Prepotente, decidida, fuerte, vengativa, competitiva, con humor ácido, sarcástica en ocasiones serias y con unas curvas de armas. Lacie es el prototipo de una mujer perfecta, lástima que trabajar de Escort no ayuda como beneficio a todo aquello.
Y e...
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Le doy una mirada de soslayo cuando nos detenemos en un semáforo y al ver que nuestras miradas se encuentran me inclino hasta el estéreo para poner música. Me muerdo el labio inferior al ver que la mano me tiembla y antes de que él se dé cuenta me aparto dejando la primera canción que sonó apenas encendió.
Tae vuelve a acelerar cuando el semáforo se pone en verde y yo me ocupo nuevamente en observar el recorrido por mi ventanilla. No habíamos hablado desde que salimos del estacionamiento, tampoco es que teníamos muchas cosas que decir.
Él lo había dicho todo y yo no tenía nada para decir, así de diferentes éramos. Tae me atraía mucho, como a una persona que le gusten los hombres y tenga ojos. Pero no creo que después de lo que él me había confesado decirle que solo me atraía como algo sexual estaría bien.
Después de oírlo aquella vez en la empresa me había prometido no acercarme a él porque no se merecía ilusiones falsas, ¿pero cómo hacerlo ahora que estábamos a un pelín de distancia y él estaba condenadamente ardiente?
Nunca, desde que comencé a trabajar para Oscar, sentí ganas de acostarme con alguien. No podía comprender porque Scarlett e Idaly se enloquecían tanto por estar con alguien a elección de ellas. Ahora lo comprendía, ahora podía sentirlo en carne propia.
Con Tae me sucedía que verlo me hacía temblar el mundo, el cuerpo. Me generaba una sensación en el vientre que bajaba hasta mi centro y no solo me hacía palpitar el corazón. No podía creer cómo sudaba al estar a una distancia corta y a miles a su vez.
Era más fuerte que yo, muchísimo más.
Solté un suspiro sin pensar y apreté mis piernas cruzándolas. Imaginarme a Tae con el traje bordo que llevaba cuando lo tenía al lado no era algo recomendable, no en este momento. Deje que el viento siguiera soplándome el rostro y apoye mi cabeza en la palma de mi mano reposada en el marco de la ventana.
Segundos después ya estábamos entrando al vecindario donde estaba su departamento, así que me enderece acomodándome el vestido. Tae estaciono el coche en el mismo lugar de siempre y abrió la puerta dispuesto a salir. Se inclinó para tomar el móvil que estaba debajo del estéreo y me observo.
—¿Piensas quedarte aquí? —pregunto en un murmuro. Su voz se oía afectada, al parecer no solamente yo iba a sufrir una convulsión si no llegábamos a tiempo para tomar aire lejos del otro—. Amelie me pidió que bajará algunas canciones y eso me tomará un poco de tiempo, no mucho.
Medite sus palabras unos segundos bajó su mirada curiosa, pero tenerlo observándome de esa manera solo me hacía abrumar, así que baje maldiciendo al mundo entero. Tire mi cabello hacia atrás y abanicándome con la mano lo seguí por detrás cuando se adelantó.
Se subió al ascensor y después de imitarlo presionó el número de su piso. Para la buena suerte de nuestra salud el recorrido no duró mucho y cuando las puertas se abrieron él volvió a salir primero pero solo se acercó hasta la mitad del pasillo.