Observó la vista desde el gran ventanal que hay en mi despacho y cuando siento los toques en la puerta giró sobre mis talones antes de darle el permiso. Mi secretaria ingresa a dejar los últimos papeles antes de irse y como siempre se despide deseándome un buen día.
Me siento detrás de mi escritorio cuando enciendo mi computador y ordeno un poco los papeles que acababa de dejarme. Ya me tocaba irme a mí también, pero sabía que si me llevaba el trabajo a casa probablemente no lo terminaría. Había decidido tomarme unos días de descanso, más de lo que ya me había tomado, y era porque no estaba acostumbrado a trabajar tanto.
Las cosas no estaban mal, de hecho todo estaba perfecto, pero como siempre administrar muchas empresas, restaurantes, hoteles y muchísimas cosas más llevaba su tiempo. Solamente éramos tres y aunque teníamos a personas que se encargaban de los problemas estando cerca, a veces requerían de nuestra presencia.
Lo teníamos todo en nuestras manos, administrábamos y éramos dueños de casi todo en varios países, pero sus beneficios también traían cosas malas. Competencias, intentos de robos, estafas, caídas de números en empresas y tantas cosas más en las que con mucho esfuerzo pudimos salir adelante triunfando casi siempre.
Cuando terminó de firmar los papeles que me quedaban después de leerlos comienzo a escribir el correo que tenía pendiente. Me habían hecho una oferta muy buena, pero como no estaba dentro de nuestros requisitos no pudimos comprarla aunque yo no deje de estar en contacto con ellos.
Le doy una mirada a mi móvil cuando se enciende a causa de un mensaje y al elevar la vista puedo observar por el cristal de las paredes como una cabellera roja se va hasta el ascensor. Una sonrisa crece en mis labios al ver que Hank se salió con la suya e inmediatamente me levanto de mi lugar después de guardar los papeles importantes en mi maletín.
—Señor Carter. —Me detengo cuando uno de los de seguridad me llama. Giro para ver qué es lo que sucede y lo que veo detrás de él es suficiente para poner mis ojos en blanco. El guardia me pide disculpas con una sonrisa y con un ademán de mano le hago saber que se puede ir.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto, volviendo nuevamente a mi despacho. Cuando ambos estamos adentro ella cierra la puerta con brusquedad.
—¿Qué hago aquí? —Apoya ambas manos en su cintura—. ¡Estuve buscándote como una loca todos estos días!
—Por lo visto loca eres, así que todavía no puedo ver que es lo que está sucediendo. —Me siento en la silla detrás de mi escritorio y me recuesto en el respaldo apoyando los codos en los laterales.
—¿Se puede saber por qué me sacaste el trabajo? —Hunde sus cejas, sin deshacer su postura.
—Claro que sí, siéntate por favor —la invito, pero ella niega rápidamente—. Bueno, te despedí porque me siento acosado. Tengo porque, te has aparecido por mi casa y que yo sepa ahí no trabajas, también el otro día te me insinuaste y perdiste los papeles de esta historia. Tú eres una empleada, yo soy tu jefe y como no lo comprendías tuve que tomar esa triste decisión.
ESTÁS LEYENDO
Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]
RomancePrepotente, decidida, fuerte, vengativa, competitiva, con humor ácido, sarcástica en ocasiones serias y con unas curvas de armas. Lacie es el prototipo de una mujer perfecta, lástima que trabajar de Escort no ayuda como beneficio a todo aquello. Y e...