Observo mi expresión demacrada por el reflejo del espejo y gesticuló una mueca de disgusto al ver las ojeras pronunciadas debajo de mis ojos los cuales antes solían contener un brillo peculiar. Tomó el pequeño neceser que Idaly había dejado en el baño de su habitación y con cuidado comienzo a maquillarme para cubrir un poco el hecho de que no había podido dormir bien durante una semana completa.
Ya habían pasado varios días desde el suicidio de Oscar y aunque en algún momento llegue a pensar que podría sentirme mucho mejor y más liberada, la verdad es que su fantasma me perseguía hasta en mis peores pesadillas. No había podido conciliar el sueño porque cada vez que cerraba los ojos él ahí estaba, a veces sin hacer nada o muchas otras maltratandome como siempre lo solía hacer. Aún así, no solamente era eso lo que me tenía absolutamente casada, sino qué después de que Tae me confesará que estábamos en peligro me había vuelto muy sobreprotectora con los míos y no tenerlos cerca no me dejaba tranquila.
Había pasado de ser una chica sin muchas preocupaciones a estar encima de Jarvis, Estrella y de la mismísima Idaly todo el rato verificando que todo estuviera bien porque si algo llegaba a ocurrirles por mi culpa eso jamás me lo iba a poder perdonar.
Termino de maquillarme sin ser tan exagerada y guardando las cosas me echó una mirada más a mi reflejo antes de ir a atender la puerta cuando siento el timbre retumbar por todo el departamento. Suelto un suspiro cansino a medida que me voy acercando y al abrirla intento fingir mi mejor sonrisa.
—¡Hey! ¿Qué tal? —saludo al ver a Amelie con una bolsa en sus manos y una expresión casi similar a la mía. Descubro su sonrisa forzada y sin ánimos cuando me la dedica y ladea su cabeza tirando su cabello detrás de sus hombros.
—Muy bien, pasaba por aquí porque he dejado a Thomas en clases de idioma y pensé que sería bueno compartir algo mientras espero que se cumpla la hora —explica su presencia en el lugar. Sin hacerla esperar asiento con mi cabeza y le hago lugar para que ingrese—. ¿Cómo estás tú?
—Muchísimo mejor —mentí, guiandola hacia la cocina—. Hace unos días me incorporé nuevamente al bar por la tarde y por la mañana estoy ayudando a Tae en la empresa.
—Te he visto, aunque no tuvimos mucho tiempo de coincidir. —Toma lugar en uno de los taburetes y deja la pequeña bolsa con masa fina en la mesa mientras preparo los dos té—. Supe que la secretaría de Tae iba a dar a luz, pero no pensé en que te pediría a ti para que la reemplaces.
Asentí con mi cabeza.
—Estuvimos hablando, mucho en realidad porque me he puesto un poco arisca a ese tema pero él me dijo que el sueldo es casi lo mismo que me iba a cobrar el alquiler del departamento, así que quedamos en que lo ayudaría por la mañana y no me cobraría el alquiler.
Cuando me lo había propuesto no había sonado tan tentador como lo pensaba, sobre todo porque odiaba mucho que Carter interfiriera en mis problemas de dinero, pero ahora admitía que lo único que hizo fue sacarme un peso de encima. Amelie frunció su entrecejo.
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Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]
Roman d'amourPrepotente, decidida, fuerte, vengativa, competitiva, con humor ácido, sarcástica en ocasiones serias y con unas curvas de armas. Lacie es el prototipo de una mujer perfecta, lástima que trabajar de Escort no ayuda como beneficio a todo aquello. Y e...