40. Loco por ti.

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T A E

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T A E

Elevo un poco el mentón para saludar al gerente del bar y guiándome por el pequeño espacio que dejan las personas me uno a los cuerpos que están en la parte de la barra. Me deslizo en uno de los taburetes vacíos y con una sonrisa fingida llamó la atención de la chica que está detrás secando unos vasos.

—Guapo, ¿qué vas a tomar?

Hubiese preferido esperarla para beber algo pero no pasaba nada si comenzaba antes.

—Bourbon —respondo.

La chica castaña asiente estando de acuerdo y sonríe.

—Muy buena elección.

No era alguien fanático del Bourbon, pero beberlo me hacia recordar un poco a mi padre. A él le encantaba. Lo recuerdo bebiéndose un vaso siempre a la noche después de cenar para solucionar unos problemas o simplemente para relajarse detrás de su escritorio, con la luz tenue y recostado con la mirada perdida.

Apartó la mirada de la chica cuando el móvil comienza a vibrar en mi bolsillo y lo sacó desbloqueándolo. Ayer había quedado con Amelie en que me llevaría a Thomas todo el día para que pudiera planificar bien su fiesta de cumpleaños, por suerte el horario de niñera había acabado ya hace unas dos horas.

Le respondo rápidamente y cuando escucho el sonido del vaso deslizándose por la barra lo vuelvo a guardar. Me bajo del taburete y haciéndome espacio entre las personas comienzo a caminar hasta las escaleras que están apartadas en la zona derecha del lugar.

El guardia me pide el nombre apenas llego y al encontrarme en la lista me deja ingresar. Arriba la cosa está mucho más tranquila, por suerte. Encuentro con facilidad una mesa vacía y la tomó aprovechando el momento.

Habíamos quedado en que nos encontraríamos a las una de la mañana en el bar, pero como tenía cosas que hacer y el bar me quedaba de paso, llegué temprano. Aunque en realidad no faltaba mucho y esperar unos segundos más no me iban a matar. Como acordamos, cuando las una llega a mi reloj, veo una melena azabache asomándose en las escaleras. El vestido rosa que lleva puesto llama la atención de todas las personas que estaban conversando entre sí y aprovechando sus años de pasarela comienza a caminar hacia mí luciendo sus largas piernas.

Llega, se sienta a mi lado y se inclina dejando un beso en la comisura de mis labios.

—Pensé que iba a llegar tarde, ¿estás aquí hace mucho? —pregunta, apoyando su pequeño bolso en sus muslos desnudos. Eleva una de sus manos y llama a la mesera que está en la planta de arriba—. Un Gin Tonic y...—Le enseño mi mano—. Por el momento solamente eso, gracias.

—Llegue hace unos minutos, tenía algunos trabajos que hacer cerca de aquí —respondo apenas la chica se va—. No tardaste mucho de todas formas.

—Acostúmbrate, el maquillaje y el atuendo no es rápido de escoger. —Cruza una pierna sobre la otra, apoyándose en su rodilla—. ¿Has traído lo que te pedí?

Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora