Prepotente, decidida, fuerte, vengativa, competitiva, con humor ácido, sarcástica en ocasiones serias y con unas curvas de armas. Lacie es el prototipo de una mujer perfecta, lástima que trabajar de Escort no ayuda como beneficio a todo aquello.
Y e...
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P R I M E R A P A R T E
Acomodo mi vestido apenas bajó del coche y dándole una mirada alrededor encuentro a Idaly bloqueando las puertas. Con apuro guarda las llaves en el pequeño bolso de mano que lleva y siguiéndola por detrás nos dirigimos sin ánimos hasta el club. La música ya está encendida, pero no en su máximo volumen así que eso nos indica que todavía los hombres no llegaron. Dejamos las cosas en nuestras taquillas y reuniéndonos con las demás agradecemos en un suspiro haber llegado justo a tiempo.
Scarlett, nuestra compañera en la categoría Rubí, se nos pone al lado para separarnos de las otras categorías y esperar las órdenes, incentivando a las demás a hacer lo mismo. Oscar siempre exigía que nos mantuviéramos en nuestro círculo de nivel y divididas porque eso le felicitaba el trabajo de localizarnos. A comparación de las demás, quienes gozaban de una buena amistad entre ellas, con Idaly no habíamos interactuado mucho con ella. No es que nos haya hecho algo malo, simplemente las ocasiones no se daban.
Scarlett tiene demasiada clientela, a veces ni siquiera la vemos con frecuencia. Por lo poco que interactuamos es una chica simpática, demasiado bonita y con unas curvas envidiables. Morena, con cabello rizado y divinamente perfecta en lo que es su cutis. Nunca se me hizo complicado admitir que una mujer era bonita, de hecho siempre halagaba a las personas sin antes conocerlas.
Me gustaba verlas porque me hacían sentir bien y en algunas ocasiones me inspiraban a mejorarme solamente para sentirme bien conmigo misma. Cuando era pequeña solía ser una persona rellenita y después de la muerte de mi madre mi apariencia decayó igual que mi ánimo, trayendo lo que naturalmente tenemos la mayoría de las mujeres.
Estrías y celulitis.
Al principio sí me sentía avergonzada, pero cuando descubrí que no era la única el autoestima subió un poco. Scarlett tenía una figura perfecta, era caderona y cuando creí que no tenía imperfecciones una vez la encontré en el baño cambiándose. Por su piel morena las estrías eran un poco más visibles y fue ella, quien en pocas palabras, me había dicho que de algo tan natural jamás tendríamos que sentir vergüenza.
Existen hombres que le molestan o les disgustan, como hay personas distintas en todo el mundo. Algunos de ellos tienen el pene chico, no tienen el mejor cutis, de hecho también tienen estrías, ¿por qué entonces nosotras deberíamos avergonzarnos si éramos personas con imperfecciones igual que ellos?
Esas fueron sus palabras y por completo, estuve de su lado.
Soy consciente de que los hombres a veces piden demás, de hecho en mi categoría hay personas que se desilusionan al ver que mis pechos son pequeños y al contrario yo tengo que aguantar la carcajada al ver lo pequeño y arrugado que es su miembro que ni siquiera aporta levantándose. Entonces, ¿por qué debemos ser perfectas si ni siquiera ellos lo son?
Años atrás odiaba desvestirme delante de una persona por mis imperfecciones, ahora estoy orgullosa de decir que soy lo más natural y normal que hay en este jodido mundo.