54. En peligro.

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T A E

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T A E

—Es un animal —vociferó con indignación. La conocía lo suficiente para saber que esa no fue la palabra que quiso decir, pero claro, ella jamás iba a perder su clase—. ¿No es la novia de Kilian? Debería darle clases de modales.

Debajo del charco de sangre que tiene su rostro pálido, Cielo eleva la mirada acusatoria hacia mí. También la conocía a ella, era una arpía y de las mejores. Fue mi primera y única amiga, claro que le tenía un tipo de afecto y que por eso me costaba apartarla de mí, pero ya estaba superando hasta mis propios límites.

Quería mostrarse como cual mosquita muerta, como una dama en apuros después de ser golpeada sin razón. Eso era lo que aparentaba, porque hubo y de sobra razones para que Lacie actuará como tal. Bera tenía razón, yo no era una persona que alabara la violencia, pero sí fue duro hasta para mí, no podía imaginarme como lo fue para ella.

Cielo no tenía ningún derecho de decir lo que dijo, ni de exigir explicaciones, ni mucho menos de opinar sobre los demás cuando ella no era un honorable ejemplo, así que aunque sonara cruel realmente se lo merecía y me sentía orgulloso de mi rubia.

Ya estaba cruzando mis propios límites con respecto a ese tramo de su vida y no iba a poder tolerar que alguien quisiera sobrepasarse con ella por aquello. Lacie no hizo más que sobrevivir, sin arruinarle la vida a nadie, destruyéndose la suya propia y aún así era juzgada.

—No es la novia de Kilian —quiso acusar disimuladamente, pero la indirecta se clavó sobre mis ojos y a mi madre no le costó seguir el hilo.

—¿Qué quieres decir con eso? —inquirió sospechándolo. Nos observó mutuamente mientras la aniquilaba con la mirada pensando en mil maneras de sacarla del despacho, pero el grito ahogado de mi madre volvió a romper el silencio—. ¡¿Estás acostándote con ella, Tae?!

¿Realmente debería darle explicaciones? Esto ya me estaba desesperando, quería irme de aquí urgentemente pero no iba a hacerlo sin antes aclarar todo este circo.

—¿Y si es así qué? —desafié—. ¿No crees que tengo los años suficientes como para decidir sobre mi vida amorosa? No te necesite en la adolescencia e imagínate si lo voy a hacer ahora, no me hagas reír, por favor.

—Estás siendo un irrespetuoso. —Me apunto con su dedo índice. Lleve ambas manos a la cintura y eleve ambas cejas asintiendo.

—Y no sabes cómo lo estoy disfrutando.

Abrió su boca con indignación no creyéndose que aquellas palabras estén saliendo de mi boca. Jamás le había dicho nada, ni siquiera por la vida de mierda que le estaba haciendo pasar a su hija con los fantasmas de su pasado. Una madre veneraba por el bienestar de sus hijos, una madre jamás optaría por apoyar a un hombre que dejó abandonada a su hija con su nieto, una madre simplemente no ignoraba que tenía a tres niños con una vida de mierda cubierta por dinero. O eso era lo que yo tenía como concepto y ella no cumplía los estándares.

Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora