L A C I E
Me llevo el cepillo a la boca y lo sostengo de la punta mientras le doy una mirada rápida a la pantalla de la televisión. Mi entrecejo se frunce cuando no entiendo el movimiento que hace e intentando recrearlo tomó con firmeza los dos mechones rubios de Estrella.
—Me estás tirando el cabello —se queja.—Lo sé, ya termino —respondo sin tomarle mucha importancia. Estrella suspira y vuelve a darle atención a su muñeca.
Jodida mierda y las mujeres que enseñan peinados con tanta facilidad, ¿por qué Dios no me ha dado el dichoso poder de peinar, maquillar y cocinar bien? ¿dónde estaba cuando estuvo repartiendo todo aquello? Seguro que quejándome por la falta de mis atributos.
Aunque la mujer morena detrás de la pantalla siga explicando el peinado —que por puesto no me sale— no me rindo y lo hago como puedo.
—¿Todavía sigues con ese estúpido peinado, Lacie? —se burla Idaly apenas cruza el umbral de la puerta. No le prestó atención y concentrada intentó pasar los mechones entre sí. Idaly se ríe—. ¡Son dos trenzas clásicas, por Dios!
—Lo siento por no haber nacido con el don de peinar bien —ironizó, soltando un bufido—. Lo máximo que me he hecho fue aplicarme dos hebillas en mis costados.
—¿Qué va a suceder cuando tengas hijos? —Ni siquiera elevo la mirada ante ese comentario.
—¿Todavía piensas que quiero tener hijos? Creo que deberías ir aceptando que el deseo de una mujer no siempre es ser madre.
—No te entiendo, a mi me encantaría la verdad.
Esta vez sí elevo la mirada y la analizo con mi mirada.
—¿Traer un bebé a este mundo lleno de corrupción? ¿realmente ese es tu deseo? —interrogó. La verdad que pocas veces hemos sacado conversaciones así y nunca llegamos a comprendernos mutuamente—. ¿No tienes miedo? Porque lo mínimo que yo tendría sería eso, miedo.
—¿Miedo de qué?
—Miedo de que mi bebé sea una mujer y tenga que protegerla de este mundo corrupto cuando tendría que ser libre como los demás. Miedo a exigirle que se cubra las piernas porque para las mentes retorcidas eso es provocar. Miedo a enseñarle que para algunos hombres somos objetos sexuales, que cuando se cansan nos dan el fin y eso se está normalizando. Miedo a perderla. —Trago saliva—. Y si es niño es realmente lo mismo. El mundo sigue teniendo su lado corrupto, ¿quién me garantiza que no lo lleven por el lado bueno? ¿quién podría prometerme que por más lección de vida que le dé un día termine perdiéndolo en mis brazos? Es pánico, Idaly.
Ella suspira resignada sin moverse de donde está.
—Odio cuando me dejas sin palabras, pero tienes razón y te comprendo. —Asiente—. También tengo ese pánico, créeme, pero mi deseo siempre fue ese. Dar vida.
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Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]
RomancePrepotente, decidida, fuerte, vengativa, competitiva, con humor ácido, sarcástica en ocasiones serias y con unas curvas de armas. Lacie es el prototipo de una mujer perfecta, lástima que trabajar de Escort no ayuda como beneficio a todo aquello. Y e...