29. Modelo.

1.4K 134 12
                                    

S E G U N D A   P A R T E

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

S E G U N D A P A R T E

Me remuevo bajo las delicadas sábanas y me estiro al encontrar más espacio de lo que pensé. Mi cama no es conocida por exactamente ser grande y suave, así que al sentir espacio de sobra cuando estiro una de mis piernas, abro los ojos sentándome de inmediato. Mareandome ante el repentino movimiento aprieto mis labios y sobo mis ojos frunciendo mi entrecejo sin comprender el contexto de mi alrededor.

Una vez que mi mente decide despertarse suelto un suspiro al reconocer el lugar en donde estoy y apoyó las palmas de mis manos en el suave colchón buscando estirarme hacia atrás en busca de fuerzas para comenzar el día. La primera vez que había estado aquí no había detallado muy bien la habitación porque principalmente no estaba en todos mis sentidos y segundo, porque tenía cosas más importantes que hacer al parecer.

Tampoco hay mucho que decir, la verdad. La habitación del chico, el cual nunca recuerdo su nombre, es de lo más normal; tiene una cama, una cómoda, una mesa de noche y otra puerta aparte de la salida. La habitación no está muy decorada, de hecho da un aspecto de un hotel donde sólo pasará unos cuantos días antes de marcharse.

Me levanto cuando me siento más animada y el mal humor mañanero comienza a irse. Aún en ropa interior me acerco a la otra puerta rezando porque sea un baño y mis súplicas son escuchadas cuando la abro y me encuentro con uno pequeño. Hago mis necesidades alerta escuchando que nadie ingrese a la habitación y cuando acabo me coloco delante del espejo.

Nunca me había gustado mi aspecto mañanero y era fiel creyente de que nadie se veía bien cuando recién se levantaba, es que francamente era algo imposible que alguien se viera guapo con el rostro hinchado y si es que sucedía solo habían dos opciones viables: tenías un gran amor propio o alguien te estaba mintiendo. Gesticulo una mueca de disgusto cuando veo mi maquillaje corrido y por dentro agradezco no estar en casa sino Idaly me torturía nuevamente por haber dormido con el maquillaje puesto dándome razones necesarias de porque no debería volver a hacerlo.

Idaly era una persona extremadamente cuidadosa con su aspecto, sobre todo con su cutis porque en su adolescencia había sufrido mucho del acné. Pero también había que reconocer que aquel cuidado con el tiempo se convirtió en una obsesión en la cual siempre intentaba involucrarme. No es que no tuviera cuidado con mi cutis, de todas formas no podría no tomarle importancia teniendola a ella, pero sí que era muchísimo más descuidada en ese sentido.

Luego de lavar mi rostro sacandome el resto de maquillaje corrido vuelvo a lavar mis manos y usando mi dedo índice tomo la pasta dental cerrada que está en un costado. Enjuago mi boca procurando sacarme el mal olor y al acabar ato mi cabello en una coleta alta para que no me moleste. Salgo de la habitación buscando con la mirada mi ropa de anoche y una vez que la encuentro doblada encima de la cómoda la tomo para poder cambiarme.

Ansiosa por encontrarme nuevamente con el hombre suelto un suspiro observando a mi alrededor buscando un poco más de tiempo y al oír unos ruidos de platos desde afuera decido que es momento de salir a encontrarme con él. Me guio por el sonido bajo de una canción e ingreso a la cocina topandome con él dándome la espalda mientras prepara algo.

Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora