Prepotente, decidida, fuerte, vengativa, competitiva, con humor ácido, sarcástica en ocasiones serias y con unas curvas de armas. Lacie es el prototipo de una mujer perfecta, lástima que trabajar de Escort no ayuda como beneficio a todo aquello.
Y e...
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Me sacudo del agarre que consigue obtener Bera desde atrás cuando me siento volar entre los pasos rápidos que doy hasta la puerta principal del hospital. No siento el sonido de las ambulancias cuando me encuentro junto a ellas y aturdido por mi propio odio caminó hasta el coche gris de Bera que está en el estacionamiento general aparcado en las primeras filas.
Giro cuando llegó y observándola correr con sus tacones altos extiendo una de mis manos apenas logra llegar.
—¿Qué crees que estás haciendo? —pregunta desesperada en un intento por recuperar su respiración. Alisa su falda sin apartar la mirada de la mía y me presiona con su ceño fruncido para que responda.
—Estoy pidiéndote las llaves —le hago saber bruscamente. Zarandeo mi mano para que me las entregue pero ella niega nuevamente.
—No te las daré.
Aprieto mis labios cuando mi mal humor encuentra mi boca y ladeo la cabeza hacia un costado buscando paciencia para no descargármela con ella. Bera no tenia la culpa de que me sintiera como un estúpido, culpable de todo lo que había ocurrido y herirla como mi desesperación me lo ordenaba no era justo, no se lo merecía. Así que reprimí todas aquellas palabras que le hubiese dicho a cualquier otra persona y deje que la brisa de la noche se tomara la libertad de abrazarme.
—Necesito ir —confesé. Cerré mis ojos cuando nuevamente los sentí nublándose de lágrimas y giré la mirada hacia ella—. Necesito dejar de sentirme como me siento y hacer algo. Necesito sacarme esta agonía que me está matando.
—Las cosas no se solucionan de la manera en la que tú quieres —responde dando un paso hacia adelante—. Te lo dice una persona que ha intentado solucionar los problemas de esa manera y no le sirvió para nada. Tae, que tú te descargues a golpes no hará sentirse mejor a Lacie, no volverás el tiempo atrás.
—Por lo menos aliviare un poco el dolor que estoy sintiendo. —Bera niega deteniéndose delante de mí.
—No —murmura tomándome ambos brazos—. El dolor se quita llorando, no golpeando. Se más inteligente que Oscar y no te conviertas en lo que él quiere, porque subiéndote a ese coche lograrás cumplir con su cometido. A veces la justicia por mano propia no suena tan bien como uno lo dice y te deja un sentimiento tan extraño de satisfacción que en realidad no termina siendo tan satisfactoria. Tú no eres así, ¿y sabes por qué estoy tan segura de eso? —Sube una mano hasta mi mejilla cuando siento el deslizar de una lágrima—. Porque cuando me encontraba en la misma situación fuiste tú quien me frenó y me hizo recordar cuales eran mis principios. Así que aquí estoy yo. —Me atrae hasta su cuerpo abrazándome—. Llora si quieres hacerlo, la mejor forma de liberarte del dolor es enfrentándote a tus propios miedos.
Apoye mi frente en su hombro cuando me quedé sin fuerzas para seguir manteniéndome firme y sintiendo sus caricias alentadoras en mi espalda me tome el privilegio de llorar en silencio despojándome de todos aquellos miedos que estaban torturándome el alma.