9. Estás muerto en vida, Tae Carter.

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L A C I E

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L A C I E

¿Cómo se hace la señal para avisarle a Batman que necesitas su ayuda? ¿Cruzo mis manos y engancho mis dedos pulgares antes de elevarlo al aire? ¡Mierda, no! Parece un ave, no un puto murciélago.

Repaso la distancia que tiene el departamento de Tae con el asfalto de la calle y pasó una mano por mi cabello.

« ¡Mierda, le temo a las alturas!»

Ok, espero que el capitán Garfio me salve con su barco que vuela, Peter pan, ¡O Tinker Bell! Pero no quiero morir, «Dios ayúdame».

Vuelvo a mirar hacia el cielo esperando que algún ser extraño, incluso un aliens, aparezca para salvarme, pero cuando no encuentro nada más que estrellas y una luna juzgando mi huida del departamento, saco una pierna por el marco de la ventana dispuesta a lanzarme y creer en las hadas.

«Creo, creo, yo creo en las had...»

—Bájate de ahí que no quiero pasar la noche en la sala de interrogación porque una loca psicópata no soporto estar en un departamento con alguien más y decidió lanzarse por la ventana —habla detrás de mí. Giro para ver la distancia que nos divide y lo encuentro apoyado en la pared de su baño cruzado de brazos.

Tal vez tenga razón, pero creo que también soy claustrofóbica y su cercanía comienza a afectarme de una manera que no me gusta para nada. Yo debería de estar pasando las últimas horas de cumpleaños con Estrellas, ¡no aquí! Maldita sea.

—Me quiero ir. —Pienso en voz alta, pero creo que ya lo sabe con mi casi-intento de suicidio.

No solamente porque odio su presencia, sino porque le prometí a Estrella pasar el día con ella y le estoy fallando, ¡esto debió ser rápido! le había dicho que iría a comprar para comer. La sola idea de ver su rostro desilusionado cuando no llegue para cantarle el feliz cumpleaños me apretuja entera pero no lo demuestro y me aparto de la ventana por mi bien.

Iba a cometer una estupidez y no había pensado en ella, en Jarvis y en Idaly.

—Y yo quiero que te vayas, pero mala suerte para los dos porque llame a un cerrajero y no viene hasta mañana. —Aquello llama mi atención haciéndome considerar nuevamente la posibilidad de arrojarme por la ventana, pero esta vez solamente asiento sin dramatizar más el asunto—. No me gusta esta situación, incluso aún más que tú, pero tengo que saber que no me sacaras un ojo en lo que pasa la noche y viene el cerrajero.

—Enciérrame aquí. —Me encojo de hombros, cruzándome de brazos cuando siento que la tela del vestido corto es muy poca ante sus ojos—. Créeme que el último lugar donde quiero estar es contigo, a tu lado.

Tae no aparta su mirada oscura e intensa de mi rostro, tal vez tratando de buscar algún indicio que le diga que le estoy mintiendo o ocultando algo, pero cuando no encuentra nada asiente desinteresado. No lo conocía, no más que unos simples encuentros que en realidad fueron dos, pero sabía que esta situación lo estaba agobiando tanto como a mí. Eramos dos desconocidos en un departamento lujoso, el lugar lloraba riqueza por todas partes y tan irónicamente aquello me sentía sentir realmente incómoda.

Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora