus facciones no eran las que había visto salir del gran caldero de piedra casi dos años atrás, no era como de serpiente, los ojos aun no eran rojos, la cara no parecía una mascara, pero ya no era el atractivo Tom Riddle. Era como si sus facciones hubieran sido quemadas y borradas; parecían de cera y desfiguradas, y los ojos ahora tenían una permanente mirada sangrienta, aunque las pupilas aun no eran las rendijas en las cuales Harry sabia se convertirían.

Estaba usando una túnica larga y negra, y su cara estaba tan pálida como la nieve en sus hombros. El Dumbledore detrás del escritorio no mostró sorpresa alguna. Evidentemente la visita había sido concertada previamente.

-Buenas noches, Tom- Dijo Dumbledore.- ¿Te sentarás?

-Gracias. – Dijo Voldemort, y tomó el asiento que Dumbledore le había indicado, el mismo, aparentemente, que Harry acababa de dejar en el presente.

– Escuché que se había convertido en el director,- Dijo, y su voz era un poco mas fuerte fría de lo que había sido.- Una buena decisión.

Los Secretos De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora