37. Hacer el amor en secreto.

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L A C I E

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L A C I E

—Idaly —la llamó desde el umbral de la puerta. Le sonrío a su tía cuando obtengo la atención de ambas y con un meneo de cabeza le pido que me siga.

Me doy la media vuelta para volver a la sala principal y desde el pasillo observo a Estrella correr al baño en busca de sus zapatos para salir.

—¿Sucedió algo? —pregunta colocándose al frente de mí. Suspiro y aparto la mirada del pasillo.

—¿Podrías prometerme que vas a aguantar tu intriga y hacerme un interrogatorio luego? —pido cruzándome de brazos. La insistencia de Idaly era algo con lo que nunca podía combatir, sobre todo cuando algo la intrigaba mucho. Para mi buena suerte la veo asentir despreocupada, diría que no imaginándose nada, pero la conozco demasiado bien para saber que algo debe saber o imaginarse—. Saldré a cenar.

—¿Con quién? —Elevo una de mis cejas, ella sonríe—. ¿Saldrás con Tae bomboncito Carter?

Frunzo mi entrecejo al oírla.

—¿Desde cuándo le has puesto ese apodo?

—No te pongas celosa, se me acaba de ocurrir. —Le resta importancia con un ademán de mano—. Me encuentras ocupada con la segunda parte de la serie "la vida sin Idaly" narrada por mi tía, pero cuando llegues prepárate porque aquí estaré con palomitas.

—Lo prometo.

—Esta vez no escaparas, Lacie. —Me señala con su dedo índice mientras da pasos hacia atrás.

Niego con mi cabeza sonriendo y cuando vuelve a ingresar a la cocina voy a mi habitación para sacarme el pijama. Después de que Amelie cancelara nuestra reunión de esta noche mi plan era pasármela viendo películas animadas con Estrellas y también, tal vez, cenar en el sofá con las chicas.

Esa siguió siendo mi idea por mucho tiempo después de que Tae nos haya invitado a cenar, pero la ilusión en el rostro de la pequeña Estrella fue ese pinchazo en aquel punto débil que tenía por ella que me hizo aceptar incluso sabiendo cuánto riesgo seguía corriendo estando de esta manera con él.

Soy consciente de lo mucho que nos estamos exponiendo, realmente estamos más juntos de lo que me gustaría y aunque eso no es lo que me desagrada, lamentablemente Oscar conoce a toda la ciudad. ¿Y para qué negar que las personas a veces viven solo para hablar sobre la vida de los demás?

No estábamos siendo cuidadosos si esto solo se trataba de sexo. No solo Oscar podría arruinar todo esto, su "fama" en la ciudad era grande y si no nos habían encontrado es porque realmente estábamos teniendo demasiada suerte. Lo que menos quería era aparecer en una revista de chimentos como la nueva conquista del hombre más rico de la ciudad.

Sabiendo cuál será su lugar para cenar sin habérselo preguntado, me pongo lo primero que encuentro en el placard para ir más cómoda y a mi estilo. La última vez que cenamos juntos supe que precisamente no le molestaba verme vestida así, sino las miradas que atraía. Era obvio que quería pasar desapercibido, pero él seguía prefiriendo restaurantes de lujo que una cafetería del hospital.

Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora