T A E
Masajeo mi cabeza, suspiro y me echo hacia atrás en el sofá. No conocía, ni tenía el número de alguien conocido para que pudiera venir a ocupar mi lugar y desafortunadamente dejarla a su suerte no estaba bajo los reglamentos de la clínica.
Incluso aunque me tome la molestia de repetirle más de trece millones de veces que no era familiar o conocido suyo no me dejaron ir. Esto ya estaba comenzando a molestarme demasiado. Tenía un dolor en el cuello de estar tanto tiempo en la misma postura, sueño, hambre y podría jurar que mis piernas estaban dormidas de tanto tiempo sentado.
Hank se comprometió en ayudarme a encontrar a su familia, madre o padre, hermanas o quien sea, pero que venga urgente a sacarme de este infierno. Quería liberarme de cualquier compromiso, ir a casa y olvidarme de este mal trago, pero el destino o quien estuviera jodiendome no tenía mis mismos planes.
Estiro mi cabeza hacia atrás aún cruzado de brazos y suspiró nuevamente, dándome por vencido con la pelea que estaba manteniendo internamente. Decidido me levanto para irme, sin importarme el hecho de que me lo prohibieron, pero cuando me pongo de pie observo como un hombre vestido de blanco sale del pasillo por donde se la llevaron hoy.
—Familiares de Lacie Bawerk. —Miro hacia mis extremos, esperando que alguna de las pocas personas que había se levante, pero cuando nadie lo hace doy por hecho de que se trata de ella.
Bueno, por lo menos tenía su nombre. Algo bueno había obtenido de esta noche.
— ¿Eres familiar directo de la paciente? —pregunta y yo no me veo intimidado a decirle la verdad.
—No, un simple ciudadano que cumplió con su obligación de traerla a emergencias en el estado que estaba y a quien no lo dejaron ir por más veces que les he dicho que no la conozco. —Me encojo de hombros. Después de todo no mentía, no la conocía.
—Oh, ya veo. —Baja la libreta y observa sus laterales—. ¿Fue usted quien pagó sus gastos?
—Sí, ¿Lo cubriría algo y me lo devolverán? Porque si no es así, prefiero irme.
Siento como mi móvil vibra desde mi bolsillo delantero y cuando lo saco, corroboro el trabajo pendiente de Hank. Sonrío al leer su respuesta y lo guardó nuevamente.
—Bueno, nos estamos viendo —saludo—. En realidad espero que no, odio las clínicas. En fin, no le mande saludos de mi parte a la paciente.
—Lamento que no será así. —Una voz detrás de mí me detiene. Giro para ver de quién se trata y me contengo a no poner los ojos en blanco cuando veo a dos oficiales—. Tenemos algunas preguntas para hacerle, por favor sígueme.
Genial, lo único que me faltaba. Que me culpen de la paliza que Oscar le había dado. Ya ansiaba el momento de poder cobrarme todas las que me estaba haciendo pasar.
Lo sigo sin poner queja, no tenía nada que ocultar porque yo no había sido, así que iba siguiéndolos con tranquilidad. El oficial le pide un consultorio vacío a la secretaría y sin objeción ella se lo da. Me hace sentar en una de las sillas y él se apoya en el escritorio cruzándose de brazos.
ESTÁS LEYENDO
Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]
RomancePrepotente, decidida, fuerte, vengativa, competitiva, con humor ácido, sarcástica en ocasiones serias y con unas curvas de armas. Lacie es el prototipo de una mujer perfecta, lástima que trabajar de Escort no ayuda como beneficio a todo aquello. Y e...