62. Por nosotros.

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No habíamos querido despegarnos uno del otro durante varios minutos en donde nos dejamos consumir por un extenso silencio que solo era roto por nuestra relajada respiración

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No habíamos querido despegarnos uno del otro durante varios minutos en donde nos dejamos consumir por un extenso silencio que solo era roto por nuestra relajada respiración. Había mantenido los ojos cerrados mientras mis brazos rodeaban su cuerpo con protección, como si temiera que alguien en cualquier momento quisiese robarmelo y al abrir los ojos no solo descubrí que estábamos completamente solos, sino que él me abrazaba de la misma manera. 

Sentí como su cuerpo soltó un suspiro inconscientemente y la reacción de mi cuerpo fue erizarse escondiendo mi rostro en su cuello. Estaba sentada en el escritorio con mis brazos y piernas rodeándolo, así que llegaba perfectamente a su cuello. Le dejé un pequeño beso como anticipación y de apoco comencé a soltarlo en contra de mi voluntad.

Cuando sus ojos grisáceos volvieron a ser míos apreté mis labios esbozando una media sonrisa e intente bajar la mirada, pero sus dedos tocaron mi mentón y de un tirón elevo mi rostro nuevamente para que la conexión de nuestra mirada no se corte. Como si supiera que todos mis miedos estaban asechandome esbozo una sonrisa tan cálida que mi corazón no resistió ante tanta agonía y rompió la distancia entre los dos.

Bese sus labios como si hubiese sido la primera vez, como si los dos fuéramos unos adolescentes compartiendo la experiencia por primera vez. Carter soltó aire por su nariz y adueñándose de mi mejilla me acomodo lo suficiente para despegarse unos minutos y verme directamente con intenciones de expresarme todo lo que estaba sintiendo. Trague saliva y antes de poder emitir algo sus labios volvieron a reunirse con los míos de una forma mucho más salvaje.

Necesitando cada parte de él lleve ambas manos a sus hombros para acariciarlo por arriba de la tela fina de su camisa y cuando sentí como jaloneo mi cuerpo en busca de más cercanía baje las manos hasta los botones buscando desprenderlo con desesperación. Tae no se opuso a que mis manos recorrieran su piel, a que mis pocas uñas se clavaran sobre él buscando intensidad, se dejó hacer mientras mis labios retomaban otro camino y bajaban por su gargantilla hasta su pecho expuesto una vez que los botones dejaron de ser partícipe.

—Lacie...—murmuró con voz ronca, subiendo sus manos hasta mis hombros para separarme de él. Quise protestar pero cuando su mirada se clavó en la mía supe que no tenía que apartarme de él, ni ahora ni nunca—. Voy a esperarte siempre.

Quise decirle que no hacía falta, que no tenía que detener su vida mientras yo reconstruia la mía y que por sobre todo, él merecía ser feliz. Tae se merecía todo lo bueno pero no podía imaginarme a él con otra persona, simplemente no podía dejar de ser egoísta cuando se trataba sobre él.

Relamí mis labios ansiosa porque sentía tantas cosas que no comprendía ni siquiera la mitad de ellas y dejándome llevar decidí aceptar aquello que mi subconsciente me pedía a gritos.

—Prometo que mejorare —musite muy bajo, temiendo su reacción—. por mí, por todos y sobre todo por nosotros.

Tae sonrió acariciando mis mejillas.

Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora